Migración: que México haga su tarea
Hace apenas unos días, un grupo de senadores y representantes, encabezados por el republicano John McCain y el demócrata Edward Kennedy, presentaron una propuesta al Congreso que de aprobarse se constituiría en una reforma migratoria importante que modificaría sensiblemente la situación de millones de mexicanos que actualmente viven en Estados Unidos y de otros cientos de miles que en los próximos años llegarán. Al presentarla, Kennedy comentó que con ello estaban haciendo "su tarea" y que esperaban que ahora México hiciera la "suya". ¿A qué se refiere?
La propuesta es realmente atractiva, la presentan dos senadores influyentes en sus respectivos partidos: McCain es cercano al presidente Bush y, aunque eso no garantiza que sea aprobada, sí asegura que el tema regresa a la agenda del Congreso, algo que no ocurría, o por lo menos no con esta perspectiva, desde septiembre de 2001. Esto de alguna manera rompe con la inercia que se inició en esa fecha de asociar la seguridad con la inmigración y que dio lugar a un ambiente antinmigrante y a monstruosidades que ya hemos comentado anteriormente.
La propuesta contempla un programa de trabajadores temporales (400 mil en un principio), un proceso de regularización de los mexicanos que ya están en Estados Unidos (después de pagar una multa y de un largo tiempo de residencia, pero regularización al fin). Considera además cláusulas para la reunificación familiar y algunas medidas para estimular la "circularidad" de los flujos migratorios y que se ha interrumpido o transformado en virtud de los rígidos controles de la frontera.
Para evitar equivocarse hay que considerar también lo que la propuesta no dice. No está dirigida exclusivamente a México (de hecho ya varios países centroamericanos y asiáticos la analizan para encontrar las mejores formas de aprovecharla), no es un acuerdo migratorio, no se deriva de nuestras gestiones, generará un intenso debate en Estados Unidos y no será aprobada muy rápidamente. Si por intereses y coyunturas políticas de corto plazo empezamos a decir lo contrario, no sólo faltaremos a la verdad, sino que no ayudaremos en nada al proceso ni a las voces que en Estados Unidos nos quieren ayudar. En parte a eso se refiere el senador Kennedy, es decir, lo menos que se puede esperar de México es que si no ayuda, no estorbe. Sin embargo, en esta ocasión se requiere mucho más. Realmente hay una tarea por hacer y bastantes temas por discutir. Lo peor que podríamos hacer es sentarnos a esperar y a tratar de utilizar políticamente -en un tiempo en el que nuestros actores políticos andan detrás de las posiciones o desplantes políticamente rentables en el corto plazo- la presentación y discusión de la propuesta.
Por lo menos tendríamos que saber cómo contribuir de manera responsable, eficaz y comprobable al incremento o preservación de la seguridad de nuestros vecinos, demostrar que somos capaces de garantizar un aprovechamiento de las visas de manera congruente con el programa que para ese efecto se diseñe, sin corrupción y sin utilización política y, por si fuera poco, garantizando que el flujo migratorio indocumentado disminuyera de manera sensible.
El problema es que en México esos temas nos han provocado invariablemente serios problemas y después de discusiones superficiales, que a veces son simplemente amagues, acabamos dejando o desviando la discusión. Por ejemplo tendríamos que discutir el marco jurídico e institucional que nos rige y que hoy se hace cargo (de manera bastante deficiente por cierto) del proceso migratorio en México, la gestión de los flujos internos e internacionales que transitan por México, el modelo de gestión de nuestra frontera con Guatemala y con Belice, finalmente la puerta con Latinoamérica.
Tendríamos que saber en cuáles y cuántos de estos temas tenemos consensos mínimos, y cuáles son los aspectos en los que no es posible generarlos. Necesitamos pactos sociales que hoy es casi imposible discutir: ¿se imagina usted al PRI en el momento actual sentado al lado del gobierno para abordar juntos un tema, el que sea? Estamos en la época en que se trata de cerrar temas, de decir que ya se resolvieron; sin embargo, éste apenas empieza y bien haría el Presidente y sus colaboradores en asumir su responsabilidad como jefe de Estado, conformándose políticamente con sentar las bases para que de estas reflexiones surja una verdadera política migratoria, aunque los frutos no los recoja él. Finalmente debemos reconocerle que fue su administración la que "puso el tema en la mesa". Podría culminar su contribución generando la reflexión mencionada.
De otra forma, la oportunidad pasará frente a nuestros ojos y la dejaremos ir sintiéndonos orgullosos de "no haberle hecho el juego a Estados Unidos"
* Presidente de El Colegio de la Frontera Norte