Mercados laborales y migración
El mercado laboral en Estados Unidos ha tenido una historia muy particular. Para autores como Michael Reich, la proletarización de ese país se ha basado en lo que él y otros autores han denominado segmentación del mercado laboral, la cual supone que en el interior de los mercados de trabajo se refuerzan las divisiones de todo tipo: étnicas, religiosas, raciales y de género.
Reich hace un importante estudio en relación con la fábrica de automóviles Ford de principios del siglo XX en el cual explica cómo se iban dividiendo los procesos de trabajo con base en estas consideraciones, dirigiendo por ejemplo a los afroestadunidenses hacia determinados talleres en acererías y en las empresas de caucho.
La situación pasaba también por la segregación de las empleadas de oficina, a las que se les encargaban ciertas categorías de trabajo, aquellas que facilitaban su subordinación y que tenían que ver con una forma de rutinización de muchos de los trabajos administrativos. Todo ello apuntaba a la división de la clase trabajadora para fomentar sentimientos de competencia y evitar la consolidación de un movimiento obrero.
Debido a esta peculiar situación no es extraño suponer, como se pudo comprobar a lo largo del siglo XX y que se ha visto reforzado en este inicio de siglo, que la fuerza de trabajo migrante legal y de manera muy especial los trabajadores indocumentados tienen un lugar determinado en dichos mercados laborales, condición que bajo las exigencias de los procesos de trabajo actuales no sólo parece difícil, sino realmente imposible que esta tendencia sea superada.
Esto explica que los migrantes puedan encontrar trabajo en una economía que mantenga altos niveles de desempleo, ya que los seguros de desempleo hacen que los nativos no estén dispuestos a llevar a cabo estas labores, además de que los empleadores ven en la mano de obra migrante, sobre todo indocumentada, una oportunidad para abaratar sustancialmente sus costos, eludiendo cargas sociales y otros costos regulatorios.
Otro elemento que debe ser tomando en consideración cuando tratamos de adentrarnos en tan compleja situación es que, según señalan algunos autores, el salario para los trabajadores nativos representa una especie de estatus. Debido a ello es importante que se mantengan las diferencias de ingreso a lo largo de las jerarquías laborales. Y si esto puede lograrse es porque en la base se encuentran, de manera importante, los trabajadores migrantes para los cuales el estatus no depende de estas diferencias salariales, sino más bien de la posibilidad de poder enviar una importante cantidad de dinero en forma de remesas a sus comunidades de origen, y el ingreso, sea cual sea, es un medio para obtenerlo
Por tanto, a pesar de que son extraordinariamente explotados, puesto que el patrón se apropia de una parte muy importante del excedente que generan y esto justamente les ha permitido lograr los niveles de competitividad que han alcanzado, los migrantes logran enviar un monto extraordinario de remesas, resultado de sus enormes sacrificios, así como de la precariedad y austeridad con las que viven en Estados Unidos, y aquí es donde los migrantes colocan el honor y el prestigio.
Las nuevas tendencias de los flujos migratorios muestran que los migrantes ya no nada más se mueven hacia nuevos destinos migratorios a consecuencia de las nuevas necesidades de los empleadores, sino que se insertan en otros sectores, como el de la construcción, dado que existe una creciente necesidad de viviendas para los nuevos jubilados, trabajo que requiere mayor calificación y que está un poco mejor pagado.
Y mientras tanto, México está malogrando a una parte muy importante de su fuerza de trabajo, pues las remesas, por importante que sean, no compensan tan terrible pérdida.