El otro enemigo silencioso
Periódicamente los especialistas en medio ambiente y salud recuerdan a la ciudadanía el peligro que significan para la población las llamadas micropartículas que se encuentran en el aire como producto de la contaminación. Se trata de un enemigo silencioso que no se ve, pero cuando el hombre respira aire contaminado con esas micropartículas se afectan sus vías respiratorias y de manera especial los pulmones; se introducen en las membranas y luego penetran en la sangre. Se les llama así porque miden menos de 10 micras y, a diferencia de las que exceden este tamaño, burlan los mecanismos que el aparato respiratorio tiene para evitar que se introduzcan en el organismo.
Las micropartículas las tenemos en abundancia en todas las ciudades mexicanas y también en algunas áreas rurales donde funcionan industrias para extraer y procesar material calizo o elaborar cemento. En las ciudades los dos factores principales de contaminación por micropartículas son la industria y los millones de vehículos que circulan diariamente por calles y avenidas.
Aunque el sector salud y los investigadores en el tema han advertido sobre el peligro de este tipo de contaminación, no hay estudios precisos que muestren los daños que está causando a la gente. Y muy especialmente a quienes por su trabajo están más tiempo en las calles y avenidas, viven en sitios con gran flujo vehicular o con una industria contaminante cerca, así como los niños, las mujeres en edad reproductiva y los ancianos. Las autoridades afirman que es uno de los focos de contaminación más graves y menos controlados en México, pero todo indica que nos quedamos en el enunciado del problema, y sin una estrategia para resolverlo de la manera más rápida y mejor.
Para ilustrar la gravedad de lo que seguramente acontece en nuestras ciudades y en ciertas partes del medio rural, menciono un estudio muy preciso, patrocinado por la Comisión Económica Europea que fue realizado por especialistas de varios países, quienes luego de 20 años de trabajo llegaron a la conclusión principal de que la contaminación por micropartículas puede acortar la vida en dos años. Precisaron también que llegan a permanecer flotando en el aire hasta dos días, extenderse cientos de kilómetros de su lugar de generación para finalmente alojarse en los pulmones y la sangre de quienes las respiran.
Markus Amann, del Instituto Internacional para Análisis de Sistemas Aplicados, menciona que entre los principales problemas que las partículas minúsculas ocasionan en el organismo humano sobresalen la "inflamación de los pulmones, una de las causas principales de ataques cardíacos". Igualmente asma y numerosas complicaciones en el sistema respiratorio y la salud en general.
Por su parte, los responsables del proyecto sobre contaminación atmosférica transfronteriza, con sede en Austria, advirtieron que las micropartículas pueden viajar distancias enormes a través de las corrientes de aire. Citan el caso de las zonas donde más se producen en Europa (Bélgica, Holanda, Luxembur-go, norte de Italia, Europa Central y Oriental y Ucrania) debido a la gran cantidad de industrias que lanzan enormes cantidades de contaminantes sólidos, las cuales se desplazan por la atmósfera y terminan en países que sí cuidan el ambiente y cuentan con industrias más limpias.
Podemos imaginar lo que sucede en México con este tipo de contaminación, en especial en los puntos álgidos de circulación vehicular de las zonas metropolitanas. Es necesario que las autoridades informen sobre esta situación y nos digan qué medidas están tomando para resolver un problema que afecta la salud de millones de personas y su calidad de vida. Alguna información sobre el tema debe tener, por ejemplo, el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, dirigido ahora por quien siempre se ha preocupado por los efectos de la contaminación en la población. Pero también el sistema de salud de las principales ciudades y el de nivel federal.
Seguramente los datos no serán muy alentadores, pero precisamente por eso deben darse a conocer. No estamos ya en los tiempos en que a la ciudadanía se le ocultaban los problemas ambientales o de contaminación para no alarmarla. Es hora de resolverlos adecuadamente.