Se solidarizan 20 mil jaliscienses con el tabasqueño
Discúlpese, exige López Obrador al Presidente
Denuncia Fernando del Paso que se busca inhabilitar al jefe de Gobierno capitalino para 2006 y para 2012
Guadalajara, Jal., 21 de abril. "Decían que nuestro movimiento estaba solamente en la ciudad de México, en Tabasco, en el centro y en el sur. Pero esta plaza, este entusiasmo, confirman que nuestra lucha también está en Jalisco y se extiende por todo el país", exclamó Andrés Manuel López Obrador ante más de 20 mil personas que se reunieron esta tarde en la Plaza de la Liberación para gritarle sin descanso: "¡No estás solo, no estás solo!"
Aclamado por simpatizantes que vinieron a la antigua capital de la Nueva Galicia desde Nayarit, Colima, Zacatecas y Michoacán, el jefe de Gobierno del Distrito Federal insistió en tachar a Vicente Fox de "traidor a la causa de la democracia" y en exigir que pida "disculpas a todos los mexicanos" por el escándalo artificiosamente montado a propósito del terreno llamado El Encino, "con el exclusivo propósito de quitarme mis derechos políticos e impedirme participar en las elecciones de 2006".
Con frialdad y aplomo, en el acto habló también el escritor Fernando del Paso para denunciar que los planes de Fox pretenden ir más lejos, pues "quieren inhabilitar a López Obrador durante ocho años, para que no se pueda inscribir en las elecciones de 2006, pero tampoco en las de 2012", lo que desató airados insultos contra el esposo de Marta Sahagún.
Autor de tres novelas torrenciales -José Trigo, Palinuro de México y Noticias del Imperio-, Del Paso terminó su discurso con dos preguntas inquietantes: "Cuando consignen a nuestra democracia, ¿quién va a pagar la fianza? Cuando amordacen a nuestra democracia, ¿quién la va a amparar?"
Antes del narrador había tomado la palabra el presidente electo del comité estatal del PRD en Jalisco, Samuel Romero Valle, que en su papel de anfitrión habló acerca de la historia de los edificios que bordean la plaza, comenzando por el antiguo palacio virreinal de la Audiencia de Guadalajara, que en 1810 Miguel Hidalgo convirtió en primer Palacio Nacional, en cuyo interior se albergó el precario gobierno nacido del Grito de Independencia.
Fue allí mismo, agregó, donde en 1857 Benito Juárez estuvo a punto de ser asesinado por los conservadores, a los que se les atravesó Guillermo Prieto con la famosa consigna de "los valientes no asesinan", que de pronto avivó los recuerdos de un anciano, jubilado del correo estatal, que disfrutaba plácidamente del espectáculo retórico junto a mí y no tuvo empacho en decirme:
"Y cuando Juárez se salvó, se lo llevaron en una carreta que está adentro de ese edificio", afirmó apuntando con el dedo hacia una fachada más allá de los árboles, de las mantas y de las cabezas que se tostaban al rayo del sol, y agregó: "En la revolución de 1910, Pancho Villa estuvo durmiendo allí y fue cuando dijo aquella frase célebre de que 'para soldados los de Chihuahua, para sarapes los de Saltillo y para mujeres las de Jalisco'..."
El perredista hablaba ahora acerca de que Jalisco fue el escenario de "la primera rebelión indígena contra los españoles" -aludiendo sin duda a la llamada Guerra del Mixtón de 1542, cuando los indios cazcanes que sitiaban Guadalajara fueron correteados por las tropas del virrey Antonio de Mendoza hasta las montañas de Zacatecas-, pero el ex empleado del correo sintió el deber imperioso de mostrarme el lado oscuro de la historia local.
"Jalisco también tiene sus cosas malas, y una de ellas fue que en Colotlán nació el general Victoriano Huerta, que asesinó a Madero y se hizo presidente a fuerzas. Dice la leyenda que en castigo por eso, a Jalisco le cayó encima la maldición de que nunca más ninguno de sus hijos volvería a ser presidente, por lo menos en 100 o 200 años", concluyó quien más tarde se despediría inclinándose en el apretón de manos al susurrar el nombre de Alejandro García Cervantes.
Ramírez Acuña, "torturador"
Después de atraer a 10 mil personas en Ecatepec, 15 mil en Chalco y 70 mil en Villahermosa, los organizadores del mitin de hoy pensaban que, si les iba bien -"si vienen los disidentes del PRI"-, se juntarían otras 10 mil almas. Pero, de acuerdo con el reporte de Radio Monitor, en el mejor momento llegó a haber "alrededor de 20 mil", lo que desbordó los cálculos más optimistas, sin mencionar que el componente principal de la muchedumbre eran los jóvenes, que aplaudían y brincaban y gritaban "¡no estás solo!" con una enjundia que no se veía desde los primeros años del subcomandante Marcos, y eso que desde el entorno panista y yunquista del gobernador Francisco Ramírez Acuña las buenas conciencias anónimas publicaron inserciones pagadas en distintas radioemisoras advirtiendo: "Los jaliscienses no iremos (al acto de apoyo a López Obrador) porque creemos en la legalidad". Pues no les funcionó el jueguito.
"Fox, ayer defendí tu derecho a ser electo, hoy defiendo mi derecho a elegir, ¡no al desafuero!, ¡sí a la democracia!", clamaba un ploter de plástico a colores, sostenido por dos hombres de mediana edad con camisas bien planchadas y limpias detrás del templete, a espaldas del teatro Degollado, junto a las vallas metálicas por donde pasaría el jefe de Gobierno del Distrito Federal a su llegada, prevista para las cinco de la tarde.
Cerca de allí había múltiples pancartas, hermanadas por la misma caligrafía y repletas de preguntas al hombre que llegó al poder en nombre no sólo del cambio democrático, sino de la eficacia administrativa. "Fox, ¿y las muertas de Juárez, cuántas más?", "Fox, ¿y el Pemexgate, cuándo?", "Fox, ¿y Vamos México, ya mero investigas?", pero entre esos ejemplos de la exasperación nacional destacaban dos letreros más, uno redactado con lo peor de la mala leche -"Fox, la reversa también es un cambio, ya entendí"- y otro que de plano invitaba a la perplejidad: "AMLO, Benedicto XVI está contigo".
No podían faltar jóvenes como Jearím Fernández Sagrado, uno de los casi 100 altermundistas que el 28 de mayo del año pasado, en esta ciudad, fueron detenidos en el curso de feroces redadas policiacas y torturados durante varios días en los separos de la procuraduría estatal, de acuerdo con las denuncias, por órdenes personales del decentísimo gobernador Francisco Ramírez Acuña, en un escándalo de derechos humanos que obtuvo repudio internacional, pero no mereció un solo comentario de Fox o su gabinetazo.
López Obrador, que llegó a la plaza en punto de las cinco de la tarde con 16 minutos -dos minutos más temprano que ayer miércoles, en Villahermosa-, tenía en la mente ese problema cuando comenzó la segunda parte de su discurso, reconociendo "los problemas y las aspiraciones del pueblo de Jalisco en materia de justicia, democracia y libertad", pero pidió permiso para exponer su asunto, porque éste "afecta los derechos políticos de todos los habitantes de la República".
La tierra de Rulfo, Arreola y Orozco
Vestido de camisa blanca formal y pantalones de casimir negros -prendas a las que había separado de la corbata rosa y el saco negro también que lucía por la mañana cuando, allá en la ciudad de México, fue al juzgado número 12 del Reclusorio Oriente a informar por escrito al juez Juan José Olvera que no acepta la fianza de dos mil pesos que la víspera le pagaron por sus pistolas dos jóvenes y aviesos diputados del PAN-, López Obrador permaneció varios minutos con la mano derecha en alto, saludando a quienes lo bañaban con más y más gritos de apoyo cuando subió a la tarima, donde muy poco después, al ser mentado por el maestro de ceremonias, el ex rector y ex dirigente Raúl Padilla recibiría el abucheo de la multitud.
"Me da mucho gusto estar en Jalisco, la tierra de Juan Rulfo, Agustín Yáñez, José Clemente Orozco -al oír este nombre chillaron agudamente miles de jóvenes-, Juan José Arreola y Fernando del Paso, una de las voces más influyentes de este país", expresó López Obrador al abrirse de capa. Habló en seguida de la dimensión nacional del movimiento que encabeza y de las justas aspiraciones de todos los habitantes del país, que se pueden concretar y llevar a la práctica en un proyecto alternativo para generar "una nueva política, una nueva economía, una nueva legalidad".
Aludió, sin mencionarla, a la cuestión de los derechos humanos violados por el autoritarismo, pero aclaró que esta vez iba a exponer su problema, y comenzó a platicar, de manera coloquial, explicándose como cualquier ciudadano frente a la barandilla de la injusticia.
"Vengo a decirles que yo no cometí ningún delito, ni grande ni pequeño; el juicio en mi contra no tiene que ver con ningún legalismo, es político. Aunque con hipocresía invocan el estado de derecho, lo cierto es que usan las leyes de manera facciosa. No estoy dispuesto a salir adelante al precio de mi dignidad, no hay ninguna prueba directa y contundente contra mí en ninguna de las 100 mil y pico de hojas del expediente", resumió en el prólogo de una explicación que iba a durar casi 40 minutos, y que le valdría el silencio áulico de la plaza, que lo escuchaba embobada, pero aprovechaba las pausas -el traguito de agua de tanto en tanto- para gritar a coro: "¡Andrés, aguanta, Jalisco se levanta!"
En el momento más alto de su exposición, la gente se sintió presa de una furia incontrolable contra Fox, y lo mostró con tal elocuencia que López Obrador tuvo que intervenir para calmarla diciendo: "una cosa es Fox y otra la institución presidencial, y yo los invito a respetar la institución presidencial, porque este movimiento cree en las instituciones".
La reunión se disolvió poco antes de las siete de la tarde, cuando el titular del GDF se retiró de la plaza a bordo de una camioneta de la que iban colgados por fuera algunos voluminosos perredistas de Tabasco, a guisa de escudos humanos, y miles y miles de jóvenes se desparramaron felices rumbo a los cuatro sectores de la ardiente ciudad, donde esta noche el calor arrecia.