Promueve Arquitectura efímera, "casi un punk electrónico", expresa la intérprete
Los discos son demasiado caros para quienes van destinados; la música es para todos: Alaska
Ampliar la imagen De mi infancia en M�co recuerdo el perfume de una mujer fascinante: Dolores Olmedo, dice FOTO Chava Rock
Hacía muchos años que la cantante Olvido Gara, mejor conocida como Alaska, no venía a México. Recordada, sobre todo, por su etapa en Dinarama, viene ahora a promover su disco número 15 llamado Arquitectura efímera, con el cual ha logrado mucho éxito en España.
Alaska comenzó en la música en 1977, con un grupo de tendencia punk llamado Kaka de Luxe. Dos años más tarde formó Alaska y los Pegamoides con quienes empezaría a diseñar un sonido electropop, convirtiéndose en una de las bandas más emblemáticas de la llamada "movida madrileña" -movimiento estético contracultural que rompió con determinados cánones artísticos, sociales y morales caducos en la incipiente España democrática-. Participó en la opera prima del cineasta Pedro Almodóvar, Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón y, en 1982, integró Alaska y Dinarama. Cinco años después creó Fangoria junto con el músico Nacho Canut, quien ha estado con ella desde el principio. Este grupo se ha caracterizado por un trabajo experimental y una búsqueda musical que ha transitado por diferentes sonidos sin flaquear a las presiones comerciales.
En una salita del hotel donde se hospeda, Olvido recibe a La Jornada de manera muy cálida. Luciendo un mini vestido negro muy escotado, cabello naranja y amarillo a tono con el color de sus cejas, sigue desmontando aquellas obsoletas creencias que sostenían que lo sexy estaba reñido con lo inteligente.
Recuerdos de niñez
-A pesar de que usted se fue a España a los 10 años, nació en México. ¿Qué recuerdos tiene de aquella época?
-Nací en la colonia Cuauhtémoc. Soy hija de un refugiado español y una mamá cubana que se enamoraron de México y decidieron vivir aquí. De mi infancia mexicana recuerdo la comida, los programas de televisión, las telenovelas, ver El Retrato de Dorian Gray con mi abuela muerta de miedo, las películas de El Santo, los paseos por Tlalpan y el Centro Asturiano. Pero, en especial, recuerdo el perfume de una mujer con la cual crecí fascinada: Dolores Olmedo. Mis papás eran amigos de ella e íbamos a verla a su casa de La Noria. Llegué a pensar que ese recuerdo era invención mía pero, sin saberlo, empecé a usar ese perfume. Escribí hace dos años un libro sobre mujeres transgresoras y, buscando en Internet, descubrí que usaba el perfume Shalimar de Guerlain, el mismo que usaba yo.
-¿Cómo se podría definir Arquitectura efímera?
-Es el disco más concreto de Fangoria. Es casi un punk electrónico, en el sentido de que el punk quería canciones inmediatas, cortas y que fueran al grano. Este disco es un poco así. Son temas con una estructura muy pop y con poca parte instrumental.
-Los títulos de las canciones son muy sugerentes, como El arte de decir que no.
-Es algo que tenemos que aprender pero, como es un problema de carácter, es muy difícil. Nacho y yo somos muy cobardes y, muchas veces, no sabemos decir que no y le decimos a nuestro mánager que lo haga por nosotros. Es muy triste y el colmo de la cobardía, pero es así.
-Son canciones de desamor más que de amor, ¿acaso el amor es una arquitectura efímera?
-Absolutamente. Pero no se puede empezar una relación pensando que se va a acabar. Hay que iniciarla como si fuera una pirámide que va a estar ahí mil años y que te va a dar energía porque, mientras dura, es así. Si un día se acaba, no hay que hacer un drama, porque todo es efímero. Por otro lado, es mucho más fácil hacer una canción de desamor que una buena canción de amor, porque se necesita menos talento. Aunque el desamor, en el caso literario, es muy rico y nos gusta más. Claro que, para vivirlo, es más bonito el amor.
"Hacemos álbumes para el momento"
-¿Cómo se puede hacer un disco poco efímero?
-No se puede plantear. Nosotros hacemos discos para el momento. Hay canciones como Ni tú ni nadie, que la gente siempre recuerda pero, en aquel entonces, estaban hechas para el momento. Si las recuerdan es un regalo extra, pero no me añade mucho, porque es algo que ya hice. Supongo que si eres Beethoven hay otros condicionantes, pero si haces pop, primero, no está en tu mano y, segundo, es demasiado pretencioso desear que no sea efímero.
-En Veo la vida pasar se ve el pasado con muy poca nostalgia.
-Cero nostalgia. Ver la vida pasar es una actitud que, en esa canción, está contada por un travesti radical, que tiene todo en su contra. No tiene el sexo que quiere, no tiene la vida que desea, no se le reconoce nada, no tiene derechos pero, se levanta, se baña, se pone las pestañas, los tacones, la peluca y sale a la vida. Es la actitud que hay que tener. No esperar que te reconozcan nada, porque, mientras, la vida se va.
-Aunque sé que no le gusta que le hablen mucho del pasado, es inevitable pensar en Alaska y no asociarla con la movida madrileña. ¿Qué representó aquel movimiento?
-Es normal esa asociación, pero me es difícil hablar de eso porque lo viví desde dentro. Hay jóvenes que piensan que, en aquellos años, España era como una película de Almodóvar, que todo el mundo tenía los pelos de colores, grupos de rock y una actitud liberal en el sexo y la política. Eso no es verdad, éramos muy pocos y mal vistos. Tampoco es cierto lo que decía el ex alcalde Alvarez del Manzano de que aquello no fue nada. Pienso que era el momento que a España le tocaba vivir y algunas personas, porque nos interesaba, fuimos los conectores con el resto de la gente. Pero si no hubiésemos sido nosotros, hubieran sido otros.
-Hace unos meses usted protagonizó una polémica a raíz de unas declaraciones que dijo acerca de que los discos deberían ser más económicos. La Asociación Nacional de Empresas Distribuidoras retiró temporalmente sus discos de las tiendas por acusarla de defensora de la piratería. ¿Sigue manteniendo su opinión?
-Evidentemente los discos son demasiado caros para quienes van destinados. Un Jaguar no es caro porque va dirigido al ejecutivo, pero la música va destinada a todos. En aquel entonces dije que las disqueras tienen que estar atentas porque, al fin y al cabo, a los artistas, y sobre todo a los que no vendemos un millón de discos, la piratería nos afecta menos. La industria discográfica o se reconvierte o se pierde. Y lo dije por la industria, porque mucha gente que compra un disco pirata paga el boleto para el concierto. Entonces los artistas no estamos perdiendo tanto como las disqueras.
-¿Cómo mexicana sigue los temas políticos del país?
-De manera casi lateral porque en España casi no se publica nada sobre México. Lo del desafuero hace muy pocos días que llegó. Es más fácil para el mexicano saber cuántos goles ha metido el Real Madrid, que para un español saber qué pasa en México.
-¿Qué opina del desafuero?
-No se puede desaforar a un candidato político porque va pisando fuerte.