Pemex: ¿tragedia o alternativa?
Que la deuda de Pemex ya llegó casi al valor de sus activos (o sea, de sus bienes). Las reservas probadas de petróleo crudo han seguido bajando, de una cifra oficial de 22.4 miles de millones de barriles en 2002 (ya no hablemos de épocas anteriores en las que se desplomó la mayoría de las reservas inventadas durante el llamado auge petrolero), a 12.9 miles de millones el primero de enero de 2005. En buena medida, se trató de auditorías, que se impusieron como condición para financiamientos, y que mostraron que buena parte de las supuestas reservas probadas, todavía en 2002, no eran tales. Las reservas probadas actuales, que por lo menos son más confiables que las anteriores, equivalen a 10 años de la producción promedio del año pasado. Además, la producción de crudo ha tendido a la baja desde septiembre del año pasado.
Este cuadro puede tomarse como una tragedia. Pero más bien requiere de una alternativa, de medios para superar los problemas implícitos en estos datos. Lo primero es la supuesta deuda de Pemex, sobre todo los llamados Pidiregas. A pesar de que Pemex produce y vende mucho más de lo que gasta, se le obliga a un endeudamiento que en realidad es de la Federación, por conducto de la Secretaría de Hacienda. Pero los tecnócratas quieren parecer muy eficientes ante la banca y las finanzas internacionales. A pesar de que es pública su ineficiencia recaudatoria, y en parte debido a las exenciones y los diferimientos fiscales a la banca y otros sectores privilegiados, la realidad es que tienen deudas gigantescas y que gastan en sueldos altísimos de los funcionarios. Y simulan que los endeudados son Pemex y el sector eléctrico. La primera medida alternativa consiste en reconocer ésta como deuda pública, consolidarla con la que ya se reconoce como tal y con la del Fobaproa-IPAB. Sobre esta base, es necesaria la restructuración de la deuda pública. Ya hemos hablado más en detalle sobre las diferentes modalidades que han tenido procesos anteriores similares.
Es necesario, también, un régimen fiscal que no despoje a Pemex de lo necesario para sus inversiones. Si esto no ocurre durante la actual legislatura, que tiene en proceso una iniciativa sobre el asunto, habrá que hacerlo en la siguiente, que resultará de las elecciones de julio de 2006. Con estos elementos, no habrá problema para financiar la inversión petrolera.
Hablaremos de la exploración y producción de petróleo crudo, que son las áreas de las que proceden los datos mencionados al principio. Se ha hablado de revivir Chicontepec; pero en diciembre se produjeron 20 mil barriles diarios, luego de más de mil pozos de desarrollo. Un promedio de 20 barriles diarios por perforación. Eso no es nada, y a ello hay que agregar los daños a la economía agrícola y ganadera de la región.
También se ha publicitado la perforación de pozos en "aguas profundas". Se perforó el Nab-1 a 679 metros. El crudo encontrado es extrapesado, 8.8 grados API, lo cual significa altísimos costos de producción, además de que la perforación cuesta más.
Es mucho más razonable, si no se busca publicidad sino resolver los problemas, destinar los recursos de exploración a desarrollar yacimientos que están localizados. Para la necesidad más inmediata, debe seguirse desarrollando el yacimiento, vecino de Cantarell, Ku-Maloob-Zap, pues se requiere menos infraestructura al aprovecharse la de Cantarell. Y deben desarrollarse yacimientos más accesibles y rentables, en tierra, como partes de Tabasco, y en aguas poco profundas, como Coatzacoalcos Marino y Litoral de Tabasco. En estas áreas predominan los crudos ligeros y superligeros por encima de los pesados. Esto no lo mencionamos en aras de las exportaciones, sino para las refinerías mexicanas, pues con crudos más ligeros van a producir más gasolina por barril de petróleo.
En cuanto a la producción, no se trata de aumentarla, la situación es crítica y no hay condiciones para ello. La promesa de 4 millones de barriles diarios es para quedar bien, en el muy corto plazo, con el gobierno estadunidense, pero las mentiras tienen piernas cortas. Lo que implica mucho trabajo e inversión, y que es una posibilidad real, es mantener un nivel de producción cercano al existente durante algunos años. Para ello se deben desarrollar los yacimientos mencionados.
Tampoco son las exportaciones la gran meta de todo esto. Primero, debemos sustituir nuestras importaciones estratégicas. Esto implica aumentar la capacidad de refinación. En la medida en que esto suceda, la refinación va a requerir más crudo y las exportaciones del mismo van a disminuir. Pero nuestro balance de divisas va a mejorar, porque nos ahorramos los dinerales que se van en importar, sobre todo, gasolina y gas.
No estamos pues, ante una tragedia. Estamos ante la necesidad imperiosa de impulsar un proyecto alternativo al que ya caducó.