Usted está aquí: lunes 11 de abril de 2005 Deportes Atanasio y Ortega, la fiesta brava los reivindica

Moralejas de la guerra

Atanasio y Ortega, la fiesta brava los reivindica

LUMBRERA CHICO

Hay buenas noticias que a todos, incluso en estas horas de negra adversidad, tienen que alegrarnos y darnos confianza en que lo mejor de la vida está por venir aún, por difícil que parezca. El pasado lunes en esta misma página, el maestro de la crónica taurina, Leonardo Páez, daba cuenta de la aparatosa cornada que hace ocho días sufrió el joven diestro mexicano Atanasio Velázquez en el vientre, durante una faena en el ruedo de La Florecita, allá en la mexiquense Ciudad Satélite.

Transcurrido el brevísimo lapso que todos hemos vivido desde entonces -y en el cual México dejó de ser una incipiente democracia para convertirse en una incipiente dictadura-, Atanasio Velázquez de nuevo está de pie, cicatrizando en el vientre la herida que uno de los cuernos de Fundador, imponente marrajo de 635 kilos y más de cinco verdaderos años de edad, le desgarró entre el hígado y los intestinos delgado y grueso sin dañarle ni tocarle siquiera ninguno de esos órganos vitales.

Ahora, en recompensa, la empresa de La Florecita, con justeza calificada como la antítesis o la antípoda de la farsa que el dizque empresario Rafael Herrerías mantiene desde hace 11 años en la Monumental Plaza Muerta (antes México y pronto escenario de un espectáculo de motocross), han reconocido el sacrificio personal de Atanasio Velázquez, su indudable valor, su apasionada entrega, y lo premiarán incluyéndolo en el cartel de triunfadores que harán el paseíllo el 8 de mayo, para disputarse atractivos trofeos y contratos.

Noticias como ésta levantan el ánimo y confirman que no todo tiene que estar dominado por la abyección, como ocurre en el despreciable y nauseabundo microcosmos de Herrerías. Prueba adicional de ello es que la empresa de la plaza El Relicario Joselito Huerta de la ciudad de Puebla, administrada desde ahora por la ex promesa de los ruedos que fue el joven tlaxcalteca Mario del Olmo, acaba de anunciar una corta temporada de corridas de toros en la que será base de los principales carteles nada menos que Rafael Ortega, de quien tanto se ha comentado a lo largo de los últimos lunes en este espacio.

Vivimos tiempos aciagos, es verdad, pero nada puede ser tan malo todo el tiempo, ni los que detentan la fuerza bruta pueden aplicarla indefinidamente sin causar una reacción que los frene. Algunos taurinos que tienen a la fiesta brava como paradigma ético y estético y modelo de vida, no han podido ver sino con admiración la casta, el temple, la clase y el pundonor mostrados por el que todavía es jefe de Gobierno del Distrito Federal, en su batalla contra los poderes fácticos y los burdos representantes de las institcuiones republicanas. Quienes acostumbramos a ir a las plazas de toros para ver en los toreros la mezcla de valor e inteligencia que hace posible el arte de la tauromaquia, lanzamos a la arena nuestro sombrero conmovidos por la faena que está llevando a cabo, con los pies bien firmes, Andrés Manuel López Obrador.

 
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