La visión de las mujeres y los niños
El epítome ''Padre de la música" tiene mayor sentido que el imaginado. La obra de Johann Sebastian Bach traspasa los siglos, y al igual que los textos de Shakespeare y otras producciones clásicas, promueve lecturas que son bandas sinfín, anillos de Moebius, fuentes nutricias, gineceos magníficos.
Una de estas lecturas recientes de la obra de Bach está en el bello disco Aria (bajo el sello Ambroise) grabado por el trío femenino Amarillis, especializado en música antigua, y el coro de niños de La Maitrise de Colmar.
Inicia con un material sonoro que pone de inmediato en estado de trance al escucha: el aria Ach Herr! Was ist ein Menschenkind? (¡Ah, Señor! ¿Qué es el ser humano?), para alto, oboe de amor y bajo continuo, entonado por un niño con el acompañamiento instrumental que parece provenir de otro mundo.
El oboe de amor en el idioma que perfeccionó Bach es una luz prístina, un aleteo de ángeles, un bello resplandor que nos eleva.
Las bellas integrantes de Amarillis despliegan sus encantos a lo largo de 14 tracks de particular hermosura de espíritu: Héloise Gaillard en el oboe de amor y la flauta; Violaine Cochar en clavecín y órgano; Ophélie Gaillard en violonchelo y violonchelo piccolo.
Esta violonchelista, por cierto, es autora de una de las versiones recientes de ese monumento celestial que son las Seis Suites para Violonchelo Solo de Bach, obra en la que todo violonchelista que se precia intenta lograr una versión valedera, pero no todos aciertan. Por supuesto que la versión insuperable sigue siendo la de Pablo Casals. La de Ophélie Gaillard es bella, luminosa, femenina.
Con sus compañeras de Amarillis y los niños cantores de Colmar, Gaillard completa gallardía, belleza suprema, renovación y frescura en la obra de uno de nuestros mayores verdaderamente mayores: Bach.