La creciente población mayor de 60 años suele ser excluida de la atención médica, afirma
Advierte la OPS: cada vez peor salud para los ancianos de AL
Además de la necesidad de superar la pobreza, hacen falta geriatras, indica el organismo hemisférico
Ampliar la imagen Una pareja de ancianos, durante un matrimonio colectivo celebrado en la delegaci�enustiano Carranza el 5 de marzo pasado FOTO Jos�arlo Gonz�z
Filadelfia, EU. Economías frágiles, crecientes niveles de pobreza, desigualdades sociales y menor acceso a servicios y recursos financieros colectivos acompañan el acelerado envejecimiento de la población en América Latina y el Caribe, lo que hace prever a los especialistas que en los próximos años las personas mayores de 60 años tendrán peor salud y más discapacidades que los individuos del mismo grupo de edad que viven en los países desarrollados.
Desde ahora se observan severas desventajas sociales y económicas para los llamados adultos mayores. México es ejemplo de ello. En 2002, apenas 22 por ciento de estos individuos tenían ingresos por jubilación, pensión o por trabajo; otro 28 por ciento desempeñaba alguna actividad remunerada, y el restante 50 por ciento carecía de ingresos.
Además, 69 por ciento de los mexicanos que rebasaban los 60 años reportaron en 2000 no tener buena salud. El informe sobre El estado de envejecimiento y salud en América Latina y el Caribe, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), advierte que estas personas suelen ser excluidas de la atención médica. Varios factores influyen, entre otros, la pobreza y la carencia de políticas que definan y garanticen explícitamente el acceso a servicios sanitarios adecuados.
En general, el panorama del resto de los países de la región es similar. Sólo que en México y Brasil se concentra la mitad de los mayores de 60 años del continente, cuya mayoría reside en las zonas urbanas.
La mitad de ancianos, en AL
La alerta de la OPS advierte sobre el explosivo crecimiento del número de ancianos. En 2002, había en el mundo 100 millones de personas con más de 60 años de edad, de las cuales 40 millones correspondían a América Latina y el Caribe. Las previsiones de la Organización de las Naciones Unidas señalan que para 2025, la cifra global será de 200 millones, y la mitad estará en Latinoamérica.
Lo anterior significa que de 8 por ciento que representaba ese sector en 2000, pasará a 14 por ciento en 2025. Es decir, habrá un viejo por cada siete personas en América Latina y el Caribe.
Otro factor del análisis de la OPS tiene que ver con el aumento en la esperanza de vida de esa población. En parte, dice, se debe a que los avances médicos permitieron hace décadas reducir la mortalidad infantil, pero de ninguna manera se puede atribuir a mejoras en los estándares generales de vida.
De hecho -señala el informe- los adultos mayores han estado expuestos a desnutrición y más enfermedades en una etapa más temprana de la vida, a diferencia de lo que sucede en las sociedades industrializadas que tuvieron un aumento estable del estándar de vida. Se cree que tal exposición puede tener efectos fisiológicos duraderos que afecten considerablemente el estado de salud de los adultos.
Aun así, de acuerdo con las previsiones de la OPS, la expectativa de vida para quienes en 2005 cumplen 60 años será de entre 18 y 25 años. Lo anterior impone la necesidad de mejorar las condiciones de vida y de atención de este sector poblacional, a fin de que esos años sean saludables, indicó Martha Peláez, consejera regional de la OPS.
Insistió en que actualmente los habitantes de América Latina y el Caribe envejecen rápidamente en un entorno de pobreza y con sistemas de salud enfocados en la enfermedad, desintegrados y sin un planteamiento que ofrezca soluciones continuas, sostenibles o resultados de salud a largo plazo.
El diagnóstico del organismo sanitario hemisférico destaca que los países de la región carecen de planes nacionales para desarrollar una fuerza de trabajo capacitada en los aspectos básicos de la medicina geriátrica. En cambio, la formación médica se ha concentrado en la pediatría y la salud materna. De ahí que muchos facultativos creen, equivocadamente, que las enfermedades crónicas, el dolor y la discapacidad son consecuencias inevitables de la edad y, por tanto, no hacen nada para aconsejar, tratar y controlar en forma oportuna los problemas de salud que las personas mayores les plantean. Es el caso de la pérdida de la memoria o la incontinencia urinaria; ambas condiciones pueden mejorar con acciones clínicas adecuadas.
Durante el tercer Taller Anual de Salud de Latinoamérica y el Caribe: periodismo para la salud, Martha Peláez resaltó la magnitud de la problemática que plantea el envejecimiento de la población en el continente, debido a las carencias mencionadas, y a las cuales se suma que las enfermedades que aquejan a los ancianos suelen estar mal diagnosticadas.
La falta de capacitación del personal de salud favorece la agudización de los problemas relacionados con los medicamentos para ese sector social, en los que se incluye la administración de dosis inadecuadas y las reacciones adversas.
Sondeo en siete ciudades
La evidencia sobre el deterioro de la salud de los mayores de 60 años en América Latina y el Caribe lo ofreció la encuesta sobre Salud, Bienestar y Envejecimiento (Sabe) de la OPS, elaborada en 2000, en siete ciudades de la región: Buenos Aires (Argentina), Bridgetown (Barbados), La Habana (Cuba), ciudad de México, Montevideo (Uruguay), Santiago (Chile) y Sao Paulo (Brasil).
Resultó que 42 por ciento de las mujeres y 49 por ciento de los hombres de 60 años y más informaron tener una salud excelente o buena. En México el porcentaje se redujo a 29 por ciento. Entre las enfermedades crónicas destacaron hipertensión, artritis, diabetes, derrame cerebral y enfermedad cardiaca. Los porcentajes de estas afecciones son comparables a la proporción de personas mayores de 70 años con esas afecciones en Estados Unidos.
En cuanto a discapacidades, la encuesta detectó que 20 por ciento de los entrevistados informó tener una limitación en, por lo menos, una actividad de la vida cotidiana, como bañarse, comer, vestirse, ir al baño, pasar de la cama a la silla y caminar.
Los cuestionarios también reportaron que al menos uno de cada dos hombres y dos de cada tres mujeres dijeron tener una o varias de las siguientes condiciones de discapacidad: artritis, osteoporosis, mala visión e incontinencia.
La administración deficiente de los recursos y las carencias de los sistemas de salud con respecto a los cuidados que requieren los mayores de 60 años se traducen en más discapacidad y menor esperanza de vida saludable, concluye el diagnóstico de la OPS. Resalta que la región latinoamericana y del Caribe tiene una "ventana de oportunidades" para enfrentar este desafío ahora que la proporción de personas más jóvenes está disminuyendo y la de personas mayores todavía es relativamente pequeña.
Es el momento -afirma- de desarrollar laboratorios locales de atención primaria de salud para probar enfoques para el cuidado de las personas mayores. "Si esperamos que transcurran 10 años más, sería mucho más costoso comenzar la curva de aprendizaje", advirtió el organismo.