El Banco Mundial de Wolfowitz

Decisiones ideológicas e interferencia en asuntos internos, entre las preocupaciones por el nuevo presidente del instituto

México y Brasil podrían ver reducida la ayuda que reciben del organismo

Economist Intelligence Unit /The Economist

Ahora confirmado como presidente del Banco Mundial, Paul D. Wolfowitz, controvertido ex subsecretario de Defensa de Estados Unidos, deberá persuadir a sus críticos de su recién adquirido compromiso con el multilateralismo y demostrar que no usará el cargo para promover los intereses de Washington. La elección de Wolfowitz nunca estuvo en duda; de hecho, el 31 de marzo la votación a su favor fue unánime entre los 24 miembros del consejo directivo del Banco. Pero es probable que sus detractores -de manera particular los promotores de acciones anti pobreza, así como los clientes más necesitados del banco- sigan preocupados de que sus políticas tengan un fuerte tinte ideológico.

Los miembros del consejo, en particular los europeos (los cuales representan 30% de los votos), recibieron con poco entusiasmo la designación que el presidente de Estados Unidos, George W Bush, hizo de Wolfowitz. Después de todo, el ex tigre de la defensa fue uno de los principales arquitectos de la guerra estadunidense contra Irak, a la cual la mayoría de los gobiernos europeos se opuso. Sin embargo, ninguno se quejó en público o propuso un candidato alternativo para director del Banco Mundial. Incluso, en días recientes algunos gobiernos ablandaron su postura en relación con Wolfowitz, cuando éste visitó algunas capitales europeas en busca de apoyo. Entre sus argumentos, en apariencia exitosos, está que su extensa experiencia académica y diplomática lo capacitan ampliamente para las tareas por venir.

Muy importante resulta el hecho de que los países de la Unión Europea están ansiosos por hacer las paces con Washington después de las diferencias sobre la guerra contra Irak. Algunos gobiernos, como los de Francia y Alemania, promueven la idea de que Wolfowitz escoja a un europeo como uno de sus segundos más importantes, lo cual daría contrapeso a su influencia. Puede que también esperen que el voto por Wolfowitz garantice que EU apoye a Pascal Lamy -actual comisionado de Comercio de la Unión Europea- para presidir la Organización Mundial de Comercio. Dicha votación se llevará a cabo este mismo año.

Un paquete difícil

Wolfowitz podría enfrentar retos intimidantes. El Banco Mundial es una institución en todo distinta al Departamento de Defensa de EU. Es la organización global más grande encargada de prestar y otorgar dinero al mundo en desarrollo. Como su presidente, Wolfowitz tendrá que probar no sólo que posee las aptitudes superiores necesarias para manejar una vasta entidad multinacional, sino tendrá que entender y simpatizar con las necesidades de los países más pobres del orbe. Pero le costará trabajo desprenderse de la etiqueta de ''neoconservador'' que trajo adherida el tiempo que duró su encargo en el gobierno de Bush.

Se espera que la nueva cabeza del BM, quien empezará en junio su periodo de cinco años, dé nuevo rumbo a los programas más importantes de la institución. Wolfowitz ha dicho que revisará la relación entre préstamos y donativos, la función del banco (prestamista vs. asesor técnico) y el apoyo a los países de ingresos medios en comparación con el que se brinda a las economías más pobres. Se espera que evalúe la necesidad de liberar más deuda, así como la calidad de los programas de ayuda. También se espera que ponga nuevo énfasis en el control de los resultados de dichos programas.

Entre las áreas que podrían experimentar cambios están las siguientes:

Reducción de la pobreza. Wolfowitz podría poner mayor énfasis en los programas enfocados a los países más pobres. Probablemente acelere la conversión de los préstamos comerciales en donativos, siempre y cuando los países beneficiados cumplan con ciertas normas de libertad política y transparencia. Países de ingresos medios, como México y Brasil en América Latina, podrían ver reducida la ayuda. Haití, el país más pobre del hemisferio occidental, es uno de los candidatos a recibir esta ayuda acrecentada si este año es capaz de llevar a cabo elecciones creíbles. Honduras y Nicaragua, así como la mayor parte de los países africanos, también podrían ser testigos de cómo esta ayuda acrecentada se enfoca a la reducción de la pobreza. Pero la estrategia de Wolfowitz de alivio a la pobreza tendrá que tomar en cuenta políticas comerciales y subsidios, así como la creación de condiciones favorables para la inversión del sector privado.

Criterio para préstamos. Algunos clientes temen que los préstamos se condicionen a políticas incómodas para algunos países. Existe la preocupación, por ejemplo, de que el fondo que el Banco Mundial tiene para la investigación del VIH/sida se vuelva dependiente de la promoción de programas de abstinencia, lo cual podría parecer interferencia inapropiada en varios países. Hasta cierto punto, estas preocupaciones podrían estar infundadas. Desde que se hizo público su nombramiento, Wolfowitz ha reafirmado la importancia moral y práctica de atender el problema del VIH/sida. Sin embargo, es casi seguro que revisará la tendencia de los fondos de ayuda a fomentar la corrupción o proyectos mal dirigidos, los cuales tienen un impacto muy pequeño en los niveles de vida de los ciudadanos más pobres de un país.

Enfasis en democracia y buen gobierno. El banco podría también poner más énfasis en la consolidación de las instituciones democráticas y en prácticas de buen gobierno cuando se trate de evaluar qué tan elegible es un país para la ayuda. Las ofensas de Zimbabwe contra la democracia fueron suficientes para cancelar la ayuda del BM aun antes de la llegada de Wolfowitz. Es difícil que esto cambie. Países latinoamericanos como Venezuela, Bolivia y Ecuador, en los cuales se considera que hay retrocesos en el proceso de democratización, podrían pasar por un nuevo escrutinio. Asuntos relativos al buen gobierno podrían saltar a la palestra en casos como los de algunos países centroamericanos, donde los escándalos de corrupción han golpeado a algunos ex presidentes.

Toma de decisiones basada en la ideología. En el momento mismo en que Wolfowitz prometía adoptar un enfoque multilateral, no ideológico hacia sus nuevas responsabilidades, ya se ponía en duda su capacidad de cumplir el ofrecimiento. Un ejemplo es el caso de Irán, país al que el gobierno de Bush ha llamado ''puesto de avanzada de la tiranía''. La reciente decisión del banco de volver a prestarle a ese país podría ser mal vista por su nuevo presidente. Por otro lado, el banco participa en causas humanitarias en Irán (por ejemplo, ayuda tras los terremotos, agua y salud pública) que Washington podría considerar de importancia política, y el retiro de estos programas tendría poco impacto en el régimen.

Otro ejemplo es un nuevo préstamo en proyecto para construir la presa Nam Theun II en Laos. El 31 de marzo el gabinete ejecutivo del banco votó por dicho proyecto, aunque con la abstención de EU, que no quiso comprometerse en un plan relacionado con el gobierno comunista de ese país asiático. Falta ver de qué manera el nuevo presidente Wolfowitz considerará programas similares de ayuda.

La confirmación de Wolfowitz plantea nuevas preguntas y críticas sobre todo el proceso de selección de los dirigentes del Banco Mundial. Por tradición, EU escoge al presidente del banco, en tanto los gobiernos europeos escogen al jefe del Fondo Monetario Internacional. El día de la elección de Wolfowitz, grupos de ayuda y activistas anti pobreza protestaron frente a la sede cuartel del Banco Mundial contra lo que llamaron ''carrera de un solo caballo''.

En el futuro, estos grupos ejercerán aún más presión sobre los gobiernos para que el proceso de selección de estos importantes cargos internacionales sea más democrático y representativo de los países miembros.

FUENTE: EIU/INFO-E