Usted está aquí: viernes 13 de mayo de 2005 Opinión CIUDAD PERDIDA

CIUDAD PERDIDA

Miguel Angel Velázquez

La candidatura de Creel, a contracorriente del PAN

Culpabilidad no desmentida

Otro tropiezo de Villavicencio

Dice Santiago Creel que va por la candidatura de los azules, pero en el PAN saben a ciencia y conciencia, aunque se resistan a admitirlo, que el aún secretario de Gobernación es reo de violar los topes de campaña en el 2000, porque hasta el momento ninguna instancia electoral que ha tenido que ver con el asunto ha descalificado el juicio en el que el Instituto Electoral del Distrito Federal lo halló culpable, aunque los tribunales electorales hallan encontrado las fallas procesales suficientes para dejarlo en la impunidad.

Creel es culpable. Para decirlo con mayor precisión, defraudó a la democracia que tanto preconiza, y así pretende la Presidencia de la República. Entonces que nadie se equivoque, no fue exonerado, como se empeñan muchos en señalar, sino que no se le impuso, a él y a su partido, ninguna sanción, pero eso no lo exime del señalamiento de haber incurrido en la irregularidad descrita.

Desde luego que esto no es nada nuevo, Fox hizo lo mismo y se le le perdonó. Por eso la gente debe saber y hacer conciencia de las trampas que estos señores hicieron para llegar al poder.

Seguramente habrá quienes quieran hacerle el favor a Creel. Ayer, muchos espacios informativos y hoy algunos titulares gritarán que se le exoneró, pero ¡cuidado!, ese es un juicio falso que podría alterar la percepción de mucha gente.

Los consejeros del Instituto Electoral de la ciudad, cuando menos algunos que no han sido intimidados por el poder, saldrán a contar, con mayor precisión, como lo ha hecho desde hace algunos días el consejero Eduardo Huchim en este diario, la historia de esta nueva impunidad.

Otra del secretario

Podríamos decir que fue ridículo, pero basta con decir que fue, simplemente, triste. Lorena Villavicencio, la actual coordinadora de la fracción del PRD de la Asamblea Legislativa del DF, se quedó sola, tristemente sola. Acordó, quién sabe con qué fines, una reunión con Santiago Creel, un funcionario débil y debilitado, con las maletas hechas para iniciar un viaje al fracaso.

Hay quien dice que la Villavicencio nada más quería la foto, hay otros que opinan, con argumentos más severos, plantean que el encuentro pretendió darle un tanto de lustre a la figura gris, opaca del secretario Totalmente Palacio y que la legisladora se prestó a esa jugada.

Ninguna de las dos hipótesis podrá comprobarse, porque Lorena Villavicencio se quedó como Adán en busca de su madre, y un poco antes de la cita llamó a Gonzalo Altamirano, el jefe de prensa de Gobernación, para decirle que la cita se cancelaba porque "no había las condiciones en el grupo parlamentario para llevar a efecto la cita".

Entonces, ninguno de sus compañeros se prestó a la maniobra, aunque un par de horas antes de la reunión, la misma diputada local llamaba a unos y otros, incluso a los que en su momento no habían sido convocados, para que le hicieran la bolita, pero nadie, hasta donde se sabe, accedió a tal cosa.

Es más, la mañana de miércoles pasado, la fecha del encuentro, en el PRD de la ciudad se analizaron los pros y contras de la reunión y se llegó al acuerdo de que era políticamente incorrecto ir a Bucareli en las circunstancias actuales y con el personaje que los recibiría.

Lo que Villavicencio no sabía, o cuando menos eso parece, es que allí, a un lado del despacho de Santiago Creel, esperaban, con la intención de integrarse a cualquier discusión, los diputados panistas Gabriela Cuevas, Jorge Lara y José Espina.

En otras palabras, Santiago Creel les tenía preparada una trampa. Eso debería saberlo, tenerlo como seguro la diputada que de no ser por la casualidad hubiera terminado como la traidora de sus propios compañeros.

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