ANTROBIOTICA
La lista Antrobiótica de colección, parte V
YA SE VA a acabar la lista, 52 cosas que sería bueno comer, beber o amar, una lista que necesitaría cuando menos un inventario igual de omisiones, de distracciones, de agregados. Afortunadamente para ti, tiempo es lo único que falta.
37. VINOS DEL PRIORAT. Extraídos a una tierra escarpada y yerma que suena a versos de Eliot (Here is no water but only rock / Rock and no water and the sandy road / The road winding above among the mountains / Which are mountains of rock without water), los vinos de esta zona catalana son compactos, concentradísimos, intensos como una madriza que recibes sin razón, una madriza porque sí. Un favorito personal, obviamente, es L'Ermita, de Alvaro Palacios, pero es incomprable. Son más accesibles, y también rompemadres, el Fra Fulcó (maomeno $700), el Clos Fontà (igual) y el Llicorella (a sorprendentes doscientos cincuenta y tantos varitos).
38. PANZA EN PANGEA, que es, seguramente, el mejor restaurante de Monterrey. (Y con una de las mejores cavas del país.) Su chef, Guillermo González, hace varias maravillas (y, ni modo, un par de platos a los que ya les urge ahuecar el ala): un foie gras con mermelada de cebolla con armagnac, una pechuga de pato con costra de jamaica sobre una polenta de cuitlacoche y setas con reducción de miel de mezcal y morillas... Y, sobre todo, un trozo de panza de cerdo a la sartén, grasosísimo, crujiente, increíblemente imbuido de sabor. Un plato que en la ciudad de México, con sus restaurantes respingados para señoras totalmente L'Oréal, para parejitas Cinemex, para ñoños con triquistriquis sin fin, simplemente no podría funcionar.
39. EL MAS SABROSO website para glotones es, sin duda, www.sautewednesday.com. Reunión de escritores del mundo, reunión de locuras de donde sea, es aquí el único lugar donde puedes leer a Jeffrey Steingarten y a Jacques Pépin al mismo tiempo que ves al gran jefe Tony Bourdain comiéndose el corazón palpitante de una cobra que no acaba de morirse. Adictivo.
40. EL MEJOR POEMA de Manuel Gutiérrez Nájera. Muchos de la vieja guardia recuerdan con más cariño aquel Para un menú, el de "Las novias pasadas son copas vacías", que no carece de cierta chispa: "Las bocas de grana son húmedas fresas; / las negras pupilas escancian café", pero la verdad es que el mejor poema de MGN es también el más comestible, cachondo y divertido: La Duquesa Job (recuérdese que el Duque Job fue pseudónimo del propio Nájera). No sé si mi improbable lector lo tiene en la memoria: el poeta retrata a la Duquesa Job, pura coqueta, mientras devora "fresa tras fresa / y abajo ronca tu perro Bob", una mujer que, aunque "desconoce los placeres del five o'clock" (jeje), no hay otra en Plateros, "desde las puertas de la Sorpresa / hasta la esquina del Jockey Club" (es decir: entre Gante y los Azulejos, sobre lo que hoy es Madero), que pueda igualársele. Tiene versos geniales, como éstos: "Pie de andaluza, boca de guinda, / esprit rociado de Veuve Clicquot", o éstos: "nariz pequeña, garbosa, cuca, / y palpitantes sobre la nuca / rizos tan rubios como el coñac", pero aquellos que lo han hecho entrar definitivamente en esta lista y en todas las listas que me queden por venir van así: "Toco; se viste; me abre; almorzamos; / con apetito los dos tomamos / un par de huevos y un buen bistec, / media botella de rico vino, / y en coche juntos vamos camino / del pintoresco Chapultepec." ¡Ah, poder ser siempre frívolo; poder escribir así, carajo!
41. BAGUETS. Más o menos como al principio de los años 90, con la multiplicación del disco láser y el home-theatre, con dos tres pinches peliculitas en cartelera, crítica y público declaraban la muerte del cine en salas, y de repente el multiplex vino a inventarse espectadores (sí, también a la odiada parejita Cinemex); así o parecido, medio mundo declaraba hace 15 años la muerte de la vraie baguette, flaquita y crocante, hasta que, de repronto, empezaron a brotar consejos, grupos, fraternidades defensoras, y hoy hay un delicioso superávit de ese pan cuyo reino sí es de este mundo. Qué bueno. En París, este año la mejor está en La Fournée d'Augustine , del joven Pierre Thilloux; en México se la siguen compitiendo el Café O (Monte Líbano 245, Lomas) y la Trattoria della Casa Nuova (Avenida de la Paz 58M, San Angel).
42. KEBABS. Vuelvo a Viena como quien vuelve a ver fotos de un amor viejo, roto, lastimado por breves infidelidades y un abandono de muchos meses. Existe en la tierra una especie de gran taco árabe de carne de carnero sazonado con yogurt, chile piquín, lechuga y cebollas. En Barcelona y en México les dicen shawarmas (en el DF son sabrosas en Al-Andalus, con la sola desventaja de que hay que comerlas sentados); en el resto de Europa, döner kebabs. En París les agregan papas a la francesa, para hacerlos más pecaminosos (son buenos a la altura de Notre Dame, en la rive gauche, cerca de dos grandes librerías: Shakespeare & Co y la Librarie Gourmande). Pero está más nítido en la memoria el día que se nos revelaron en el tianguis vienés del Naschmarkt: cómo el viento fuertísimo parecía querer levantarnos del piso, cómo se llevaba mercancía y movía los tendajones, nosotros nos aferrábamos a nuestro primer kebab de la historia y la gente perseguía sus cosas, los perros ladraban eludiendo ropa de segundamano que pasaba volando. Y, después, cómo nuestros grandes abrigos y nuestros lentes, la calle y los perros, cada cosa empezó a cubrirse de nieve, que yo nunca había visto. Qué sabroso era todo entonces, y qué ganas dan, mientras escribo estas líneas, de sentir de nuevo el amor de Viena, y largarse de en medio de la masa estulta y sorda, irse de esta ciudad donde el amor está agotado, seco como un trozo de cecina, y Cristina Moroyoqui y yo ya no tenemos dónde ir.