Usted está aquí: lunes 2 de mayo de 2005 Cultura El Garfield revela la vida de los narcos en NY

El antropólogo Juan Cajas detalla en un libro el submundo de los capos colombianos

El Garfield revela la vida de los narcos en NY

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

Antes de ser un próspero operador del narcotráfico en Nueva York, el Garfield fue militante clandestino de izquierda en su natal Colombia. El derrumbe del socialismo real lo dejó decepcionado y sin proyecto de vida. En el tráfico de cocaína encontró sostén económico y nuevas motivaciones. Murió en Caracas, acribillado por un sicario.

El antropólogo colombiano Juan Cajas lo conoció. Fue uno de los paisanos que suele alojar en su departamento de la ciudad de México cuando van a buscarse la vida a Estados Unidos.

La noche del día que se conocieron terminaron borrachos en El Tenampa de Plaza Garibaldi, cantando con mariachis aquella canción de José Alfredo Jiménez que dice: "la vida no vale nada".

Tiempo después, mientras Cajas realizaba una investigación en la Sierra Tarahumara, el azar lo reunió de nuevo con Garfield, quien ya estaba metido de lleno en el trafico de drogas en Nueva York.

Llegó a la mente de Cajas una idea común entre antropólogos y que él le adjudica a Ernesto Sábato: "uno no busca a los personajes, los personajes vienen a buscarlo a uno".

Hasta entonces no se le había ocurrido hacer un trabajo sobre narcotráfico, pero se percató de que Garfield le brindaba "la oportunidad de mirar el problema desde dentro". Se fue con él a la ciudad que es "el faro mítico en la cartografía imaginaria de los traficantes colombianos de drogas".

Así nació un libro de singular título El truquito y la maroma, cocaína, traquetos y pistolocos en Nueva York. Una antropología de la incertidumbre y lo prohibido, publicado recientemente por Miguel Angel Porrúa y el Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Garfield -cuenta Cajas en el libro- "es (aún no moría) uno de los alias de mi informante; hábil para las relaciones públicas y con más de 10 años de vivir en el submundo de las drogas, en el bussines traqueto. El dispuso, para mi información básica, la logística del trabajo y sus contactos. Sin su ayuda, el trabajo de campo hubiera sido imposible".

En breve entrevista previa a la presentación del libro, el jueves en el Museo Nacional de Antropología, Cajas dijo: "Más que explicar el fenómeno del narcotráfico, lo que hago es cederle la palabra a Garfield, narrador excepcional, para que explique su propia visión del narcotráfico".

Garfield es el hilo conductor, pero el libro de Juan Cajas no se agota ahí: "A la par del personaje, lo que hago es trazar una cartografía del narcotráfico como un fenómeno global y a la vez una cartografía sobre el consumo".

Dicho de otro modo, como escribe en la introducción: El truquito y la maroma... "es la bitácora de un viaje; es la memoria de una expedición antropológica al interior de Nueva York (...) Es un inventario de incertidumbres colectivas y violencias asociadas al negocio del narcotráfico, el consumo de drogas adulteradas y a las complejas redes de prohibición".

El título del libro está en traqueñol, es decir en la jerga de los narcotraficantes colombianos. Una traducción libre al español de México diría algo así como: "Los negocios ilícitos, la cocaína, narcotráficantes y sicarios en Nueva York".

La historiadora Hilda Iparraguirre, participante en la presentación, dijo que El truquito y la maroma... "constituye uno de los escasos, si no es que el único" libro que se centra en el lado humano del desorden y la incertidumbre que reina en el submundo del narcotráfico.

Señaló que prácticamente no se sabe nada de los habitantes de carne y hueso de ese submundo: "No sabíamos cómo se sentían, cómo sufrían, cómo amaban, cómo sentían día con día estarse jugando la vida".

Por su parte el sociólogo Víctor Payá sostuvo que "es un libro que atrapa desde la primera línea al lector, es una hermosa travesía por un mundo en el que poetas, literatos, intelectuales, políticos, pero sobre todo traquetos y pistolocos tienen mucho qué decir en torno al hierático mundo de las drogas".

En su turno la antropóloga Elena Azaola expuso que el libro de Cajas, "tanto por su contenido, por su densidad, como por su velocidad, nos impone pensar a la sociedad contemporánea desde uno de sus ángulos más oscuros".

Se trata "de un libro inteligente que al tiempo que nos narra historias sabe entrelazar las ideas de numerosos pensadores para mirar, reflexionar, rescatar los sentidos de una realidad a la que Juan Cajas desnuda sin piedad".

 
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