Recomienda programas que impulsen el empleo
El asistencialismo crea más pobreza, sostiene la OCDE
El organismo sugiere en un análisis incrementar las perspectivas de carrera para empleados mal pagados
Ampliar la imagen La b�da de la sobrevivencia en el basurero municipal de Chilpancingo FOTO Oscar Alvarado
Los programas de combate a la pobreza con tintes asistencialistas crean vacíos y generan mayor pobreza y segregación, señala un análisis de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
En el documento Extendiendo oportunidades. Cómo activar la política social en beneficio de todos, el organismo expone que para reducir el número de pobres se requiere de potenciar el mercado laboral y dejar de lado los instrumentos que no están "bien dirigidos", porque crean mayor marginalidad entre sus beneficiarios.
El análisis considera a México el país que menos cambios ha hecho en la materia, y sólo le reconoce avances con el programa Oportunidades.
Suficientes plazas y bien remuneradas, clave en el combate a la marginación
El organismo establece que entre sus 30 países integrantes se identifican tres líneas en las estrategias para reducir la marginación: entrega de ayuda en efectivo a familias necesitadas; proveer servicios para enfrentar problemas de individuos y su entorno para reintegrarse a la sociedad, y asistencia para insertar a los desfavorecidos al mercado laboral, a fin de que obtengan independencia financiera.
La clave, sin embargo, insiste la OCDE, radica en que los programas de creación de empleo estén acompañados de políticas orientadas a una buena remuneración.
El documento enfatiza en el trato que se da a discapacitados, para ejemplificar que las acciones asistencialistas no son efectivas si las personas a las cuales se dirigen son los más desprotegidos.
Hay países -expone- que "utilizan el método del palo y la zanahoria", al ofrecer cada vez menos asistencia pública y, a la vez, brindar más capacitación para el empleo.
En este rubro, dice que mientras Australia, Reino Unido, Canadá y Estados Unidos cuentan con una ''fuerte legislación antidiscriminación'', México, Portugal y Suecia aparecen en el otro extremo, con muy pocas responsabilidades para los patrones y sin marco legal en ese sentido, excepto por "aproximaciones voluntarias al tema".
Para la OCDE, es preciso que las naciones impulsen cambios para zanjar '''la injustificable distinción" entre los desempleados, que gozan de diferentes formas de apoyo financiero y de servicios, y los empleados, que generalmente cuentan con menos apoyo, lo que los coloca en desventaja.
Esto requiere, considera el organismo, de políticas que impulsen el trabajo remunerado e incrementen las perspectivas de carrera para trabajadores mal pagados.
Asimismo, el análisis cuestiona que algunas de sus naciones integrantes no cuenten con un "plan B" para las personas que han pasado por programas de empleo, pero aún andan desempleados, porque es necesario ''promover la integración social, independientemente de la inserción al trabajo''.
Señala que debe prevalecer en las naciones los compromisos de largo plazo, para que la reducción de la pobreza y la exclusión incremente la efectividad de las políticas sociales, "porque todas toman tiempo en su promoción y no existen arreglos rápidos para problemas complejos".