Usted está aquí: jueves 21 de abril de 2005 Opinión ASTILLERO

ASTILLERO

Julio Hernández López

Pastelazos

Zacatito pa'l conejo

Caminando, Opus Marta

El dócil juez Olvera

NI EN LAS PEORES películas de Viruta y Capulina sucedían tantas torpezas. Solemnes, formales (a pesar del pastelazo en la cara), los elegidos para la representación cómica del año (¿de lo que va del sexenio?) desfilaron ante el respetable público para leer sus aberrantes parlamentos. Pero el colmo de la dolorosa comedia del día fue la aparición de los dos oportunos peregrinos que fianza en mano andaban buscando en los estrados judiciales a qué mexicano desaforado beneficiar, deseosos esos blanquiazules samaritanos de que no sea fotografiado tras las rejas ningún ciudadano que luego quiera convertir la imagen en exitoso cartel de propaganda de campaña presidencial (en realidad, la aportación de los legisladores altruistas no era tan necesaria, pues la PGR fanfarrona acabó pidiendo contra López Obrador simplemente una orden de comparecencia, no de aprehensión, confirmando así la percepción de que ya no sabían las autoridades federales cómo zafarse del riesgo primero tan gozosamente asumido, y luego tan sufrido, de tener a Andrés Manuel tras las rejas. Zacatito pa'l conejo, tal vez rece algún artículo de algún código penal).

TEMPRANITO, A LAS 11 de la mañana, ya habían hecho su buena obra los pequeñuelos de apellidos Cuevas y Lara, que de ninguna manera se llaman Marta y Vicente, pagando 2 mil pesotes de fianza antes de que llegaran las miles de hojas del expediente del desafuero ante un juez que tampoco se apellida Macedo de la Concha, y muchísimo antes, desde luego, de que ese togado plusmarquista de lectura rápida decidiera que sí procedía la aprehensión del indiciado A.M. Lo, que sin embargo se salvaría gracias a la intervención providencial de los diputados miembros de la Fundación Vamos Bajo Fianza.

LLENA LA CARA DE betún recién estampado, el subprocurador Mem-hijo anunciaba a la Patria la buena nueva de los dos diputados panistas que salvaban a un tabasqueño, así fuera contra su propia voluntad suya personalmente de él. Generosos paniaguados pagadores que habían estado dale y dale en meses anteriores con la cantaleta del segundo desacato, éste según eso porque no los dejaban entrar a las madrugadoras conferencias de prensa andresinas. Patiños usados a última hora para una chicanada completa, presuntos paladines justicieros que en lugar de ayudar a cerrar el círculo judicial contra un presunto delincuente le ayudan a estar libre para que pueda por allí andar haciendo lo que quiera (incluso marchas dominicales silenciosas).

DESFIGUROS JURIDICOS A tope, confirmando lo que todo mundo sabía pero temía confirmar: que en Los Pinos no tenían ni pura idea de lo que debían hacer luego de la votación en San Lázaro (el tecleador usó una r y no una t en la palabra "pura", en sencillo pero sincero homenaje de autocensura ofrecido al Santo Oficio Ratzinger). Bueno, hasta el vocero Rubencito se enmaraña en las piratas conferencias mañaneras, y el Felipillo González, Bachiller de Bucareli, también contribuye al pitorreo institucional convocando a mesas de negociación sobre lo que el destino le depare al tabasqueño que en su tierra ayer andaba.

Y LA SEÑORA MARTITA, con ese sentido de la discreción que le permite escoger los mejores momentos para mostrarse, ayer recibía abucheos de mujeres perredistas en una de sus giras de placer, pero luego recomponía la figura al ser anunciado que viajará al Vaticano como copresidenta en jefa que es, para asistir a las ceremonias papales inaugurales. Además, tratando de contrarrestar nuevos embates en su contra en forma de libro, ella ha escrito (¿¿¿???: perdón, el teclado aportó inexplicablemente los anteriores signos que en realidad, y para este caso, no son de interrogación sino de admiración) tres libros que son su primera autobiografía de ella redactada por sí misma sin ayuda de Saris ni demás escribidoras por el estilo (en realidad, ¡oh!, ella, la persona que escribió su propia autobiografía, lo hizo robándole horas al sueño, silenciosa en un espacio junto a la recámara donde su hombre dormía). El primer tomo de la obra martística se denomina Caminando, versión en gerundio del Camino de José María Escrivá, el difunto jefe máximo del Opus Dei.

PERO ES NECESARIO advertir que el extremo del ridículo al que están llegando los pagadores de Los Pinos (y anexas) puede ser la frontera entre los esfuerzos ortodoxos de exterminio político hechos hasta ahora y la exploración de métodos más avanzados en busca del mismo fin. La desesperación y la ineptitud, combinadas en dosis supremas, pueden formar una bomba que fácilmente escape de control de quienes hasta ahora no han sabido prender ni siquiera cohetes de feria sin quedar chamuscados y con acusadoras huellas del pirotécnico acto en los ejecutantes pies. Tanta torpeza exhibida por los Virutas y Capulinas (Don Carlos y su Titina, dicen otros) puede hacer que entren en acción los autores del libreto, desesperados por la mala ejecución de los actores designados.

UN ULTIMO APUNTE ha de hacerse respecto a Juan José Olvera López, el juez designado para encargarse del asunto del desafuero. El 11 de este mes, una nota de Jesús Aranda, publicada en La Jornada, mencionaba que "en decisión inusual, la Procuraduría General de Justicia Militar se negó a trasladar al general Francisco Quirós Hermosillo ante un juez penal del Reclusorio Oriente, donde debía celebrarse una audiencia" en la causa penal que se le sigue por lo que suele llamarse, por brevedad, lavado de dinero. Las autoridades castrenses dijeron que excarcelar y trasladar al general Quirós pondría en riesgo su integridad física. "Fuentes cercanas a la defensa" de este general dijeron al reportero Aranda que era censurable la postura del juez Olvera López, "quien aceptó dócilmente que la audiencia se llevara a cabo días después en la prisión militar". Según eso, la decisión del juez "evidencia su falta de autonomía e independencia, al aceptar sumisamente las condiciones que le impone el alto mando de la Defensa Nacional y, en consecuencia, se generan dudas sobre la imparcialidad de los juzgadores federales". Olvera López, de 36 años y nacido en Querétaro, trabajó antes en la delegación de la PGR en esa entidad y en 2000 fue nombrado juez.

* Fax: 5605-2099 * [email protected] *

 
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