Schwarzenegger: adicción antimigrante
Dicen los expertos que un alcohólico siempre será adicto al licor aun cuando haya dejado de tomar. Al parecer el Partido Republicano de California padece también de una adicción: la política de culpar a los inmigrantes. Esta semana el gobernador Arnold Schwarzenegger elogió los esfuerzos de los llamados Minutemen, grupo de vigilantes que se auto-proclamó guardián de la frontera y organizó "patrullas ciudadanas" del sector entre Arizona y Sonora.
En meses recientes el índice de aprobación de Schwarzenegger se ha desplomado, grupos sindicalistas montan protestas por donde va en California y la Legislatura estatal se ha negado a aprobar sus iniciativas para cambiar las estructuras del gobierno. Como el ex bebedor que se encuentra solo en un cuarto de hotel con las botellitas de licor invitándolo, Schwarzenegger, con todos sus músculos, no tuvo la fuerza para resistir la tentación.
Hace poco más de una semana Schwarzenegger bebió un sorbito, al decir que Estados Unidos debe "cerrar" la frontera. Pero escupió el traguito casi de inmediato al decir al día siguiente que por su "mal inglés" se había equivocado, y lo que quería decir es que se debe "asegurar" la frontera. Pidió disculpas que fueron aceptadas casi de inmediato por sus opositores políticos.
Pero la tentación era demasiado grande, no vació la botellita y ésta seguía en la mesa, llamándolo. El jueves pasado declaró que los Minutemen hacen un trabajo "fantástico". La política del presidente George W. Bush en la frontera ha fracasado, explicó, y por eso los ciudadanos se vieron obligados a tomar cartas en el asunto. Dijo no saber por qué Bush había criticado a los Minutemen calificándolos de "vigilantes".
También atacó por "divisiva" una valla publicitaria de un canal de televisión de Los Angeles que transmite en español. El anuncio muestra los rascacielos de esa ciudad con el Angel de la Independencia mexicano sobrepuesto en el centro. Arriba está escrito Los Angeles CA (de California), pero las letras CA están tachadas y está escrito México.
Al parecer el gobernador ya se siente más confiado en su inglés, pues esta vez no había disculpas. El día después defendió y hasta amplió sus comentarios. Al ser interrogado por sus declaraciones, comentó que los Minutemen son comparables a un grupo de vecinos que vigila su barrio contra los ladrones, y agregó que le daría la bienvenida al colectivo si decide patrullar la frontera entre California y México. Además criticó a las organizaciones humanitarias que dejan agua en el desierto para los inmigrantes que intentan cruzar, porque "invitan" a la gente a violar la ley.
No debe sorprender que Schwarzenegger cayó otra vez en el vicio. Aunque él entró a la política hace apenas dos años, sus patrocinadores y su equipo de asesores tienen un largo historial en el uso de los inmigrantes como chivos expiatorios. El ex gobernador Pete Wilson, patrocinador de la Propuesta 187 en los años 90 -que intentaba negar todos los servicios estatales a los inmigrantes-, es uno de los asesores más cercanos al ex estrella de Hollywood, y muchos del equipo del ex mandatario estatal ahora trabajan con el actor.
La Propuesta 187 tuvo un efecto inesperado: sirvió para movilizar el voto latino y, al final, a Wilson le salió el tiro por la culata. Muchos inmigrantes tramitaron la ciudadanía para poder votar y el Partido Republicano quedó virtualmente marginado en California por casi 10 años.
Schwarzenegger se ofreció como el "antipolítico" que, como hacía en sus películas, pondría fin a los malos que llevaron a California al borde del desastre económico. Al llegar a la capital estatal de Sacramento, seguro que el flamante gobernador se quedó sorprendido cuando después de un par de horas la película no terminó con los malos muertos o huyendo. La historia continúa; el Exterminador no podía eliminar a sus enemigos con la facilidad con que se acostumbra en pantalla.
¿Qué hacer? ¿Por qué no se van cuando les digo "hasta la vista, baby"? -preguntaba con su fuerte acento alemán. Sus estrategas, adictos a la política antimigrante, pero cuidadosos de no beber en público, le señalaban la botella del odiohacia ese sector. Como todo adicto, quizá Schwarzenegger sabía que a largo plazo caer en el vicio no sería la solución. Pero la tentación era tan fuerte que hasta el Terminator se doblegó, seguro pensando: "Sólo tomaré un poquito, hasta terminada la crisis".
En 2005 California no es el mismo estado de hace 10 años. Si bien hay sectores donde el odio al inmigrante es fuerte, también existen muchos más residentes que llegaron de otros países, o sus padres. Según cifras del gobierno de Estados Unidos, casi la tercera parte (32 por ciento) de los californianos son latinos. Más de la cuarta parte (26 por ciento) nació fuera del país y dos de cada cinco residentes hablan en casa un idioma que no es el inglés. (Las cifras deben ser más altas, porque muchos indocumentados no son contados).
California no es representante de todo el país, y en otras regiones, donde hay menos inmigrantes y la llegada de los nuevos es un fenómeno, podría ser que el terreno sea mucho más fecundo para sembrar las semillas de una política de odio contra los recién instalados. Y no faltarán políticos que buscarán cómo aprovechar el miedo al indocumentado.
El adicto empieza con el vicio porque al principio le da placer, pero en la medida en que se vuelve dependiente no es cuestión de sentirse bien, sino de suavizar lo malo que se siente cuando no tiene la droga. En la medida que Schwarzenegger utiliza la política antimigrante se volverá cada vez más adicto, y dependiente, porque movilizará a sus opositores, mientras sólo animará a los sectores más derechistas.
El gobernador insiste en que no es racista ni antimigrante, y siempre destaca que él también lo es, pero reitera que la migración debe ser en el marco de la ley y que el gobierno tiene la obligación de tomar medidas contra todos y cada uno de los que intenten evitar el sistema legal.
De lo que jamás habla Schwarzenegger es de que cuando un joven practicante de fisicoculturismo llegó a Estados Unidos proveniente de Austria -en los años 70- con sueños de hacerse famoso, por un tiempo trabajó de forma ilegal, antes de arreglar sus papeles. Pese a su historial criminal, logró convertirse en estrella de cine y hasta en gobernador de su estado adoptivo. Tampoco explica cómo un señor con un pasado así logró caer en la adicción de la política anti-migrante, a menos que vea distintos a los inmigrantes de Europa respecto a los de América Latina.
* Brodie es un periodista estadunidense que ha trabajado temas sobre política de California y América Latina