Música por la memoria
En conmemoración del fin de la Segunda Guerra Mundial y en memoria de las víctimas del holocausto, la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (OFUNAM), dedicó a esa efeméride su programa de este fin de semana en su sede, la Sala de Conciertos Nezahualcóyotl.
El programa integró dos partituras alusivas: Lamento y plegaria, escrita hace 10 años, con ocasión del cincuentenario del holocausto, por el estadunidense Aaron Jay Kernis (1960), y la Octava Sinfonía de Dmitri Shostakovich (1906-1975), estrenada en 1943, en plena guerra.
Escuchar en vivo una sinfonía de Shostakovich es raro privilegio que obedece a la dificultad técnica y a las dimensiones monumentales de algunas de ellas, como la Octava Sinfonía, 61 minutos de duración, cuya intensidad va de lo crispante a lo sublime a lo apoteósico al esperpento a lo humano, profundamente humano.
Como solista en la obra de Kernis estuvo el joven mexicano Adrián Justus, quien pulsó con justeza un violín Stradivarius de sonido espléndido. A la batuta, el director huésped Avi Ostrowsky hizo sonar a la OFUNAM como la gran orquesta que es.
Este mismo fin de semana la Filarmónica de la Ciudad de México presentó otra de esas partituras que rara vez aparecen en los programas mexicanos: la Quinta Sinfonía de Gustav Mahler (1860-1911) con rendimientos interpretativos magnificentes.
La Quinta de Mahler volverá a sonar el sábado 14 a las 20 horas y el domingo 15 al mediodía con la OFUNAM, que de nuevo estará bajo la batuta de Avi Ostrowsky en la Sala de Conciertos Nezahualcóyotl, en dos sesiones que, dados los resultados de los conciertos anteriores con música de Shostakovich, serán de alarido.
Pablo Espinosa