Usted está aquí: sábado 14 de mayo de 2005 Opinión 58 edición del Festival de Cannes: Confirma desilución el nuevo filme de Atom Egoyan

Leonardo García Tsao

58 edición del Festival de Cannes: Confirma desilución el nuevo filme de Atom Egoyan

Ampliar la imagen El actor espa�Javier Bardem, toma una fotograf�en la proyecci�e Ultimos d� (Last days), del director Gus van Sant; cinta que se proyecta en la Secci�ficial del certamen f�ico. A la derecha, la actriz estadunidense Eva Longora arribando a la proyecci�e la m�reciente pel�la de Atom Egoyan, Donde yace la verdad (Where the truth lies); filme en competencia en Cannes FOTO Ap

Cannes, 13 de mayo. Un fenómeno ya señalado en este espacio ha sido la corta vigencia del autor actual. Varios de los cineastas que estaban de moda hace 10 años se han encontrado en dificultades para renovar su carrera. El canadiense de origen armenio Atom Egoyan es un ejemplo notable de dicho estancamiento. Con su nueva película Where the truth lies (Donde yace la verdad), suma tres strikes después de los fracasos consecutivos de Felicia's journey y Ararat.

Uno anticipa a un realizador en problemas cuando incluye el término hitchcockiano en sus objetivos. Egoyan narra la investigación emprendida por una joven periodista (Alison Lohman) en 1972 sobre la carrera de un dúo cómico musical Lanny (Kevin Bacon) y Vince (Colin Firth), a fines de los años 50, quienes se separaron después de la muerte de una camarera cuyo cadáver apareció en la suite ocupada por los dos. Sin embargo, lo único hitchcockiano de la cinta son los tímidos acentos herrmannianos en la música de Mychael Danna. Egoyan narra esa historia de saltos en el tiempo y revelaciones no muy sorpresivas sin crear una sensación de misterio. Por desgracia, no hay indicios de intento paródico en una intriga donde el mayordomo resulta literalmente el culpable.

La distancia gélida, que era una de las cualidades de Egoyan, no ayuda a hacer verosímil una historia de decadencia y sexo faranduleros. Además, la dirección de actores no es lo suyo. Lohman está increíblemente tiesa después de haber sido una revelación en Déjame vivir y Los tramposos. No podían esperarse milagros de quien no logró conseguir que su propia esposa, Arsinée Khanjian, dejara de ser la peor actriz sobre el planeta.

En cambio, la carrera de Gus van Sant nunca ha entusiasmado a quien esto escribe y, salvo Drugstore cowboy, sus películas me parecen más pretenciosas que logradas. Last days (Últimos días) no cambia esa apreciación Libremente basada en el patético ocaso de Kurt Cobain, esta película minimalista ofrece una serie de viñetas con planos fijos y distantes sobre un rockero (Michael Pitts) que deambula por una mansión en el bosque en un estado de enajenación e incoherencia, antes de suicidarse. Van Sant no intenta explicar ni revelar nada sobre su modelo de inspiración, sino recrear la atmósfera de disolución que lo rodeó en sus horas finales. Vestido hasta con un cardigan verde chorreado, Pitts sí emula con convicción la figura de Cobain. En ese sentido, Last days es obligatoria para los cultistas de Nirvana, aunque la música del trío no es utilizada en la banda sonora por obvias razones.

Hablando de culto, fue saludable ver el documental televisivo Midnight movies: From the margin to the mainstream (Cine de medianoche: de lo marginal al gran público), de Stuart Samuels, exhibido fuera de concurso. Con elocuentes entrevistas a realizadores y a críticos como J. Hoberman y Jonathan Rosenbaum, quienes escribieron el primer libro sobre el tema, la película es una informativa síntesis de esa forma de exhibición, iniciada en Nueva York con El topo, de Alejandro Jodorowsky, y que representó una significativa manifestación de la contracultura a fines de los turbulentos 60. No es casual que la mayoría de esos títulos -La noche de los muertos, Pink Flamingos, El show de terror de Rocky- escenificaban el triunfo de lo anormal sobre lo normal.

Ayer en la tarde se realizó la primera proyección al público de Sangre, debut del mexicano Amat Escalante. Si bien la película no ha entusiasmado a la crítica, sí ha sido considerada como de lo poco interesante ofrecido hasta ahora por el festival. En la presentación del equipo responsable, el maestro de ceremonias Guy Braucourt, ex crítico y miembro del comité de selección, incomodó al joven realizador con preguntas provocadoras sobre por qué la película no había recibido subvención estatal, o el carácter de su relación con Jorge Reygadas, quien funge de productor. La cortesía francesa no suele aparecerse en algunos representantes del festival de Cannes.

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