Usted está aquí: viernes 27 de mayo de 2005 Opinión ECONOMIA MORAL

ECONOMIA MORAL

Julio Boltvinik

Utopía, necesidades y capacidades

La británica Ruth Levitas analiza estos aspectos en la obra de Marx

La economía moral es convocada a existir como resistencia a la economía del "libre mercado": el alza del precio del pan puede equilibrar la oferta y la demanda de pan, pero no resuelve el hambre de la gente

UNO DE LOS comentarios más enriquecedores que he recibido sobre mi tesis doctoral que recientemente terminé y presenté (Ampliar la mirada. Un nuevo enfoque de la pobreza y el florecimiento humano), de la cual he estado hablando y presentando algunas ideas en entregas previas de Economía Moral, ha sido el de Ruth Levitas, profesora de la Universidad de Bristol (Gran Bretaña). He tenido la oportunidad reciente de exponer las ideas fundamentales de mi tesis en la Escuela de Estudios de Políticas de la misma Universidad (centro clave para el estudio de la pobreza en Europa, encabezado por Peter Townsend y David Gordon) y en el Queen Elizabeth House de la Universidad de Oxford. La profesora Levitas ha colaborado en varias de las investigaciones de este grupo.

EL COMENTARIO CENTRAL de la profesora Levitas se refiere a la viabilidad de mi enfoque en el seno de la sociedad capitalista. ¿Puede ser viable, por ejemplo, una política orientada al florecimiento humano en una sociedad regida por las reglas de generación de valor y acumulación de capital? ¿Es posible el florecimiento humano (definido como el desarrollo de las capacidades y necesidades humanas) cuando casi todos tenemos que vender nuestras propias capacidades para poder sobrevivir? Estas son algunas de las interrogantes que se relacionan con la pregunta central de Levitas. Como parte del diálogo con ella, me envió un artículo suyo, publicado en 2004, relacionado estrechamente con la pregunta en cuestión, algunos pasajes del cual quiero compartir hoy con mis lectores. El artículo se titularía, en español, algo así como "Más allá del derecho burgués: libertad, igualdad y utopía en Marx y Morris".1

LA AUTORA COMIENZA haciendo notar el contraste entre la actitud hacia Marx que prevalecía en la Gran Bretaña en los años setenta y la que prevalece hoy. En el primer periodo, señala, estudiantes, profesores y activistas políticos, organizaban grupos de lectura de El capital, y también se leía mucho El Manifiesto del Partido Comunista. Hoy día, en cambio, a pesar de las "operaciones al desnudo del capitalismo global, Marx ya no se lee". "De hecho, añade, los estudiantes de ciencias sociales pueden graduarse habiendo escasamente oído hablar de Marx, y desde luego sin haber leído ninguno de sus escritos". Para describir la actitud prevaleciente hoy día, cuenta una anécdota personal que nos revela que su cercanía al marxismo viene de familia: "Cuando recientemente lamenté que, después de un cambio de domicilio, las obras completas de Marx y Engels que heredé de mi padre, siguieran en el ático de la casa, la respuesta de un colega fue: 'es el lugar más adecuado para ellas'". Algo similar ha ocurrido en México. El interés en el pensamiento de Marx casi ha desaparecido. Explicar por qué ocurrió este cambio es un reto que no enfrenta Levitas. Pero no es de esto que me quiero ocupar hoy.

LOS PROBLEMAS QUE confrontó Marx hace 150 años, señala la profesora Levitas, siguen con nosotros: 1) cómo comprender la simultánea simplicidad (en los principios) y complejidad (en la práctica) del capitalismo global como un sistema de explotación (gigante, dinámico e intrínsecamente expansionista) de la mayor parte de la población del planeta por parte de una pequeña minoría; 2) cómo esperar o predecir, a partir de las fuerzas actuantes, un cambio radical que controle esas enormes fuerzas productivas para el bien general, con la complicación ahora añadida de la sustentabilidad ecológica; y 3) cómo imaginar los rasgos generales de un mundo mejor más allá del capitalismo, en un contexto en el cual se insiste que no hay opciones.

LA AUTORA SEÑALA que es el tercer punto el que se puede caracterizar como utópico. Discute el concepto de utopía, del cual es experta2, y sugiere que debemos entenderlo como la "expresión del deseo de un modo de vida mejor", y que es mucho más amplio que la descripción detallada de sociedades alternativas.

AL ABORDAR EL pensamiento de Marx al respecto, advierte de entrada que éste era muy cauto ante las especulaciones sobre la sociedad del futuro, rechazando escribir 'recetas' para las 'cocinas' del futuro. La autora explica esta cautela con dos razones. La primera es que según ella es imposible imaginar las necesidades, apetencias, y satisfacciones disponibles, en una sociedad futura radicalmente diferente. En este punto estoy en desacuerdo con Levitas. El ser humano del futuro puede discernirse a partir de la reflexión sobre la esencia humana y sus tendencias, así como a partir de las pistas que se pueden derivar de lo que algunos seres humanos de hoy y del pasado han alcanzado. Por otra parte, las apetencias y las necesidades deben separarse y no ponerse unas al lado de las otras como si fuesen de similar naturaleza. Hay una distancia enorme entre las necesidades humanas y las apetencias, deseos o preferencias.

LA SEGUNDA RAZON que esgrime la autora es que Marx y Engels rechazaron la política que "trata de cambiar el mundo a través de esquemas que resuelven prematuramente (o son incapaces de comprender) el conflicto de intereses entre las clases sociales". Sobre todo, dice la autora, el enfoque de Marx sobre el futuro puso énfasis en el proceso de cambio y no en la sociedad que resultaría del mismo.

SIN EMBARGO, LA autora muestra que, al menos según algunos autores, es posible reconstruir una imagen del futuro a partir de los propios escritos de Marx. Entre tales elementos, destaca la aspiración de Marx y Engels sobre la superación de la división del trabajo, expresada en La ideología alemana. Dicha superación haría posible que alguien, por ejemplo, se dedicase a la cacería en la mañana, a la pesca en la tarde y a la crítica después de la cena. El Manifiesto Comunista contiene una lista de medidas para arrebatar el capital a la burguesía, centralizar la producción en las manos del proletariado organizado como la clase gobernante, y para desarrollar las fuerzas productivas. Con la desaparición del antagonismo entre las clases, en la sociedad de los productores asociados el desarrollo libre de cada persona sería la condición del desarrollo libre de todos. La autora sostiene que, a pesar de estas instancias y de otras en las que Marx (y Engels) expresaron ideas sobre la sociedad futura, "existe un mapa carretero pero no hay video turístico del punto de destino".

RUTH LEVITAS ARGUMENTA que para Marx nuestras nociones, tanto de libertad como de igualdad, están constreñidas por el contexto social y que tanto nuestra preocupación y nuestro entendimiento de ellas son un producto del capitalismo. Por ejemplo, en El Manifiesto Marx y Engels sostienen que en las condiciones burguesas de producción por libertad se entiende el libre comercio, la libre compraventa. Al abolirse la compraventa, este sentido de libertad perdería todo sentido. En los Grundrisse (Elementos fundamentales para la crítica de la economía política), reseña la autora como Marx sostiene que "la expansión del tiempo libre, que es tanto tiempo de ocio como de actividades superiores" es una de las bases del "libre desarrollo de los individuos".

POR UNA PARTE, dice la profesora Levitas, los reinos del trabajo y no-trabajo son los de la necesidad y de la libertad. Pero aquí, con la percepción feminista aguda, la autora critica a Marx, quien no reconoce que la vida fuera del trabajo pueda entrañar mucho trabajo y estar gobernada por demandas necesarias, sobre todo de los seres humanos dependientes. Por otra parte, la naturaleza y condición del trabajo (en la sociedad comunista) se transforman, de tal manera que el trabajo, si bien sigue siendo necesario, es libre, con lo cual se de-construye la oposición binaria entre necesidad y libertad. Para que esto suceda, añade nuestra experta en utopía, el trabajo debe involucrar al trabajador como un sujeto activo que controla las fuerzas naturales, en vez de ser movilizado como una fuerza natural más.

EN SINTESIS, SEÑALA nuestra autora que la abolición de la división del trabajo, el desarrollo de las capacidades, la transformación de la naturaleza del trabajo y la abundancia material, son cuatro rasgos clave de la buena sociedad, los cuales se resumen en La crítica al programa de Gotha (de Marx), del cual cita el siguiente párrafo:

EN UNA FASE superior de la sociedad comunista, superada la esclavizante subordinación del individuo a la división del trabajo, y por tanto habiendo desaparecido la antítesis entre trabajo intelectual y manual; después que las fuerzas productivas hayan también aumentado con el desarrollo completo del individuo, y todos los resortes de la riqueza comunal fluyan más abundantemente -sólo entonces se podrá rebasar totalmente el horizonte del derecho burgués y la sociedad podrá inscribir en sus banderas: 'De cada uno según sus capacidades, a cada uno según sus necesidades'.3

LA AUTORA CONTEXTUALIZA esta cita, mostrando que se ubica en un pasaje en el que Marx critica severamente el enfoque de igualdad adoptado en el Programa del Partido de los Trabajadores de Alemania. Marx argumenta, reseña Levitas, que el derecho igual incorporado en la igualdad distributiva es en sí mismo un "derecho burgués", que "se apoya en el trato de los individuos con una medida estandarizada, como trabajadores".

ESTE ES UN punto muy importante. En mi tesis doctoral propongo dos medidas de pobreza económica, diferentes ambas a la usual que, en términos generales, ve en todos los individuos las mismas necesidades y evalúa la pobreza con una medida estandarizada (aunque puede aceptar variaciones cuantitativas entre individuos, por ejemplo, requerimientos calóricos diversos, según el peso del individuo). Mis propuestas, en cambio, suponen aceptar diferencias en las necesidades entre individuos, lo que no es fácil de aceptar. El análisis de Levitas sobre estos pasajes de la obra de Marx, que yo no hice en mi tesis, me permite entender mejor mi propia propuesta. Particularmente cuando señala que

LA IGUALDAD Y el derecho igual no pueden, en efecto, llevarnos más allá del derecho burgués, pues ambos suponen una medida estándar, que sólo puede ser aplicada a un aspecto del ser humano o de sus actividades, y no a una persona única y completa. A fin de cuentas, el desarrollo libre de las capacidades individuales (que son diversas) resultará tanto en necesidades y consumo desiguales como en contribuciones también desiguales en materia económica y social.

A PARTIR DE este punto, Ruth Levitas analiza el pensamiento del socialista británico William Morris, quien a través de ensayos y novelas especifica lo que podría significar, en términos de organización social, un sistema que operase con la regla de cada uno según sus capacidades y a cada uno según sus necesidades. Pero el espacio se ha agotado.

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1 Ruth Levitas, Beyond bourgeois right: freedom, equality and utopia in Marx and Morris, The European Legacy, Vol. 9, N°5, pp. 605-618, 2004.

2 Es autora del libro The concept of utopia, Syracuse University Press, 1990 (Gran Bretaña). En los reconocimientos, muestra de dónde viene su interés en el tema: "Heredé mi percepción que el mundo no tiene que ser así de mis padres, Liz y Maurice Levitas, quienes con el resto de una larga y compleja familia extensa, y amigos de diversas convicciones rojas y verdes han apoyado mi compromiso de la búsqueda de la utopía, y me han recordado constantemente que hay muchas maneras de aventurarse más allá del presente o de participar en el Gran Rechazo"

3 La cita precedente no está tomada de las traducciones existentes al español de este importante texto de Marx, sino que lo he traducido de la versión citada, en inglés, por la autora. Por ello el lector podrá percatarse que no coinciden las palabras usadas con las de las traducciones conocidas. Pido por ello una disculpa. Al encontrarme la Gran Bretaña, resulta muy difícil el acceso a los textos de Marx en español.

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