Beneficiaría al proyecto de Bush: investigadora
Tolerancia a cazamigrantes, útil para EU en un posible acuerdo
Ampliar la imagen Elementos de la Patrulla Fronteriza platican con miembros del Grupo Beta mexicano, en la frontera entre Arizona y Sonora FOTO Reuters
El proyecto Minuteman debe entenderse no sólo como una iniciativa ciudadana de aparente protección a la propiedad privada, sino también como "parte de un todo vinculado a crear las condiciones necesarias para que se acepte un acuerdo migratorio acorde con la propuesta de (George) Bush, es decir, lograr un acuerdo de trabajadores temporales que se pueda manejar de acuerdo con los intereses de ciertas empresas que demandan mano de obra barata, dócil y desechable", consideró Elaine Levine, investigadora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (Cisan) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En entrevista, en un análisis de las condiciones de trabajo de latinoamericanos en Estados Unidos, empleo de migrantes y distribución del ingreso en este sector, la especialista detalló que aunque la acción de los denominados cazamigrantes se concibe como un proyecto temporal (se prevé que sólo dure este mes) y de corte ciudadano, el hecho de que el gobierno estadunidense esté "dejando que los eventos se desarrollen y se exacerben los ánimos" evidencia que esta situación le es útil para lograr un acuerdo a la medida del gobierno.
Según Levine, pese a que muy poco se puede hacer en materia legal contra los cazamigrantes, pues "la defensa de la propiedad privada, que alegan, es parte de los derechos civiles de los ciudadanos estadunidenses", el gobierno del vecino país podría haber hecho llamados enérgicos a poner fin a esta estrategia, lo cual no ha ocurrido; por el contrario, se "aprovecha la fobia y temor a que entren terroristas por la frontera".
Para la también profesora del programa de posgrado en ciencias políticas y sociales, las autoridades mexicanas son quienes pueden hacer más para evitar el atropello de las garantías individuales de los migrantes nacionales a manos de los cazamigrantes. No obstante consideró que la respuesta de la Secretaría de Relaciones Exteriores ha sido "muy débil debido a las otras preocupaciones del canciller Luis Ernesto Derbez (la candidatura a la secretaría general de la Organización de Estados Americanos)".
Estimó que presentar quejas ante instancias internacionales de defensa de derechos humanos para denunciar esta "despreciable situación es útil, pues puede ejercer cierta presión, pero no quita que sea un tanto limitado; por eso el remedio de fondo corresponde ponerlo al gobierno mexicano, el cual debe más y mejores empleos a sus ciudadanos, más oportunidades para así dejar de mandar mano de obra desesperada a Estados Unidos y que por ello se emplea en condiciones laborales mínimas".
De acuerdo con el estudio Inserción de migrantes mexicanos y otros latinos en el mercado laboral estadunidense, realizado por Levine, el peso de los nuevos migrantes en el crecimiento de la fuerza laboral estadunidense es el más alto en 60 años, pues los poco más de 8 millones de nuevos migrantes que se incorporaron a la población económicamente activa (PEA) entre 1990 y 2001 son causantes de 50 por ciento del aumento en ese lapso.
Lo anterior refleja la importancia de esta mano de obra en el crecimiento económico en ese país, y resalta que la población de origen mexicano tienen una tasa de participación en la PEA más alta que cualquier otro grupo.
Para Levine el gobierno mexicano "no está en ventajosas condiciones para hacer reclamos, porque el meollo del asunto es que no se ha hecho nada por mejorar las condiciones de empleo y oportunidades, pues todos sabemos que no se van porque quieren, sino porque no tienen otra opción".