Usted está aquí: viernes 27 de mayo de 2005 Ciencias Meteorito caído en Yucatán no causó la extinción de los dinosaurios: experta

Un estudio de Princeton afirma que los hechos están separados por 300 mil años

Meteorito caído en Yucatán no causó la extinción de los dinosaurios: experta

Gerta Keller asegura tener fósiles que prueban la teoría; opositores a la nueva tesis señalan que es imposible que dos cuerpos celestes hayan caído a la Tierra en un lapso de miles de años

JOSE GALAN

Una vez más, la teoría, ampliamente difundida, de que un meteorito que cayó en la península de Yucatán provocó la extinción de los dinosaurios ha sido puesta en duda. El asteroide que creó el cráter de Chicxulub, en la costa oriental de la península mexicana, habría caído demasiado pronto para provocar una extinción en masa en la era cretácica, según evidencias proporcionadas por la paleontóloga Gerta Keller, de la Universidad de Princeton.

La influyente revista científica Nature informa que las evidencias fueron expuestas el pasado 23 de mayo en una conferencia en la Unión Geofísica Estadunidense, en Nueva Or-leans, Luisiana. Muestras de sedimento extraídas al este de Texas confirman "sin duda" que restos de cristales esparcidos por el impacto en Chicxulub están separados de los fósiles de animales muertos durante la extinción en masa por una brecha de 300 mil años.

"Esto representa una herida mortal para la teoría de Chicxulub", dice Keller, y añade que los científicos deben montar una expedición para hallar el cráter del meteorito que en realidad provocó la extinción masiva de los dinosaurios. Pero muchos científicos no dan su brazo a torcer. Sean Gulick, de la Universidad de Texas en Austin, duda de esta revelación porque, dice, significa que otro enorme asteroide habría golpeado la tierra en la misma época, hace casi 65 millones de años. "Resultaría casi imposible", sostiene el investigador, quien estuvo a cargo del simposio sobre Chicxulub en la misma conferencia de Nueva Orleans.

Sin embargo, algunos expertos en sedimentos se han visto seducidos por los especímenes obtenidos. Por ejemplo, Paul Wignall, de la Universidad de Leeds, en el Reino Unido, sostiene que las evidencias presentadas por Keller "son muy convincentes", a pesar de que no asistió a la conferencia.

Hace dos años Keller sorprendió a los investigadores asistentes a una reunión de la Unión Geofísica Estadunidense celebrada en Niza, Francia, con el análisis de una parte de la corteza terrestre extraída a mil 500 metros de profundidad en un sitio ubicado en Yucatán, a 60 kilómetros del cráter de Chicxulub. El núcleo en Yucatán, llamado Yaxcopoil 1, fue el resultado de un proyecto internacional diseñado para obtener el registro más avanzado posible sobre sucesos ocurridos entre las eras terciaria y cretácica, pero se vio inmerso en disputas sobre el acceso al núcleo del cráter y por las subsecuentes interpretaciones de los hallazgos.

Keller sostiene que el cráter antecedió a la extinción en masa de los dinosaurios en cerca de 300 mil años. Sus críticos afirman que las capas de sedimento que ha investigado son, en realidad, escombros producto del colapso de las paredes del cráter. Pero el equipo que encabeza sostiene, a su vez, que las técnicas de fechamiento basadas en el paleomagnetismo descartan esa posibilidad.

Para zanjar las disputas, Keller realizó perforaciones 2 mil kilómetros al norte del cráter, a fin de obtener una muestra sedimentaria no afectada por el impacto. Así, en marzo pasado perforó tres pozos de 50 metros de profundidad cerca de la pequeña población de Rosebud, en Texas, a fin de extraer sedimentos de la época de la extinción de los dinosaurios.

De una sección de 2 metros del mejor núcleo sedimentario, el equipo de Keller obtuvo evidencias que, afirman, sostiene la teoría de un lapso de 300 mil años entre la llegada del asteroide y la extinción masiva. Primero hay una densa capa de dos centímetros de espesor de cristales alterados llamada bentonita, que consiste en materia desprendida del impacto en Chicxulub. Alrededor de 50 centímetros por encima se encuentran sedimentos producto del maremoto provocado, a su vez, por el impacto. Finalmente, 1.2 metros por encima de estos yacimientos existen restos de extinción masiva, representados por diminutos fósiles de plantas y animales que murieron por el fenómeno.

En Estados Unidos, la Fundación Nacional de la Ciencia otorgó a Keller 40 mil dólares para perforar otro pozo más, al lado opuesto de Chicxulub, 7 mil 800 kilómetros al sur, cerca de la ciudad de Recife, en Brasil. Keller espera con ello encontrar definitivamente las evidencias suficientes para acallar a sus críticos.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.