Se rindió homenaje a quien impulsó la rica diversidad lingüística de México
Reivindican la obra del jurista y filólogo oaxaqueño Francisco Belmar
Con dos mesas redondas y la participación de 10 especialistas mexicanos y extranjeros, ayer se rindió homenaje en el Museo Nacional de Antropología al abogado y filólogo oaxaqueño Francisco Belmar, autor de Glotología indígena mexicana, libro considerado ''un monumento de la filología nacional".
En el acto se reconoció que el trabajo de Belmar (1859-¿1925-27?) se desarrolló en una época -finales del porfiriato y principios de la Revolución Mexicana- en que predominaba la tendencia a castellanizar y homologar a la nación.
Y es que Belmar produjo textos para la enseñanza del zapoteco en la primaria, investigó y escribió libros sobre casi todas las lenguas de Oaxaca, como el huave, el amuzgo, el trique, el mixe, el chatino, el cuicateco, el chocho y el mazateco, y creó una propuesta clasificatoria para esclarecer el origen y evolución de la rica diversidad lingüística de México.
Belmar fue ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación durante el porfiriato y miembro de varias asociaciones científicas mexicanas y extranjeras. Su ánimo decayó tras la invasión estadunidense en Tampico y Veracruz, y luego de ser encarcelado por el gobierno de Venustiano Carranza, como sospechoso de favorecer a Victoriano Huerta. A partir de ahí se retiró de la vida pública.
Realizado en el auditorio Fray Bernardino de Sahagún, en la primera mesa participaron los historiadores, filólogos y lingüistas Susana Cuevas, Mauricio Gnerre, Michael Swanton y Bárbara Cifuentes, quien leyó el texto Francisco Belmar: continuidad e innovación en los estudios sobre las lenguas indígenas de México.
En la segunda mesa intervinieron Sebastián van Doesburg, Pilar Máynez, Francisco Barriga, Thomas C. Smith-Stark, Beatriz Urías Horcasitas y Dora Pellicer. Entre el público se encontraban varios familiares del filólogo, como sus bisnietas Dulce y Olga Belmar y su tataranieto Francisco Belmar, quienes han ''sacado del baúl" documentos para los investigadores.
Disenso con Justo Sierra
''La idea de emplear las lenguas indígenas en la escuela primaria no gozaba de consenso entre los responsables de la política educativa de la época", dijo Bárbara Cifuentes, investigadora del posgrado de lingüística de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, y agregó:
''Justo Sierra, primero en su calidad de diputado y después como ministro de Instrucción, había exigido el uso exclusivo del español. Desde su perspectiva, esta medida era fundamental para inducir un sentimiento de nacionalidad y lograr la unidad de los mexicanos.
''Belmar, siendo ministro de Justicia, hizo público su disenso con Sierra. Sin contrariar los ideales de unidad nacional, aseguró que las lenguas amerindias podían ser objeto de cultivo para fines literarios y científicos. Planteó además una situación distinta con respecto al estatus del español en el país y dio argumentos para que los maestros conocieran las lenguas maternas de sus alumnos."
Cifuentes leyó una cita de Belmar en la que se aprecia su claridad sobre la diversidad cultural y lingüística del país, así como los resultados de su experiencia de investigación y de juzgado en Oaxaca:
''En México existen muchas lenguas maternas, pero no existe una lengua única nacional. El castellano no es el idioma nacional de México, sino el oficial que usa el gobierno y en el cual se imparte, sin resultado, la enseñanza a la raza indígena."
La investigadora aludió a los obstáculos enfrentados por Belmar en sus investigaciones y a las peripecias en torno de la publicación de Glotología indígena mexicana, la cual se conoce de manera parcial.
Tras señalar que la obra lingüística y propuestas clasificatorias de Belmar tuvieron diferente fortuna, Cifuentes destacó sus aportes en el estudio de las lenguas oaxaqueñas y haber dado pauta para el establecimiento del filum Otomangue. ''Coincidimos con él en que 'todas las razas de América merecen un lugar en la historia'".