Al obispo se le recomendó predicar el Evangelio sin interpretaciones marxistas

Indigenismo de Samuel Ruiz, causa de las diferencias doctrinarias con Ratzinger

En 1995 se acusó al religioso mexicano de llevar a la práctica una pastoral exclusivista

JOSE ANTONIO ROMAN

Diferencias doctrinarias enfrentaron en el verano de 1995 al entonces obispo mexicano de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz, con el cardenal Joseph Ratzinger, convertido hoy en Benedicto XVI, quien desde su papel de "guardián" de la fe católica "recomendó" al prelado chiapaneco predicar el Evangelio en su integridad y sin interpretaciones marxistas.

En mayo de hace diez años, el obispo Samuel Ruiz debió visitar a nueve diferentes cardenales de la curia romana para aclarar las múltiples acusaciones en su contra, que llegaron al Vaticano procedentes de la nunciatura apostólica y de algunos grupos sociales de la diócesis, además de que "algunas frases" que el propio obispo escribió en sus informes quinquenales, entregados en sus visitas ad limina a Juan Pablo II, despertaron dudas sobre el trabajo pastoral que desempeñaba.

La "recomendación" al obispo Ruiz se dio durante un encuentro con el cardenal Ratzinger, en el que se dialogó de manera "fraterna pero seria". La decisión de Ratzinger de hablar personalmente con el obispo de la diócesis chiapaneca se dio después de "examinar cuidadosamente" el informe quinquenal presentado por el obispo, dijo en ese entonces el secretario del cardenal Ratzinger, Tarcisio Bertone.

Durante ese encuentro, los temas que se abordaron fueron esencialmente la teología indígena y el celibato sacerdotal. Ratzinger preguntó los motivos por los cuales la diócesis prácticamente no ordenaba sacerdotes. Samuel Ruiz respondió que había hombres preparados para el diaconado, pero que la gran mayoría estaban casados, por lo que mencionó la alternativa del "sacerdocio uxorado" -situación en la que se acepta el matrimonio de los presbíteros-, situación que fue desechada por el hoy Papa.

Hay que recordar que las tres imputaciones formales hechas al obispo Samuel Ruiz por el Vaticano, y por las cuales incluso se le solicitó su renuncia al gobierno pastoral de la diócesis en octubre de 1993, fueron:

-Ofrecer una interpretación del Evangelio que se sirve del análisis marxista dando una visión reductiva de la persona y de la obra de Jesucristo.

-Sostener un planteamiento pastoral sobre un fundamento doctrinal no conforme en todos sus aspectos a la enseñanza de la Iglesia.

-Llevar a cabo una pastoral exclusivista que rechaza la colaboración de los que -religiosos, religiosas y laicos- no aceptan los presupuestos de la misma y que implica una actitud incompatible con la catolicidad de la Iglesia particular, según se establece en el documento formal que el entonces nuncio Gerónimo Prigione leyó al obispo Samuel Ruiz.

Un año después, en mayo de 1996, el cardenal Ratzinger encabezó en la ciudad de Guadalajara el segundo encuentro de presidentes de las comisiones doctrinarias de las 22 conferencias episcopales de América Latina. Ahí señaló que aun cuando la teología de la liberación había venido a menos con la caída del socialismo, ésta había adquirido nuevos rostros, como los del indigenismo, el feminismo y el ecologismo.

Desviaciones doctrinarias, agregó, las hay en todo el mundo, no sólo en América Latina. "Las desviaciones las ha habido en todos los tiempos, inclusive en el medievo, que aparece como la era más cristiana en la historia de la Iglesia". Al abundar sobre las desviaciones doctrinarias, el hoy pontífice romano citó la teología de la liberación que floreció en las décadas de los 70 y 80, y que tuvo una desviación en su aspecto más extremo, que fue entrar en contacto con el marxismo e inspirarse en él para hacer sus planteamientos.