El álbum contiene tres discos con las obras maestras del músico y un dvd
Bebo de Cuba, legado de uno de los más grandes pianistas
Suite cubana es una gran celebración y un homenaje a nuestra patria lejana: Paquito D'Rivera
"El nunca había compartido con mejores músicos que los reunidos en la sesión de NY": Chediak
El testamento vital de una figura esencial de la música cubana se encuentra en el mercado, en las tiendas de discos, en los apartados de jazz, latin jazz, a veces en los de world music: Bebo de Cuba, álbum que contiene tres discos con las obras maestras de Bebo Valdés: Suite cubana y El solar de Bebo, más Cuaderno de Nueva York, un dvd memoria de un homenaje rendido al maestro por los mejores músicos de la urbe de hierro.
En El solar de Bebo hay danza, joropo, baladas (dedicadas a sus hijas y su esposa) y mucha descarga. En Suite cubana, Bebo pasa revista a los ritmos de su vida al conducir una potente big band de inconfundible sabor y sabiduría.
Toda la música fue compuesta, arreglada y dirigida por Bebo, y la producción es de Fernando Trueba y Nat Chediak. En la introducción de esta obra se dice: "Quedan sólo dos o tres figuras de la época de oro de la música cubana. Una de ellas se llama Bebo Valdés. Los conocidos le dicen con cariño Caballón, por su enorme estatura. Tiene 85 años de edad y es el padre de Chucho, el genial creador de Irakere.
"Bebo comienza su carrera profesional como pianista de una de las orquestas más populares de la época, la de Julio Cueva, para la cual compone el mambo La rareza del siglo. Transcurre la década de los años 40. Pocos años antes, Cachao cambia el curso de la música cubana con su danzón Mambo. A Bebo le corresponde ser uno de los primeros orquestadores del nuevo género, vistiéndolo de lujo. 'Para arreglar hay que decirle usted', subraya Cachao.
"Bebo se suma a la orquesta de Armando Romeau en Tropicana. En poco tiempo es asesor musical del célebre cabaret. El productor Norman Granz, entusiasmado por la reacción al jazz afrocubano en Nueva York, le encomienda a Valdés, en 1952, la primera descarga del jazz cubano que se graba en la isla. En esas fechas, la orquesta de Valdés, Sabor de Cuba, se escucha en la radio a lo ancho y largo de la isla, para deleite de los bailadores. Uno de los vocalistas es Beny Moré, quien se inspira en la formación para crear su propia big band."
"Por su parte, Bebo crea un nuevo ritmo, la batanga, pero el Cerezo rosa de (Dámaso) Pérez Prado vende más de un millón de unidades y, de pronto, arrasa el mambo. Bebo continúa componiendo. Uno de sus temas, Ritmando el cha-cha-cha, es todo un éxito para la Orquesta Riverside. Firma para acompañar a los artistas del sello Gema. Entre ellos se encuentra un cantante de incomparable fraseo, El Guapachoso Rolando Laserie, cuya popularidad es solamente superada por Moré".
Chucho Valdés comenta: "Yo considero que fui un niño privilegiado. En primer lugar, por ser hijo de él, que es uno de los mejores pianistas cubanos. Es un compositor y arreglista muy original. La música de Bebo se puede conocer aunque no esté firmada por él. Yo vi en la casa a Celia Cruz, Osvaldo Farnés; vi cómo se desarrolló el movimiento del filin, con César Portillo, Elena Burke, Omara Portuondo, la Sonora Matancera".
Al comienzo de los años 60, en México, Bebo fue director musical del bolerista chileno Lucho Gatica. Va de gira por Europa con los Habana Cuban Boys. "En Estocolmo se enamora, se casa, y se sume en el más profundo anonimato. Pasan más de 30 años. El 25 de noviembre de 1994, Bebo recibe una llamada de Paquito D'Rivera, invitándolo a grabar un nuevo disco en Alemania. Tres días después, D'Rivera produce Bebo rides again (Bebo cabalga de nuevo), colección de clásicos cubanos y originales de Valdés, compuestos especialmente para la ocasión. El tiempo no pasa en vano. Suena mejor que nunca. Comienza una nueva carrera a sus 76 años. En 2000, participa en la película de Fernando Trueba Calle 54, en la que lleva a cabo un par de dúos históricos: Lágrimas negras, su rencuentro musical con Cachao, y La comparsa, a dos pianos con su hijo Chucho.
"La semana siguiente a este rodaje graba en Nueva York El arte del sabor, a dúo con Cachao y Patato. Paquito D'Rivera es invitado de excepción en la grabación. Un repaso de la música cubana que consigue dos premios Grammy.
"En 2003, graba en Madrid Lágrimas negras con el cantaor Diego El Cigala, con quien cosecha el mayor éxito de su carrera. El crítico del New York Times, Ben Rattlif lo elige Mejor Album del Año antes de publicarse en EU. Antes de 2003, graba en Nueva York Bebo de Cuba y, seguidamente, en Miami, We could make such beautiful music together, a dúo con el violinista Federico Britos. En 2004 realiza su sueño más esperado: conocer Salvador de Bahía (Brasil), donde participa en la película de Fernando Trueba El milagro de Candeal".
Paquito D'Rivera: "Suite cubana -escrita entre 1992 y 1997, en Estocolmo- es un antiguo sueño de Bebo, y es también en gran parte su sentida dedicación a seres que han sido importantes en su larga y fructífera vida personal; como Rose Marie, la esposa sueca; su hijo Chucho, su amigo Cachao, su admirado Dizzy Gillespie, y Cecilio, un esclavo que se fue pal monte con su abuelo y quien al morir éste, cuidó de la familia Valdés (...) Pero más que cualquier otra cosa, la Suite cubana es una gran celebración y a la vez un nostálgico homenaje a nuestra patria lejana".
Sobre El solar de Bebo, Nat Chediak señala: "En El solar de Bebo predominan las descargas, con deliciosas excepciones como el guaguancó que da comienzo a la fiesta, la danza que dedica a Díaz Ayala, el joropo Iballah, y las tres baladas inspiradas por su esposa Rose Marie y por sus hijas Mayra y Miriam (...) El maestro asegura que nunca había compartido con mejores músicos que los que reunimos para esas sesiones de Nueva York en el invierno de 2002".