La filósofa Martine Leibovici presentará el martes un libro sobre la obra de la pensadora
Vigentes, las ideas de Hannah Arendt sobre religión y política
Cuando se carece de un dios para fundamentar la ley, se vuelve peligrosa, asegura
Ampliar la imagen La fil�a Martine Leibovici analiza el pensamiento de la alemana Hanna Arendt sobre el juda�o FOTO Mar�Mel�rez Parada
Hace tres décadas era difícil creer que de nuevo se volvería problemática la relación entre la religión y la política. Es decir, que la contestación o lucha política se hiciera dentro del lenguaje religioso.
Sin embargo, los sucesos mundiales "nos piden reflexionar nuevamente sobre esos cuestionamientos", expresa la filósofa radicada en París Martine Leibovici, autora del libro Hannah Arendt y la tradición judía. El judaísmo de la secularización (Instituto de Investigaciones Filológicas, de la UNAM, 2005) cuya traducción y edición en español estuvieron a cargo de Esther Cohen y Silvana Rabinovich.
Originalmente una ponencia impartida por Leibovici en Lausana, Suiza, el volumen será presentado por Ana María Martínez de la Escalera, las traductoras y la autora el martes 3, a las 19 horas en la Librería Gandhi, Miguel Angel de Quevedo 121, Chimalistac. Leibovici se encuentra aquí invitada por el Instituto de Investigaciones Filológicas y el proyecto Políticas de la Memoria.
Estudiosa de la obra de la filósofa política (1906 Hanover, Alemania-1975 Estados Unidos) ligada con Martin Heidegger y Karl Jaspers, Leibovici publicó en 1998 el libro Hannah Arendt, una judía. Experiencia, política e historia, pero no abordó su relación con el judaísmo. Arendt no fue educada dentro de la tradición judía, inclusive, su madre fue simpatizante de la luchadora social Rosa Luxemburgo, sin embargo, se involucró de manera crítica en el movimiento sionista. Leibovici quiso entender lo que se le podía cuestionar a la tradición judía por parte de alguien que no creció dentro de ella.
-¿Dónde la llevó este texto?
-No quise tratar la cuestión en términos de influencias. Pero, como encontré que Arendt estaba consciente del asunto de la secularización del credo religioso en general, estaba segura de que tenía ideas acerca de lo que eso podía representar para la tradición judía. También estaba consciente de una falsa secularización, muy viva dentro de la gente judía. Por ejemplo, cuando se consideran un pueblo elegido, pero sin el credo religioso, cosa que puede conducir al chovinismo.
"También estaba consciente de cómo un pueblo oprimido tiene que criticarse y no idealizarse, lo que se tiende a hacer cuando el mundo afuera le es adverso. Esto constituye una manera de pensar de lo que significa ser un paria, es decir, alguien que está dentro y está fuera de su propio grupo".
Luego, está la relación entre la religión y la política. Leibovici pregunta si es posible desde la tradición judía volverse un pueblo político. Sin dar soluciones, anota que hoy día muchas personas pretenden que el problema de la democracia es que carece de un fundamento, y que quieren regresar a la tradición judía. Afirma: "Para mí resulta imposible regresar a cualquier tradición en ese sentido; tenemos que asumir que no hay ningún fundamento. Sería totalmente ilusorio pensar que al reflexionar sobre la tradición política judía, podíamos regresar a tal fundamento. Y, tenemos que vivir con eso.
"Esas son las preguntas que me hago. En Arendt encuentro alguien que no es del todo optimista. No dice, bueno, esto es extraordinario, ya no hay un fundamento, ahora hay libertad. No, está consciente de que cuando uno carece de un dios para fundar la ley, se vuelve muy peligroso porque muy seguido se encuentran sustitutos para llenar el vacío. Sin embargo, una vez que dios no puede ser el fundamento, ya no hay ninguno".
Crítica del sionismo
-De vivir hoy día, ¿qué le preocuparía a Arendt?
-Creo que estaría preocupada con lo que le sucedió a la libertad en nuestro mundo. Como ya dije Arendt estuvo involucrada en el movimiento sionista, pero siempre fue muy crítica hacia ello, no sólo hacia el asunto árabe. Para mí el problema principal, y reitero, cuando un pueblo oprimido se rebela o quiere deshacerse de la opresión, no es suficiente tener la razón. En ese movimiento de este tipo hay muchas trampas. Quizá también sea cierto para la liberación de las mujeres.
Leibovici reconoce, sin embargo, que cuando Arendt analiza el movimiento revolucionario, el sionismo o el movimiento político judío, frecuentemente se le considera una especie de "traidora", como una outsider, pero que está adentro. "Estoy segura que a Arendt le importó mucho en lo personal -siempre lo dijo- lo sucedido con el pueblo judío (estuvo en un campo de concentración antes de huir a EU en 1941). Pero, también estaba en relación con el mundo exterior, no quería quedarse adentro".
Para Esther Cohen el pensamiento político de Arendt es de mucha actualidad, sobre todo para el momento que se vive: "Podemos ver como la acción política en el caso, por ejemplo, de la marcha del silencio, cambió la dirección de lo que sucede en México".