En las inmediaciones se mueve la cocaína; en el tráfico participa gente de Pantelhó
En Yabteclum circula mucho dinero, pero la población es más pobre
Es también la mera mata de grupos paramilitares, que siguen en plena vigencia
Yabteclum, Chis., 16 de mayo. El deterioro de la vida social, provocado por la extensa ocupación militar de Chenalhó y la protección que se sigue prestando a los grupos que han sido paramilitares, y presuntamente lo siguen siendo, se percibe en Yabteclum de manera muy aguda. La presencia permanente de policías judiciales a pocos metros de la escuela a donde acuden los niños del pueblo, participa de un cuadro preocupante. Sobre todo porque en las inmediaciones de este triángulo de la Bermudas que completan las oficinas de la delegación municipal oficial de Chenalhó, es donde se "mueve" la cocaína, en cuyo tráfico participan lugareños y personas provenientes de Pantelhó, según testimonios recogidos in situ por La Jornada.
En esta comunidad, la más antigua, y que en el pasado tuvo una importancia principal como fiel de la balanza en los conflictos entre los tzotziles pedranos, es hoy dominada por seguidores del PRI, y también sede regional de la Coca Cola. Si algo distingue a Yabteclum de las demás comunidades del rumbo, de suyo muy 'cocacolizadas', es la inmensa bodega de la empresa refresquera a la entrada del pueblo.
El cuartel militar, ubicado en las afueras de Yabteclum, resulta una instalación militar particularmente "abierta". En días como hoy (o sea cualquiera) uno puede ver muchachas y niños indígenas en el interior del campamento, recibiendo los beneficios de la labor social. Un letrero bilingüe expresa: "El Ejército es tu amigo y está en tierra tzotzil para apoyar tu bienestar y desarrollo".
Junto a la puerta de acceso a la posición militar, una cabaña de madera pintada de blanco y azul anuncia al grupo musical Leo. En sus puertas, dos prostitutas en pantalones cortos se apoyan contra los postes de madera. Muy ambiguamente, sobre sus cabezas un letrero preside el portalillo: "Contrataciones aquí".
En Yabteclum, centro comercial, burocrático, y alguna vez sagrado, circula más dinero que nunca, pero la población sigue siendo pobre. En cierto sentido, más pobre que antes. Reina el recelo.
Los caminos interiores de Chenalhó, en su mayor parte terracería (aunque se van pavimentando inexorablemente), hierven de vehículos militares tripulados por numerosos soldados, a veces apuntando armas de alto calibre: hummer, camiones de gran tonelaje, jeeps, tanquetas blindadas y pick up del Ejército federal. Se suceden los campamentos castrenses dentro de comunidades como Los Chorros, Acteal, Tzanembolom, Takiukum y Tzajalcum.
En Las Limas, el campamento del Ejército federal que en 1998 se instaló dentro de la escuela primaria, ahora se asienta ligeramente atrás, en el mismo predio. No es raro por tanto ver niños y niñas jugando entre los soldados, igual que en Yabteclum y Tzanembolom.
Estamos hablando de la mera mata de los paramilitares, a la fecha no desarmados ni desmantelados. En estos días, por ejemplo, la situación en Yaxjemel y Tzanembolom es tensa. Los paramilitares priístas amenazan continuamente a las bases de apoyo zapatistas, e incluso a los "retornados" de Las Abejas. En Yaxjemel, disfrazado de "conflicto religioso", los paramilitares "históricos" (priístas) se bifurcan en beligerantes católicos "tradicionales" y miembros de la iglesia Ala de Aguila, que bajo prácticas "carismáticas" y cerrado dogmatismo, reúne aquí y en otras partes de los Altos a las bandas armadas que en el pasado fueron de Máscara Roja, se asociaron en tiempo con Paz y Justicia y participaron en las matanzas de 1997 que culminarían en Acteal.
Aquí, la guerra de baja intensidad es cosa de todos los días. En la cabecera de Chenalhó y otras partes del municipio oficial se ve mucha y costosa obra del gobierno estatal. Es la parte "social" del cerco económico, militar y contrainsurgente al municipio autónomo de Polhó.