Convicciones falsas
López Obrador (también su equipo) tiene la convicción plena de que el desafuero que lo amenazaba y su posterior encarcelación significaban arrebatarle "a la gente" (una de sus expresiones favoritas) su derecho a elegir una alternativa de nación distinta a la de sus adversarios. Para AMLO él es la encarnación misma de un proyecto diferente al que hoy nos tiene atrapados sin futuro.
Esta aserción no es una interpretación: son sus propias palabras y las de su equipo. Las han repetido una y mil veces.
El desafuero y la cárcel equivalían a quitar "a la gente" su derecho a elegir a López Obrador. De eso no hay duda. Cada vez es más evidente que el compló existía, que se trataba de eliminar al candidato por ahora con más posibilidades de triunfo electoral, mediante una chicanada ridículamente burda. Eso parece haber quedado atrás, tras la derrota política que una parte de la sociedad, de los medios, de los intelectuales y artistas infligieran al Presidente. Vicente Fox se había metido por su propio pie en el callejón de la derrota política inevitable. Fox reculando pierde políticamente, aunque todos aplaudamos su decisión, porque su temido adversario salió fortalecido. Claro como el agua clara: Fox se subió al ring, intentó vencer mediante un descarado golpe bajo; no cayó noqueado, sino que se bajó del ring y salió corriendo, por lo que el respetable le levantó la mano a AMLO en medio de una sonora rechifla. Si Fox hubiera asestado el golpe bajo y el árbitro hace como que no ve, el respetable hubiera levantado la mano a AMLO con mayor determinación. Fox perdía en cualquier escenario
Pero Fox, con toda su candidez, expresa, con su nuevo talante público, que ya resolvió su problema echándose para atrás, porque evitó dar el burdo golpe bajo que sus comparsas le habían preparado. Pero sus comparsas hacen tan mal las cosas que la situación sigue pareciendo no resuelta para AMLO y por tanto "la gente" sigue en guardia, y AMLO fortaleciéndose, mientras Fox cree disfrutar de amplio reconocimiento público.
Entre tanto AMLO vive su fortalecimiento político como el engrandecimiento de su convicción de ser el elegido por la vida, por el destino y por "la gente". El líder carismático crece, porque las masas que lo siguen crecen. Las probabilidades de que se configure un liderazgo populista autoritario que llegue a Los Pinos crecen, como resultado de dos décadas de neoliberalismo salvaje. "La gente" clama por justicia social, por salir de la miseria, por visualizar un camino con futuro para sí y sus hijos. Es seguro que una parte de quienes han estado en contra de Fox en el affaire AMLO lo han hecho en defensa de los procedimientos democráticos. Pero es probable que la mayor parte de "la gente" lo ha hecho convencida de que el tabasqueño efectivamente encarna una alternativa popular que pone al frente la justicia social. "Para bien de todos, primero los pobres" -inequívoca convicción de López Obrador- debe haber movilizado a una masa mayor que la parte de la sociedad que lo hizo en defensa de los derechos políticos de cada ciudadano.
Si esta hipótesis es correcta, entonces la probabilidad de la configuración de un liderazgo populista autoritario está creciendo y puede crecer aún más rápido si tenemos en cuenta el inmenso apoyo que está proporcionando al tabasqueño la torpeza política de sus adversarios.
AMLO nos ha mostrado mil veces que su particular sentido de la justicia está por encima de la ley. AMLO gobernaría "haciendo justicia a la gente"; si sus actos coinciden con la ley, santo y bueno; si no, la justicia (la decisión de AMLO) va por delante.
AMLO no ha mostrado saber cómo construir proyectos capaces de crear un pacto social que desate las fuerzas del desarrollo. AMLO, por tanto, gobernaría casuísticamente, "haciendo justicia" primero a los pobres. La ausencia de proyectos de desarrollo sería suplida por la voluntad de hacer el bien, según el entender del tabasqueño. Todo eso es la definición de un liderazgo populista autoritario que, por supuesto, no conduce al desarrollo.
La convicción de AMLO de que quiere hacer justicia social es verdadera (así lo creo). La creencia de masas crecientes de que eso es lo que quiere AMLO debe ser muy real. Son, sin embargo, falsas convicciones desde el punto de vista del desarrollo. Y sin éste no hay justicia social posible, apenas espejismos de corto plazo. Pero puesto que las notas dominantes son esas falsas convicciones, las probabilidades de que el populismo autoritario e ineficiente se haga de Los Pinos pueden estar a la vuelta de la esquina: el año próximo.
Jean Paul Sartre dijo que, a diferencia del resto de los animales, estamos condenados a ser libres, porque en todo momento estamos condenados a elegir: hago esto o no; hago esto o esto otro. Nuestra libertad, sin embargo, es limitada: no podemos elegir el menú dentro del cual elegimos. Vea usted este menú: PRI, PAN, AMLO o ninguno de ellos. No hay más.