Usted está aquí: lunes 18 de abril de 2005 Opinión ELOGIOS Y HEREJIAS

ELOGIOS Y HEREJIAS

Tino Camil

Ajustes

NO SE PUEDE decir que no de la fotografía

o de la realidad captada por la fotografía

cierta belleza se desprenda: fría la iluminación,

el marco, conformado por la umbría enredadera

y una quizá cortina que a la derecha pende. Al centro, abajo, el muerto,

de desnudas espaldas al espectador, echado

sobre la tierra de su propia sangre, sobre la luz que algo oscurece con su sombra,

sobre sus propios sueños, dormidito.

EL CLAROR DE las bermudas también manchado

de su sangre, y en dirección a lo que sería su mirada, detenida

una figura masculina, observándolo

junto a la barda que se creería de adobe, pero ha de ser de blocks,

y el vano, no es seguro, de una ventana

a cuyo borde la asimismo improbable, alucinada vela.

EN DIAGONAL DE derecha a izquierda entra

una distante, cercana luminosidad

ciertamente apacible, mas todo es apacible

en esta foto de alguien a quien se le presiente

buscando como sea un último asidero,

un a pesar de todo la belleza.

Sobre una foto de J. Guadalupe Pérez, publicada el miércoles pasado por La Jornada junto a un recuento informativo de las ejecuciones del narco en el país en lo que va del año.

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