Destacaron Botellita de Jerez y Panteón Rococó con su música y su acento crítico
Sorpresiva participación de Café Tacuba y Cerati en el Vive Latino
El ex Soda Stereo apareció con Los Pericos y Zucker XP; Molotov con los creadores del guacarrok y éstos con los tacubos
Quejas: falta de accesos y exceso de gente
Ampliar la imagen El tambi�cineasta Sergio Arau, guitarrista de Botellita, y Gustavo Cerati FOTOS Chava Rock
Tarde-noche de sorpresas fue la del sábado, de las 17 horas hasta las dos de la mañana, en la segunda mitad del sexto Festival Iberoamericano de Cultura Musical Vive Latino: un sobrecupo como no se dio antes (la cifra oficial fue 65 mil, pero había varios miles más), la actuación fuera de cartel de Café Tacuba, los palomazos de Gustavo Cerati con Los Pericos y Zucker XP, así como de Molotov con Botellita de Jerez, y de los botellos con los tacubos. La presencia musical fue acaparada por la legendaria Botella y el Panteón Rococó, quienes no sólo se discutieron con sus espectáculos, sino que pusieron el acento en las consignas críticas: los primeros contra el desafuero de Andrés Manuel López Obrador, y los segundos en favor del EZLN y contra la emisora Reactor 105.
Por la tarde, titulares en Internet y diarios vespertinos indicaban: "Violencia en el Vive Latino". Si bien no era para tanto, el portazo con el que entraron unos dos mil fue real. Carolina, de 26 años, relató: "Cuando vimos que no había boletos, y en reventa los daban hasta en mil pesos, le dijimos a un poli que por una lana nos dejara pasar, pero se negó y nos dijo: 'ya mejor ármense el portazo'. Entonces nos unimos a una bola que tomó vuelo para meterse; los policías tenían cara de asustados, simulaban detenernos, pero no lo hacían. ¡Eramos un chingo! Los de seguridad ya mejor gritaban: '¡si se van a meter, por lo menos fórmense!' Nunca pensé que fuera tan fácil dar portazo".
Recargando fuerzas
A las cinco y media, la chamaquiza asoleada recargaba fuerzas, mientras el ex Fabulosos Cadillacs, Vicentico, le daba a su guapachosa veta: "Aprovechemos esta unidad. ¡No es demagogia estúpida, en verdad estamos juntos!" Asimismo, el suceso más comentado era que a Ely Guerra se le había bajado la blusa accidentalmente, lo que dejó ver su seno derecho; las fans defendían: "eso no fue lo importante, sino su música, ¡es la mejor!" Muchos coincidieron en que también se habían "rifado" Zoé, Los Abandoned y Austin TV, la revelación del Vive.
Los tiempos iban bien hasta que un cuasi-diluvio retrasó las presentaciones. La marabunta se guareció bajo las gradas, que también estaban más llenas que otras veces. Unos compraban impermeables, otros robaban bolsas de los puestos de comida; a otros les valía. Y como ya es costumbre, cientos arrancaron a trozos el "tapete" que cubría el área principal, para taparse o para hacer volar chavitas.
Había tanta gente, que a diferencia de otros años, no hubo actuación con poco público. Bajo la llovizna, Los Látigos divirtieron con su rock-pop retro y su amanerado cantante; el pop ligero de Jarabe de Palo hizo ver que entre los más roqueros tiene hordas, muchos seguidores. En el escenario C, los Skatalites dieron cátedra de finura reggae-ska a un vasto y alivianado público. Los tufos de cannabis no cesaban. Gran sensación fueron los litros de chela, que, sin embargo, se suspendieron a las 16 horas.
En las playeras, este año las leyendas cómicas cedieron su lugar a los grupos: el primer lugar se lo llevaron los Ramones, seguidos por los Strokes, Austin TV, Café Tacuba, Porter, Botellita, La Casta, Panteón y hasta Liran'roll. Y aunque ahora sí hubo agua y cerveza hasta más allá de la medianoche, enfadaron los altos precios en alimentos (¡20 pesos un taco!) y que cerraron ciertos accesos laterales, lo que provocó embudos inhumanos para pasar de un escenario a otro.
Tras las actuaciones bailadoras de Los Pericos y Los de Abajo, las ocurrencias de Babasónicos hicieron corear a miles. Y ya cerca de las 20 horas, la masa se dirigió al acto estelar: la influyente Botellita de Jerez. El trío creador del guacarrock y el concepto "naco es chido", arrancó alaridos a miles de chamacos que aún no nacían cuando aquel existió; aun así, corearon todas sus canciones. Ahí estaban Sergio Arau, Paco Barrios El Mastuerzo y Armando Vega-Gil, primero en gritar: "¡El DF es la ciudad más chingona del mundo...! ¡Que chingue a su madre Vicente Fox!" La chifliza aprobatoria fue imponente.
Maestría en sus clásicos
Hasta entonces, sólo Los Estrambóticos se habían pronunciado contra el desafuero. Botellita recorrió su afamado repertorio. Siguieron tocando "pinchón" pero efectivo, aunque demostraron maestría en sus clásicos diálogos hilarantes. No faltó su ritual "prehispánico" en que danzan cual concheros y, al no poder hacer sonar un caracol, hacen bufar a una botella de Coca-Cola. En medio del tema Guacarrock, Molotov irrumpió para mezclarlo con su canción Puto. Lo malo fue que algo pareció haberse tronado, pues el sonido fue terrible y sólo emitía los graves.
Reprueban a Reactor 105.7
En pantallas se leyó: "Café Tacuba está en la casa" y a las 21 horas apareció el cuarteto de Satélite para deschongue de quienes se enteraron; como siempre, su actuación fue explosiva y recibida con cariño. El pero fue la falla de sonido que prevalecía en ese escenario. Tras un palomazo con los botellos al cantar Alarma, los acubos mostraron humildad al tocar un repertorio breve en escenario alterno. Actitud contraria de autosuficiencia fue la de Molotov, de agresiva audiencia, pero mucho más la de Moderatto, esa mala broma que a muchos gusta: con cínica grandilocuencia cerraron el principal, mientras en el B tocaba con furia y regocijo Panteón Rococó; en cuanto a veracidad artística, la justicia dictaba que la ocupación de tinglados fuera al revés, cosa que el bastión skato de la San Felipe refrendaría: "Creemos ser una banda que realmente ha influido en la cultura popular; hemos tocado en Alemania, Austria, España, Portugal, Francia, Argentina, Canadá, Estados Unidos; fuimos invitados por Peter Gabriel a abrirle un concierto. No se dejen engañar cuando dicen que si no estamos en los medios, es que no existimos. Aquí están ustedes, la mejor prueba. ¡Sí somos una alternativa (en alusión al eslogan "Reactor 105: todas las alternativas")! Así que si no te queda alternativa... ¡Apaga el reactor!"
La Lupita y su locura cerraban el escenario C con gran audiencia, a las 0:40. A la una, había público para rato y apenas comenzaba La Casta con su performance oscuro e industrial. El suelo lucía gruesos ríos de basura y no faltaban los "muertos": tipos tirados a medio paso. Al final, la queja principal fue que por la falta de accesos y el exceso de gente, a muchos les fue imposible ver a sus grupos favoritos. Aun así, las sonrisas se dibujaban, pues la comunión y el relajo, quién se los quitaba.