Usted está aquí: domingo 8 de mayo de 2005 Cultura Relatos bajo el signo del esperpento

Relatos bajo el signo del esperpento

El escritor chileno Luis Sepúlveda, quien cobró celebridad en 1989 por su novela Un viejo que leía novelas de amor, entabló con su colega uruguayo Mario Delgado Aparaín, quien es escritor y periodista, un tableteo de teclas por Internet para escribir un libro a cuatro manos. El resultado se titula Los peores cuentos de los hermanos Grim, que por igual ha despertado el alborozo de quienes han logrado descifrar sus acertijos, trivias, carcajadas culteranas y sonrisas enteradas, que el tedio de quienes no le ven la gracia a esta apuesta por el esperpento.

En distintas entrevistas, Sepúlveda y Aparaín han explicado génesis, gestación y parto de esta búsqueda de la parodia literaria, del pastiche en eco, de la ironía como recurso estilístico. Les gusta citar el humor de Monthy Phyton y de los mismísimos Les Luthiers para explicar sus escarceos en su intento por ''carnavalizar la literatura rioplatense como nunca antes se había hecho".

Como suele ocurrir a muchos escritores, un recorte de periódico dio la luz a Sepúlveda. Un periódico uruguayo, cuenta el chileno, celebró cien años y reprodujo facsimilarmente notas de esa edad. Una de ellas contaba una historia apasionante:

Una señora latifundista de la Patagonia, exterminadora de indios, armó festividades de una semana hace un siglo y amadrinó a todos los hijos no reconocidos del gauchaje en la región. Entre las festividades aparecieron dos payadores, los ''hermanos Grim", célebres por sus infortunios en la vida y en el escenario, pues siempre terminaban bajados a patadas, a gritos y pedradas de parte del respetable, crítico severo de esas artes incomprendidas.

La mesa estaba puesta para poner ahí la computadora, conectarla a Internet y armar el libro a cuatro manos. Un trabajo mínimo de investigación llevó a Sepúlveda y Aparaín a completar los enredos necesarios para trenzar un relato bajo el signo del esperpento, ese género nutricio que Valle Inclán llevó a sus últimas consecuencias y que muy pocos autores han logrado cristalizar con tal tino. La prueba es que muchos lectores no conectan, no entienden o sencillamente no captan el espíritu esperpéntico y no precisamente por ignorancia sino por ineficiencia.

La eficiencia de Sepúlveda y Aparaín se mide por el número de críticas a favor y en contra de este librito divertido pero que no alcanza la maestría de un Cabrera Infante, quien no escribió solamente un libro tomando el esperpento como guía, sino que lo asumió como una de sus claves vitales en la escritura junto con la aliteración, el retruécano, el calambur, los cultísimos y deliciosos juegos de palabras, entre otras linduras que lindan y embellecen su escritura, convertida ya en obra clásica también.

Además de la obvia referencia a los hermanos alemanes Grimm (a quienes, entre otras travesuras, quita una eme), Luis Sepúlveda y Mario Delgado Aparaín amparan otros recursos narrativos. El siguiente en obviedad es el estilo epistolar, que permite encubrir el peloteo por Internet para armar el juego a cuatro manos, pero no alcanza a disfrazar los estilos, la escritura de cada uno de los dos autores, al punto de saber quién escribió qué parte del libro y quién la otra, pues de manera indubitable el lector verá en muchos momentos asomándose entero el estilo inconfundible del autor de Un viejo que leía novelas de amor. Y el resto es mera aritmética.

Buena parte de los chistoretes en este libro son fáciles de desentrañar, sobre todo la relativa a la trivia fílmica en personajes llamados Juanito Weismuller, Pancho Lancaster o Antonio Curtis. Hay otros un poco elaborados, como los firmantes del epistolario: Segismundo Ramiro von Klatsch y Orson C. Castellanos, donde se adivinan fácilmente las barbas de Freud, el cataclismo trágico de Von Kleist y los juegos mediáticos de Orson Welles.

El que la temperatura aumenta o baje desde una tibia trivia en este libro depende por supuesto del lector.

Los peores cuentos de los hermanos Grim

Autores: Luis Sepúlveda y Mario Delgado Aparaín

Editorial: Seix Barral

Número de páginas: 220

Precio de lista: 161 pesos

Pablo Espinosa

 
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