Las
afectaciones al sistema inmunológico
en los pacientes con VIH los hacen susceptibles a desarrollar enfermedades
oportunistas. Pese a la efectividad de las terapias antirretrovirales,
que ha disminuido la incidencia de ciertos
tipos de
cáncer, el que afecta el sistema linfático sigue siendo un
peligro que hay que considerar.
Por
Mario Alberto Reyes
El linfoma es un cáncer que afecta al sistema linfático,
parte del sistema de defensas, conformado por una amplia red de vasos que
recorren el organismo y desembocan en los ganglios linfáticos, ubicados
en varias partes del cuerpo, como cuello, axilas, ingles, abdomen y tórax.
Los vasos contienen un líquido denominado linfa que tiene la función
de transportar nutrientes, desechos y linfocitos (células sanguíneas
que auxilian al cuerpo a combatir las infecciones, reconocer cuerpos extraños
y destruirlos).
“
Cuando una persona tiene un linfoma significa que algunos de sus linfocitos
están fuera de control y se agrupan en los ganglios con la posibilidad
de aumentar de tamaño y el peligro de formar tumores. Se denomina
Linfoma No Hodgkin (LNH), para diferenciarlo de otros que tienen un comportamiento
distinto”, comenta el doctor Jorge Vela Ojeda, jefe de Unidad de
Servicio de Hematología, del Centro Médico Nacional La
Raza.
Síntomas
La sintomatología presentada por quienes tienen LNH consiste en
el crecimiento de los ganglios linfáticos o adenopatía, la
cual suele ser indolora y no causa molestias, por lo que, salvo al tacto,
puede pasar desapercibida durante largo tiempo. Otros síntomas son
sudor excesivo, especialmente en las noches, fiebre, pérdida de
peso inexplicable, falta de apetito, cansancio anormal, tos o falta de
respiración y lesiones en la piel como tumoraciones.
La aparición de adenopatías no significa necesariamente la
existencia de algún linfoma, pues hay muchas causas por las cuales
pueden crecer los ganglios, por ejemplo infecciones derivadas de problemas
de caries dental o de tuberculosis, por lo que la única forma de
hacer el diagnóstico diferencial es a través de la extracción
y análisis de una parte del ganglio inflamado.
En la mayoría de los casos se ignora por qué aparece un linfoma.
Se ha relacionado con cuestiones ambientales y ciertos productos tóxicos,
pero no se ha demostrado una relación directa con ninguno de
ellos. En cambio, se han observado algunos factores que lo predisponen,
como
por ejemplo las enfermedades virales, como el VIH/sida.
Linfoma en portadores del VIH/sida
Las personas seropositivas tienen mayor disposición a adquirir no
sólo linfomas sino cualquier tipo de cáncer a causa de la
debilidad del sistema inmunológico. En contraste con otros como
el de sarcoma de Kaposi y el cervical, también asociados al VIH/sida,
y cuyos registros han disminuido como consecuencia de la mayor efectividad
de las terapias antirretrovirales, el ocasionado por el LNH mantiene la
misma incidencia. De hecho, pueden detectarse más casos de este
cáncer debido a que los portadores viven más tiempo, señala
Vela Ojeda.
El especialista comenta que el LNH relacionado con el VIH/sida, está asociado
al virus de Epstein Barr, un tipo de herpes que afecta a casi todos los
humanos en la adolescencia, y tiene su origen en los linfocitos B. Gracias
a que dichas células están en casi todo el cuerpo, los tumores
pueden aparecer en muchos lugares como hueso, cerebro, abdomen y pulmones,
y se extienden por medio del sistema linfático. De acuerdo con los
investigadores del Centro Médico La Raza, el LNH es la cuarta causa
de cáncer más frecuente en México, sólo antecedido
por el cérvico-uterino, de mama y de próstata.
Tratamientos más comunes
Para mejorar su calidad de vida, el seropositivo con LNH debe recibir
cualquiera de los tratamientos destinados a combatir el linfoma como
pueden ser quimioterapia,
terapias combinadas, radioterapia, trasplante o autotrasplante de progenitores
hematopoyéticos, es decir, de células madre de un donador
o de células propias.
Recientemente, señala Vela Ojeda, está disponible una nueva
clase de medicamentos, denominados anticuerpos monoclonales, que se inyectan,
y a diferencia de la quimioterapia, que destruye células tumorales
y sanas, el anticuerpo monoclonal funciona como una medicina “inteligente” porque
al penetrar la sangre del paciente, busca directamente a las células
cancerosas y las destruye, respetando a las sanas.
Estos medicamentos fueron aprobados para ciertos tipos de linfomas,
es decir, no se autorizaron específicamente para los relacionados con
el VIH/sida, aunque actualmente muchos doctores lo utilizan para tratar
personas seropositivas con este tipo de cáncer.
El tratamiento del LNH es un procedimiento agresivo, y aunque puede
curar al paciente, también puede causar serios efectos secundarios y disminuir
la calidad de vida. Los portadores del VIH con recuentos de células
T mayores a 200, con linfoma en una etapa temprana, menores de 35 años
de edad y sin problemas relativos al sida, tienen las mejores posibilidades
de curación del linfoma.
El LNH puede progresar más rápido en los portadores del VIH
y puede ser más difícil de tratar. Sin embargo, menciona
el doctor Jorge Vela, hoy en día quienes son seropositivos y tienen
LNH, tienen un mejor pronóstico en materia de salud debido a los
avances científicos registrados.
“
Anteriormente, ser paciente seropositivo con LNH era sinónimo de
un rápido deterioro físico, ahora, con los tratamientos modernos
que hay para ambos padecimientos, la situación se ha modificado
para bien y hay una mayor tolerancia a los medicamentos”, finaliza
Jorge Vela. |
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