Usted está aquí: jueves 21 de abril de 2005 Gastronomía Realizó Casa Domecq cata de cuatro de sus vinos

Realizó Casa Domecq cata de cuatro de sus vinos

Para quienes gustan del hijo de la uva, el vino, la casa Domecq ofreció en el restaurant Les Moustaches una cata en la que, según se estipuló, se dio a conocer hasta la fibra más íntima de cuatro de los vinos nacionales e importados de esta bodega.

Manuel Orgaz, sommelier del Club de Industriales, fue el encargado en esta ocasión de conducir las degustaciones, animadas por las intrepretaciones al sax y la armónica del versátil Richard Souffle.

El Chateau Domenq blanco, producido en el Valle de Guadalupe, en Baja California, fue el primero en el desfile. Siempre de acuerdo con lo expresado por Orgáz, este vino de color amarillo dorado y matiz verdoso, generado a partir de uvas Viogner, Chardonnay Sauvignon blanc y Riesling, es limpio, brillante y de buen cuerpo.

A la nariz, es frutoso con aires de miel y manzana madura. En boca, resulta un vino de buen equilibrio, fino, elegante, con equilibrio de acidez-alcohol, y al posgusto se confirma lo de la miel del principio.

Enseguida apareció el Marquez del Riscal, de cuna española, viejo conocido para muchos, de uvas Viura, que presenta un color paja y un matiz dorado limpio y brillante. Es de medio cuerpo aparente. A la nariz, es frutal, completamente piña y manzana. En boca es elegante, pues tiene buen equilibrio de acidez-alcohol y deja una buena persistencia gustativa.

Otro producto mexicano, el Chateau dorado tinto 2002 ocupó el tercer turno. Procede de uvas Nebbiolo, Rubicabernet y Merlot. Su coloración es rojiza como rubí con un matiz violáceo limpio con gran cuerpo aparente. A nariz, es frutal con fondo especiado, predomina la pimienta y el chocolate. En boca, presenta un buen ataque -definido esto último como que entra y se expande-, tiene buena presencia y un gran equilibrio de acidez, taninos y alcohol. El postgusto puede decirse que es de coco y tiene una persistencia gustativa alta.

El cuarto de la noche fue el Tarzuz Ribera del Duero 1999, por lo que sobra decir que es español, cuya coloración es roja rubí a causa de las uvas Tempranillo; es limpio, brillante, de gran cuerpo aparente.

A la nariz, resulta complejo, lo que quiere decir que envuelve demasiadas cosas que no tienen compaginación entre ellas. En boca es de buen ataque con equilibrio de acidez, taninos finos y elegantes considerando aquí que se bebe sutilmente, se pasa y no se queda, hay presencia sin molestia. El retrogusto es de especias y posee gran persistencia gustativa.

Jaime Whaley

 
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