Quitar la vida aun a personas que agonizan es "homicidio", sentencia en manifiesto
Desaprueba el clero el proyecto de la bancada perredista
En un enérgico rechazo a la legalización de la eutanasia, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) aseguró que esa práctica, la cual es promovida con "falsos argumentos" de humanismo, es y será siempre una forma de homicidio o de suicidio.
En un manifiesto oficial, la Comisión Episcopal de Pastoral Familiar advirtió que si llegara a legalizarse la eutanasia, tendría enormes repercusiones sociales, al desconocerse el límite impuesto por el valor sagrado de toda vida humana, con lo cual la justicia quedaría relativizada y la confianza en los médicos quedaría comprometida al pretenderse implicarlos en acciones de muerte. ''De ahí que toda persona de buena voluntad, independientemente de su profesión de fe, debe oponerse tajantemente a la pretensión de legalizar este crimen terrible.''
Firmado por el obispo de la diócesis potosina de Matehuala, Rodrigo Aguilar Martínez, presidente de la Comisión Episcopal, el documento señala la vida es ''un don inmenso recibido gratuitamente del Creador.
''La vida es nuestra, pero no podemos disponer de ella como si se tratara de una cosa. La vida es, en efecto, la premisa para todos los valores, derechos y deberes de la persona. La fe cristiana pone de manifiesto la grandeza y el valor de la vida humana aun en su fase temporal, ya que ésta es condición básica y momento integrante de todo el proceso unitario de la vida de la persona humana que alcanza su plena realización en la promesa divina de la vida eterna.''
La rápida respuesta episcopal se da como resultado del anuncio de que la fracción del PRD en la Cámara de Diputados presentaría una iniciativa de ley para legalizar la eutanasia, hecho que se concretó ayer mismo con la solicitud presentada a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión.
Para los diputados proponentes es fundamental orientar la práctica de la terminación voluntaria de la vida, pues se impone la necesidad de "liberarlos de intensos sufrimientos y de una agonía larga y dolorosa, resultados de una enfermedad grave o incurable".
La propuesta perredista señala que una tercera parte de las muertes que anualmente se registran en el país, según datos de la Secretaría de Salud, son producto de enfermedades terminales, sin que las instancias de salud ofrezcan los medios necesarios que propicien una muerte digna.
El Episcopado Mexicano señaló que estas iniciativas, difundidas a escala mundial, se sostienen en una falsa actitud piadosa y humanitaria, a fin de evitar sufrimientos al enfermo terminal; sin embargo, se mueve en el contexto de una cultura que desconoce la verdadera vocación del ser humano y reduce el sentido de la vida humana a la capacidad de gozar, en una perspectiva de calidad de vida basada en el bienestar corporal, sicológico y social, en la productividad, en el prestigio.
Dicha postura, aparentemente compasiva ante el sufrimiento humano, ve éste sólo como fuente de amargura y negatividad. ''Hay que recordar que muchas personas disminuidas en sus capacidades físicas, síquicas y sociales nos han dado ejemplo de integridad y fortaleza, con el testimonio de que hay valores más altos que dan sentido a la vida a pesar de las limitaciones.''
El manifiesto episcopal asegura que no se puede disponer de la propia vida o de la vida de los demás con el pretexto de respetar la autonomía, dado que el valor trascendente de la vida y de la libertad responsable se muestra precisamente en el respeto, la defensa y la promoción de la dignidad de la vida humana. ''La eutanasia es y será siempre una forma de homicidio o de suicidio.''
La muerte, por tanto, no ha de ser causada, pero tampoco absurdamente retrasada, como es el caso del encarnizamiento terapéutico. Hablar de muerte digna es hablar del derecho que tiene todo ser humano de ser asistido en sus últimos momentos con los cuidados paliativos y espirituales para evitarle un sufrimiento innecesario''.