Tratamiento, preciso
Falla la mayoría en el intento de dejar el hábito
Casi nueve de cada 10 personas que intentan dejar de fumar sin algún tratamiento fracasan y recaen en su adicción en pocos días, debido principalmente al síndrome de abstinencia a la nicotina, principal componente adictivo del cigarro y una de las 4 mil sustancias químicas que se encuentran en el humo de éste.
La nicotina es un alcaloide de rápida absorción, por lo que tiene la capacidad de llegar al cerebro en un lapso de entre 9 y 19 segundos posteriores a la exposición, e inmediatamente causa efectos en este órgano y en el resto del cuerpo generando descargas de adrenalina y glucosa. Por ello se incrementan la presión sanguínea y la frecuencia respiratoria, y se genera una descarga de dopamina en las áreas del cerebro que controlan el placer y la motivación.
Un fumador consume en promedio un tabaco en 10 inhalaciones, por lo que aquellos que acostumbran fumar una cajetilla al día se llevan el cigarrillo a la boca unas 200 veces, lo que al cabo de dos décadas propiciará en la persona más de "un millón de circunstancias personalizadas que lo impulsarán a fumar".
Pero al cabo de unos 25 años, en promedio, ya no todo es deleite, pues por lo general se empiezan a sentir los efectos que las sustancias contenidas en el humo generan en el sistema respiratorio, especialmente en los bronquios y los alvéolos pulmonares. Los primeros comienzan a irritarse debido a la acción de las sustancias carcinógenas contenidas en el humo. Esa afectación termina por producir alteraciones estructurales en la mucosa bronquial, las cuales, en un principio, son de carácter "bastante leve", pero conforme el hábito se prolonga genera que los bronquios inflamados produzcan "mayor cantidad de moco", el cual debe ser eliminado a través de la tos, y es justamente este síntoma el primero que el consumidor empieza a experimentar, señaló el neumólogo Juan Antonio García.
De continuar la adicción, y por tanto los daños en los bronquios se incrementan, sobrevienen las flemas y aumenta la predisposición a infecciones por bacteria, generándose bronquitis crónica exacerbada, la cual se caracteriza por fiebre y falta de aire, y las flemas cambian de color (se vuelven purulentas). Todo ello ocurre especialmente en épocas de frío, explicó el experto, quien es catedrático jubilado de la Universidad Nacional Autónoma de México.
El paso siguiente para muchos es el enfisema, que es la destrucción de los alvéolos pulmonares (estructuras encargadas de realizar el intercambio de oxígeno y bióxido de carbono), con lo cual el fumador comienza a experimentar disnea (falta de aire), lo que disminuye su capacidad para realizar actividades tan sencillas como caminar algunas cuadras.
Poco después se producen alteraciones en la oxigenación sanguínea, lo que deriva en cianosis, y se empieza a involucrar otros órganos como el corazón, el cual, al trabajar con más dificultad, aumenta de tamaño "para vencer la resistencia que le ponen las arterias", y de manera paralela se inflama el hígado y hay tendencia a acumular líquido en el abdomen (edema). Un paciente con enfisema puede padecer el mal entre 6 y 12 años antes de morir.
En lo que concierne al cáncer, García, quien laboró 28 años en las unidades de cuidados intensivos respiratorios del Centro Médico Siglo XXI y en el Hospital General de La Raza del IMSS, explicó que cuando hay inflamación continua de los bronquios se generan alteraciones en la estructura celular de la mucosa bronquial, lo que incide en que las células muten y experimenten metaplasia (desarrollo de un tumor). La neoplasia más frecuente entre los fumadores es el cáncer broncogénico central.
La nicotina no sólo genera cambios en los transmisores cerebrales. También se han empezado a documentar cambios neurológicos que acompañan la adicción, y la dependencia a esa sustancia llega a grado tal, que el síndrome de abstinencia se presenta a unas horas de haber fumado el último cigarro. Cuando se prolonga la falta de consumo la persona se deprime, se vuelve irritable y se alteran el sueño y el apetito, y hay déficit cognoscitivo.