No es literatura de segunda clase ni carece de validez universal, dice el autor gaditano
Reivindica Mendicutti la temática gay
California narra la historia de un joven homosexual que al madurar se vuelve progresista
Ampliar la imagen Imagen que ilustra la portada del libro editado por Tusquets FOTO Matthias Clamer
Para el escritor español Eduardo Mendicutti (Cádiz, 1948), la literatura de temática gay no es precisamente escrita por gays ni está dirigida sólo a lectores gays.
''No es una literatura de segunda clase ni que carezca de validez universal. Escribo para todo tipo de lectores, y espero que todos ellos -hombres, mujeres, homosexuales, heterosexuales- se acerquen a mis libros con la misma actitud con la que yo me acerco a los textos que no tienen esa temática.
"Pensar que por el hecho de que una novela tenga temática gay ya no me interesa es como pensar que Ana Karenina es prescindible porque trata de un adulterio heterosexual. Es una atrocidad.''
En su novela California (Tusquets), Mendicutti narra la historia de un joven homosexual y reivindica la defensa de los derechos y la dignidad de todos: homosexuales, mujeres e inmigrantes.
En entrevista, el autor señala que la temática gay "es como cualquier otra, y así debe ser considerada. En España ha pasado el tiempo en que esa literatura estaba prohibida (aunque mi primera novela, Tatuaje, con la que gané el Premio Sésamo en 1973, fue censurada y nunca se publicó). Pero también es cierto que aún debe cargar con prejuicios. De lectores, sobre todo; las lectoras casi no tienen problema''.
Con California, el narrador gaditano retorna a ese territorio mítico, espejismo de su juventud, pero también, una vez que ha madurado, se convierte en el lugar de la utopía, de la energía, de la creatividad, compatibles con la experiencia, el pragmatismo, el sentido común y el compromiso.
Mientras ''Madrid es el territorio real, biográfico, cotidiano. Es el lugar en el que puedo buscar, encontrar, otra California, una California estimulada por los recuerdos, los ideales, las esperanzas de crear un territorio más justo, más indócil, más comprometido.
''Y no importa que en esa California, como en la real, se vaya la luz de vez en cuando, llueva a veces, haya huracanes. Siempre digo que hay una esquina en Madrid, la confluencia de dos calles en el barrio de Salamanca, en la que, en verano, el sol huele a California: ese aroma a madera quemada del que se habla en mi novela. Es como una herida feliz.''
El volumen está dividido en tres partes para mostrar la evolución peculiar del narrador, no sólo en dos escenarios geográficos, sino también en dos tiempos distintos, separados con una fuerte elipsis de 30 años.
Al respecto, comenta: "Por lo general, estamos acostumbrados a la evolución de la gente en sentido contrario: durante la juventud, es indócil, rebelde, solidaria, combativa; luego, al madurar, sienta cabeza, protege lo que tiene, deja a los jóvenes el afán por cambiar el mundo".
Agrega que Carlos, personaje de la novela, cambia exactamente en sentido contrario: "¿Por qué va a ser ese cambio menos creíble que el otro? Y no se trata de la caída del caballo de San Pablo camino de Damasco; no se trata de una conversión, se trata simplemente de madurar. De cambiar a mejor".
Al reflexionar sobre el ejercicio literario que realiza, el autor asegura que le ayuda a sentirse libre, luego de que por algún tiempo, al ver prohibida su primera novela, en cierto sentido se autocensuró.
''Hasta que comprendí que aquellas cosas, censuradas por mí mismo, en realidad no las escribía yo, las escribía otro. Ahora escribo lo que quiero, sobre lo que quiero. ¿He tenido que pagar algún precio por ello? No me importa.''
Considera que ha aportado algo singular a la novela española contemporánea, pues ha sido capaz de crear (recrear) un lenguaje literario personal, distinto, insólito y nuevo.