LOS DE ABAJO
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ESTUDIANTES DE CHILE, la catedral del neoliberalismo de América Latina, enfrentan en estos momentos una batalla más contra la privatización de la educación superior.
La Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, mejor conocida en el país andino como Pedagógico, está en paro y en control de los estudiantes, en rechazo a la nueva ley de financiamiento a la educación superior. Las puertas están cerradas a las autoridades, pero abiertas a los movimientos y organizaciones que se acercan.
La situación es tensa. La amenaza de desalojo puede ser realidad en cualquier momento. La policía (los pacos) ronda las instalaciones y un helicóptero sobrevuela el plantel. Adentro, los y las jóvenes han decidido resistir.
Seguramente para muchos ésta es su primera participación política y la llevan a cabo luchando por organizarse horizontalmente, sin una cúpula dirigente, comunicando sus demandas mediante cuatro voceros rotativos y revocables.
En el Pedagógico existen 40 carreras universitarias pedagógicas y, para sostener el paro, los estudiantes están organizados en asambleas y cuentan por primera vez en mucho tiempo con el apoyo de los académicos, quienes también resisten la iniciativa de ley.
Hasta 1973 la educación superior en Chile se mantuvo pública y gratuita. Luego del golpe militar y de la caída del gobierno de Salvador Allende, el 11 de septiembre de ese año, las universidades fueron intervenidas por los militares, lo que dio pie a una serie de medidas impuestas en la década de los años 80, en pleno auge de la dictadura pinochetista, orientadas a la fragmentación universitaria y a la legalización de la educación neoliberal.
Se legisló entonces el arancelamiento de la educación superior que implicó el pago de una matrícula anual y de abonos mensuales, pero, como buena parte de las medidas neoliberales, surgió con un paliativo, el crédito estatal, manejado hasta ahora por las propias universidades, que debe devolverse al final de la carrera en un límite no mayor de 10 años. De esta manera, los estudiantes se gradúan con una deuda.
Obviamente el paliativo nunca ha sido suficiente y ha dejado sin posibilidad de estudio a miles de estudiantes chilenos. No conforme con esto, ahora se pretende pasar la gestión de la cartera de créditos universitarios a instituciones privadas (bancos, administradoras de pensiones, compañías de seguros, etcétera), con lo que, entre otras cosas, abren un nuevo mercado de capitales. Se trata de que las financieras recuperen directamente los créditos de los morosos de la educación pública (que son miles) y, por otra parte, se extienda el crédito a las universidades privadas, en las que también hay población de escasos recursos.
En este contexto, el desafío que se plantean los estudiantes del Pedagógico, y de muchas otras universidades, es no sólo movilizarse contra la ley de financiamiento, ni únicamente lograr la organización horizontal, sino que la universidad se transforme en plataforma de lucha social, abriéndose a la discusión de nuevas formas autónomas y autogestivas de educación.