Graves repercusiones en la salud de los más de 4 mil habitantes: investigadores
Ladrilleras de San Nicolás, Querétaro, usan sustancias químicas prohibidas
Exigen a autoridades intervenir; la utilización de askareles está vetada desde 1970, afirman
Ampliar la imagen Un menor consume semillas de calabaza frente a una ladrillera en Quer�ro FOTO Jos�arlo Gonz�z
Queretaro, Qro., 9 de mayo. Más de 4 mil habitantes de San Nicolás, comunidad ubicada en el municipio de Tequisquiapan, enfrentan graves problemas sanitarios y de contaminación por utilizar sustancias químicas tóxicas -mejor conocidas como askareles- en la fabricación de ladrillos, informaron investigadores de las universidades Nacional Autónoma de México (UNAM), Autónoma de Querétaro (UAQ) y de San Luis Potosí.
El investigador de la UNAM Humberto Gómez Ruiz informó que en la sangre de 45 niños del lugar se han detectado altos niveles de partículas de PCB (aceites que contienen bifenilos policlorados). "Son mil microgramos de PCB por cada kilo de peso, los niveles más altos jamás reportados en la historia; ni aun en los casos más graves de contaminación ambiental se dan esos niveles", señaló.
El científico de la UNAM presentó resultados preliminares de las investigaciones que realiza en San Nicolás -donde existen 273 hornos ladrilleros- en colaboración con María Beatriz Verduzco, investigadora de la facultad de Química de la UAQ. Ambos exigieron a las autoridades de Salud y del Medio Ambiente que prohíban la utilización de PCB y que otorguen a los pobladores, especialmente a los menores, la atención médica que requieren, "pues empiezan a sufrir enfermedades neurológicas".
Comentaron que si bien el problema de contaminación en el lugar data de hace años, "desgraciadamente no hemos visto que las autoridades tomen cartas en el asunto".
Según Gómez Ruiz, los estudios del Programa de evaluación de riesgo para las ladrilleras de San Nicolás, Querétaro, revelan que a pesar que desde 1970 está prohibido en México utilizar PCB (compuesto residual de la utilización de transformadores eléctricos), la sustancia aún se comercializa, pues los aceites utilizados para la combustión en las ladrilleras están mezclados con este contaminante, y los vende un solo proveedor, cuyo nombre no se reveló. "Lo que ocurre es que se está deshaciendo de la sustancia de forma criminal", señaló el investigador.
Agregó que como resultado de sus investigaciones, detectó que aparte del PCB también prevalecen en el ambiente de San Nicolás otros contaminantes generados al quemar en hornos ladrilleros "compuestos clorados" como aeromáticos polinucleares (PAH por sus siglas en inglés) y dioxinas, "cuyo potencial toxicológico es 10 mil veces más alto que el de los aeromáticos polinucleares".
El experto destacó que esta situación es resultado de que algunas ladrilleras -principal fuente de ingresos en la zona- se ubican dentro de las casas de San Nicolás. Mencionó que la única escuela primaria de la comunidad está rodeada de hornos ladrilleros, por lo que los alumnos están expuestos a los contaminantes.
Gómez Ruiz explicó que al quemarse PCB, PAH y dioxinas durante la fabricación de ladrillos, los compuestos se convierten en cenizas que llegan a los ecosistemas, de tal forma que al menos 4 mil habitantes de San Nicolás enfrentan problemas de contaminación y en la salud.
Los investigadores dijeron ser incapaces de precisar "por el momento" el daño preciso a la salud de los habitantes, pero anunciaron que realizarán una "evaluación de riesgo" para demostrar que la población está afectada inclusive en las cabeceras municipales de Tequisquiapan y San Juan del Río.
Como ejemplo de la situación, el investigador de la UNAM citó que la Agencia de Protección del Ambiente de Estados Unidos acepta como máximo la existencia en el ambiente de 0.5 partes por millón de contaminantes en el suelo, cantidad que es rebasada en San Nicolás "cien veces o más de los niveles permitidos".
Asimismo, acotó que en Bélgica se reportaron hace tres años niveles de PCB de diez partes por millón de partículas en el ambiente, lo que obligó a las autoridades a sacrificar 3 millones de pollos para evitar la proliferación de los contaminantes. Subrayó que esos porcentajes de PCB son inferiores a los detectados en San Nicolás.
"La bandera roja está en alto hacia esta población. Estos contaminantes se quedan pegados a la ceniza, la cual se esparce", afirmó.
María Beatriz Verduzco y Humberto Gómez señalaron que los resultados de sus primeros estudios en la zona ya fueron entregados a la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales federal, así como a la Secretaría de Salud y de Desarrollo Sustentable estatal, para que realicen acciones de "limpieza" en San Nicolás y sus alrededores, donde se ubican campos agrícolas, empresas productoras de leche y la presa Centenario, de donde se extraen peces para consumo humano, lo cual "conlleva a que estos PCB se encuentren en la cadena alimentaria".
Asimismo, los investigadores adelantaron que instalarán unidades de atención médica exclusiva para males causados por contaminantes en el ambiente, y "atacar de fondo los problemas que ya van a presentar básicamente" los menores de San Nicolás, a quienes "hay que darles un tratamiento" y ofrecer programas educativos especiales, pues "sus deficiencias en el aprendizaje van a ser tales, que estos niños jamás puedan llegar a un concurso internacional de lógica, debido a que sus mecanismos de razonamiento van a estar alterados por los efectos de los contaminantes".