Un alto funcionario de la FBI vinculado con la mafia de Florida reventó las pláticas
En 98 hubo diálogo con EU sobre lucha antiterrorista, revela Castro
Por conducto de García Márquez se advirtió a Clinton de posibles ataques con aviones, asegura
La Fundación Cubano-Americana financió atentados en la isla, según informe desclasificado
Ampliar la imagen En el acto, miles de isle�exigieron castigar al terrorista Posada Carriles FOTO Reuters
La Habana, 20 de mayo. El presidente Fidel Castro reveló hoy que, tras una intermediación del escritor Gabriel García Márquez, entre mayo y junio de 1998 logró una excepcional vía de diálogo y cooperación con Estados Unidos en una ofensiva antiterrorista, que se frustró en el segundo semestre de ese año por la intervención de un alto funcionario de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) vinculado con el anticastrismo de Florida.
"La mafia (anticastrismo de Florida) se había percatado de los contactos e intercambios entre Cuba y Estados Unidos en relación con los brutales actos terroristas que venían cometiéndose impunemente contra nuestro país", aseveró Castro ante miles de personas reunidas en la Tribuna Antimperialista.
"Movieron todas sus fuerzas e influencias, que como se sabe son muchas, para impedir a toda costa cualquier avance", agregó Castro en un comentario a su lectura, de unas dos horas, de documentos confidenciales cubanos que fueron desclasificados de esa forma.
Pesquera "fue clave" en la ruptura de los contactos, subrayó Castro. "Se conoce que en los niveles más altos de la FBI había determinadas resistencias a romper los intercambios con Cuba, pero el empuje e influencia política de los líderes de la mafia pudieron más, inclusive, que el presidente de Estados Unidos y el Consejo de Seguridad Nacional".
Castro leyó íntegramente un extenso informe confidencial que le sometió García Márquez, después de transmitir a altos funcionarios de Estados Unidos un mensaje del líder cubano sobre una potencial amenaza de atentados con explosivos contra aviones civiles que tocaran destinos en la isla.
El comandante de la Revolución Ramiro Valdés, ex ministro del Interior, quien acompañaba a Castro en al estrado, sufrió un desmayo durante el acto y fue atendido rápidamente, sin que se ofreciera información oficial sobre su estado.
El informe de Gabo dice que habló en la Casa Blanca el 6 de mayo de 1998 con Thomas McLarty, entonces dimitente consejero presidencial pero muy cercano amigo del mandatario Bill Clinton, y con tres funcionarios del Consejo de Seguridad Nacional.
El Nobel colombiano, como emisario de Castro, informó que Cuba sabía de planes de atentados contra objetivos en la isla financiados por la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA).
En 1997 habían estallado bombas en centros turísticos de La Habana y se desarrolló un incipiente intercambio de informaciones entre los dos gobiernos, reveló Castro.
En su mensaje, originalmente dirigido a Clinton, Castro decía, por conducto de Gabo, que tras la serie de atentados de 1997 hubo nuevos intentos de ataques, antes y después de la visita del papa Juan Pablo II (enero de 1998).
La información también indicaba que había planes para colocar bombas en aviones de cualquier nacionalidad que entraran a Cuba o despegaran de la isla para provocar una explosión en tierra o en pleno vuelo.
La gestión de García Márquez fue tan fructífera que desencadenó un intenso intercambio de informaciones entre ambos gobiernos, de acuerdo con la reseña documental de Castro.
El mandatario relató que los estadunidenses se llevaron abundante información que consolidaba las sospechas, inclusive grabaciones telefónicas que involucraban en la conspiración a Luis Posada Carriles.
El mandatario agregó que los cubanos entregaron entonces muestras de las sustancias explosivas de bombas desactivadas antes de que estallaran el 30 de abril de 1997 en el hotel Meliá-Cohiba y el 19 de octubre del mismo año en un microbús turístico.
Hasta ahí llegó la cooperación. Castro manifestó que nunca recibió respuesta estadunidense. En cambio, el 12 de septiembre de 1998 fue desmantelada la red de agentes de la seguridad cubana en Florida, que se había convertido en la fuente de esas informaciones.
De los 10 arrestados, cinco se declararon culpables y otros cinco fueron a juicio. Estos últimos recibieron fuertes sentencias por cargos de espionaje, entre otros, pero Cuba reivindica su actuación y los ha declarado héroes nacionales.