Sindicalistas, labriegos y una madre que exigen justicia, los protagonistas

El rancho de los Fox, escenario de huelga de hambre y protestas

El Presidente se hallaba en su casa de descanso, pero no salió a atender a ningún quejoso ni fue a misa

MARTIN DIEGO RODRIGUEZ CORRESPONSAL

Rancho San Cristobal, Gto., 8 de mayo. Cristina Rosas y Eduviges Cano cumplieron cinco y ocho días en huelga de hambre, respectivamente, ante la entrada principal de esta comunidad del municipio de San Francisco del Rincón. Ambos exigen al gobernador de San Luis Potosí, Marcelo de los Santos Fraga, que sean reconocidos sus derechos de libre asociación sindical.

Pero la movilización de los potosinos no es la única en la localidad; también se manifiestan vecinos de León por un conflicto de tierras, y pobladores de Jalisco que piden justicia por el asesinato de una niña de 14 años.

Cristina, de 32 años de edad, llegó al terruño del presidente Vicente Fox Quesada el martes pasado, en compañía de miembros del Sindicato Independiente de Trabajadores y Trabajadoras de Gobierno del Estado (SITTGE) de San Luis Potosí. Ese mismo día comenzó una huelga de hambre para llamar la atención de las autoridades federales, así como de la entidad potosina, a las cuales reclama respeto a sus derechos, al haber sido víctima de un despido injustificado en la Casa de Gobierno estatal -del cual La Jornada dio cuenta oportunamente (18/04/05)-, que le dejen decidir si se adhiere a un sindicato, y pelear por sus derechos laborales.

En la calle polvorienta, Cristina yace postrada sobre un improvisado camastro de colchonetas, cubierta por cobijas. El pasado primero de abril fue despedida del gobierno potosino por afiliarse al SITTGE, lo mismo que Lázaro Silva, María Concepción Rodríguez, Esmeralda Torres y Guadalupe Hernández, quienes realizaban trabajo doméstico en la Casa de Gobierno.

Cristina no habla, está adormilada y causa preocupación en sus compañeros. Ante la situación, los inconformes pretendieron ir en busca del presidente Fox, pero no entraron al poblado debido a órdenes que emitió Mercedes Angel Pacheco, quien golpeó a un diputado local el pasado 16 de abril, cuando legisladores pretendieron instalar un campamento de ayuno en la plaza central del poblado. El Estado Mayor Presidencial obedeció a la ahijada del mandatario.

La secretaria general del SITTGE, Francisca Reséndiz, acusó al gobernador de San Luis Potosí de no buscar diálogo y negociación como salidas al conflicto, y "provocar la humillación de quienes tenemos derecho a un trabajo y vida digna. ¿Por qué será tan necio el gobernador?", se preguntó.

Además consideró grave violación a los derechos humanos fundamentales "la oposición a pelear por seguridad social, por buscar un fondo de ahorro, por querer prestaciones que no se daban en la Casa de Gobierno; por eso hemos venido acá, para llamar la atención del Presidente, porque en San Luis Potosí no tenemos esperanzas de que sean resueltas nuestras demandas".

Una muchacha solloza, al otro extremo de la plazuela. Es hija de Eduviges Cano, a quien le acicala el cabello y le pide que beba agua. Eduviges ni se inmuta, está adormilado.

"No sé por qué son tan injustos en México, mi papá dice que se siente bien, pero no parece. No es posible que el Presidente tenga tres días aquí adentro y no dedique un solo minuto para salir a recibir a mi papá. Ya lleva ocho días sin comer, ya no tiene fuerza; pido al Presidente que salga, aunque sea un minuto."

Magdalena Cano tiene 14 años. Dejó de ir a la escuela cuando su padre, trabajador del departamento de limpia de la capital de San Luis Potosí, fue cesado de la administración municipal debido a que el edil panista Octavio Pedroza no reconoce al Sindicato Independiente de Trabajadores del Ayuntamiento de San Luis Potosí (SITASLP). La niña narró que su familia ha vivido "apuros porque no hay dinero, mi papá no encuentra trabajo en ningún lugar. Dicen que no lo pueden contratar".

Eduviges llegó el primero de mayo con un contingente de 14 de compañeros del SITASLP a instalar un plantón indefinido en las inmediaciones del rancho San Cristóbal. Su salud se ha visto mermada desde aquel día. Ya no habla ni cuenta chistes, como la madrugada en que llegó.

Frente a las vallas metálicas colocadas por el Estado Mayor Presidencial para evitar el acceso a la plaza del poblado, unos 50 ejidatarios de la comunidad San Carlos La Roncha, en León, se instalaron para pedir "a nuestro paisano Presidente que si es tan ranchero como dice, haga algo ante esta injusticia".

Los labriegos sostienen un litigio en los tribunales por la posesión de diez hectáreas de cultivo que un juez otorgó al empresario José Luis Díaz del Castillo Líe. Acusan al Tribunal Agrario de incurrir en actos de corrupción; por eso "queremos que nos devuelvan nuestras tierras (se ubican en la carretera León-Silao, son de alto valor debido a que se encuentran cerca de lo que será el puerto interior). Estamos cansados de que siempre los empresarios nos quiten lo que es de nosotros", dijo el comisario ejidal Juan Esquivel.

El mismo hombre recordó al presidente Fox "que el amor por la tierra no se gana nomás por usar sombrero y botas, si- no por trabajarla y, si de eso sabe nuestro paisano-Presidente, pues entonces nos va a entender, pero si no, le va a dar la razón al empresario" quien por cierto es uno de los más ricos en el municipio, según informó.

Una tercera manifestación ocurrió frente al quiosco de la plaza pública de San Cristóbal. Ahí la señora Ana María Amador, quien se hizo acompañar de una decena de personas, exigió castigo para los asesinos de su hija, de 14 años de edad -identificada por las iniciales AIMA--, ocurrido el 30 de abril pasado en San Juan de los Lagos, Jalisco.

La intención de la mujer era ver a Vicente Fox para entregarle una invitación a "la marcha del silencio que vamos a tener en San Juan de los Lagos, porque a mi hija ya no la voy a ver, pero hay más niñas que corren peligro y se deben atender". Ana María no fue recibida por nadie.

Cabe señalar que según fuentes del Estado Mayor Presidencial, Fox Quesada se encontraba en su casa de descanso, pero, contra su costumbre, no asistió a la misa dominical que se ofreció en la parroquia local.