Las Aguilas, prácticamente caminando, repitieron el 3-1 del primer duelo
América-Tecos, la final del torneo; Cruz Azul fue humillado por 6-2
Los cementeros sumaron errores en el primer tiempo y entregaron el partido en el complemento
César Chelito Delgado y Oscar Conejo Pérez, decepcionantes
Fiesta amarilla en el estadio Azul
Ampliar la imagen El Conejo P�z se salva, en esta acci�del ataque del americanista Claudio Piojo L� FOTO Reuters
Al final, cuando miles de aficionados Cementeros emprendieron la triste retirada, alguien soltó la pregunta que a todos ellos se les enredaba en la garganta: "¿Oye, y hoy por qué no jugó el Chelito?"
-No jugó, pero sí estuvo en la cancha, completó otro.
César Delgado, el emblema de este Cruz Azul, olvidó nuevamente el talento en su casa, mientras que Oscar Pérez -otro de los jugadores institucionales- fue quien abrió el camino para la remontada del América, que repitió el 3-1 del jueves pasado y con humillante global de 6-2 avanzó a la final del torneo Clausura 2005, donde enfrentará al sorprendente Tecos.
Pero si el Chelito y el Conejo no hicieron nada por salvar a su equipo de un naufragio total, al resto de los elementos celestes también se les debería caer la cara de vergüenza al ir a cobrar su próximo cheque.
Los celestes llegaron a su estadio con la misión, posible, de ganar por dos goles de ventaja. Y rápidamente anotaron el 1-0, con lo que el alma les regresó al cuerpo a sus fieles aficionados. Sin embargo, casi de inmediato, el Conejo Pérez decidió vestirse de villano y regaló el empate a uno.
Ahí se acabó el partido. Los celestes siguieron sumando errores a la defensiva y al finalizar el primer tiempo las Aguilas lograron cómoda ventaja de 3-1.
La segunda parte fue una decepción total. Los Cementeros salieron a "jugar" por puro compromiso y, podría afirmarse, entregaron el partido. Tenían que anotar cuatro goles para empatar el marcador global y calificar debido a su mejor posición en la tabla. Pero ellos mismos decidieron que eso era imposible. Y tan sólo saltaron a la cancha a esperar el silbatazo final y con el único deseo de irse a descansar a su casa, mientras los aficionados, inconsolables, regresaron a su realidad luego de tantas ilusiones.
El América, caminando, sin problemas, enfiló a otra final con anotaciones de Aarón Padilla, el sustituto de Kléber, Francisco Torres y Claudio López, pero sobre todo por la conducción de Cuauhtémoc Blanco, quien parece decidido a conquistar el primer título de su carrera.
Esperanza azul en el inicio
Apenas al minuto de juego, Blanco intercambió insultos con el timonel Rubén Omar Romano, mientras Francisco Fonseca empezó a desbordar por todos lados en busca de la remontada.
El gol de la esperanza cayó rápido. Al ocho de acción Raúl Salinas quiso despejar con una chilena un balón a modo, pero sólo le dio pase al Chelito, quien fusiló con tiro rasante a Guillermo Ochoa.
El 1-0 ponía a los azules a un gol de la final. Además América se mostraba nervioso, sin salida, hasta que el Conejo le regaló el empate.
El portero nacional no pudo rechazar correctamente un centro y sólo dio pase a Blanco, que con serenidad y clase mandó pase bombeado con la cabeza a Aarón Padilla, quien sigue respondiendo cada vez que es requerido, y con la testa logró el 1-1.
Blanco, provocador, fue a bailar frente a la banca celeste.
Ahora el nerviosismo pasó al lado azul. Los defensas Huiqui, Osorio y Galindo no atinaban ni a despejar el balón, mientras adelante Carlos Pavón y Chelito chocaban entre ellos.
En busca de variantes ofensivas ingresó el argentino Gabriel Pereyra, pero nada cambió, mientras Blanco seguía jugando libre, sin marca, como en el jardín de su casa.
Al estilo doméstico, el contragolpe, América tuvo varias oportunidades que Padilla y Piojo López no pudieron definir, pero los celestes les regalaron otro gol.
Al 37, en jugada de córner, Galindo rechazó al centro, donde un libre Francisco Torres controló con el pecho y de volea mandó un fuerte disparo para lograr el 2-1.
Entonces la fiesta americanista fue total. Cruz Azul fue abucheado en su propio estadio, mientras surgieron los primeros cánticos de "Vamos América, esta tarde tenemos que ganar".
No conformes con tantos errores, los azules también se equivocaron en la tercera anotación. Claudio López tomó el esférico por el centro, ingresó caminando por el centro, evadió al inseguro Osorio y marcó el 3-1 con tiro raso. Demasiado fácil.
Así se fueron al descanso y los azules cargaron con una auténtica losa de cemento de tener que anotar cuatro goles en sólo 45 minutos.
Ingresaron Alejandro Corona (por Tomás Campos) y el apático Miguel Zepeda (por Carlos Pavón), pero Cruz Azul ya estaba muerto y el América tuvo la suerte de su lado cuando el zaguero Antonio Castro se enredó con el esférico y por poco marca un autogol, pero estrelló el balón en el poste izquierdo de Ochoa, quien en la siguiente jugada rechazó un disparo que iba a la red.
Tan sólo el Kikín seguía mostrando su eterno espíritu de lucha, mientras Zepeda se enredaba con el balón, Carmona andaba perdido y el Chelito no atinaba ni a mandar buenos centros.
Cruz Azul fue un equipo sin alma, sin honor propio, y ni siquiera le dio a sus aficionados el consuelo de hacer menos humillante el marcador.
Fonseca siguió peleando en solitario una guerra perdida (al 84 estrelló un remate en el larguero), mientras los seguidores azules salieron cabizbajos del pletórico estadio. A ellos sí se les vio tristes por la derrota, mientras los fanáticos de amarillo festejaron en grande en la propia casa del odiado rival.
Acertado arbitraje de Armando Archundia.
Jueves 26
20:30 Tecos-América
Domingo 29
18:00 América-Tecos