La cabeza sumergida (sobre un tema de Nick Cave)
No escucharás nunca estas palabras que mi anegada boca te dirige enteramente. Aquí abajo me dejas sin aliento. Aquí abajo el agua fluye sobre mi cabeza. Oigo a los peces contarse tonterías y secretos, como novios.
Murmuro para ti tus nombres más terribles, aquí abajo que las lapas y la lama me fijan la vista en un abismo con el color arisco del hambre. Tu cabeza es un gran globo rojo que se deforma y difracta al capricho de las ondas de la superficie agitada.
Aquí abajo tu mano en mi garganta pesa como plomo, tu voz amada retrocede y sí, me robas el aliento una vez más.
Quiero sentir en tus dedos el palpitar de tu tristeza, pues me ves bonita como nunca, como siempre. Mi cabellera clara ondula en el agua, extensa, sinuosa, destellando burbujas como perlas, ensortijada plata en los escondites del estanque. Aún ahora te hago pensar en el sol.
Ya no me devolverás el aliento. El mío se te escapa, lo pierdes al clavármelo en el pecho, y pronto habrá llegado al río. Te niego ahora mi respiración, nunca más será tuya. Y tanto que lo fue. Para ti he vivido.
La voz se me alebresta invocando tu nombre completo, profiero cada entonación de tus sílabas, me aferro a la ferocidad del eco de cada una de tus letras. Mi brazo se agita, ya un poco pez, un poco manto de olvido, un poco sirena. Apenas oscurece mi sangre y ya te extraña, densa ya de nubes sin retorno que no se reponen de la sorpresa.
Aquí abajo mis pechos acostumbrados a lo más inmenso de tus manos se oprimen con las piedras que me pones, el collar de cuentas fugaces y transparentes que sale de mi boca, el abanico abierto del amor que te he permitido. La última de tus lapidaciones se vuelve espuma.
Entre los dedos pierdes el sonido en el agua de la pasión más espantosa. Tu bola roja es sorda en el aire, allá afuera. Miras mis labios de pescadita loca dirigirte estas últimas, inútiles palabras desde la otra superficie. Limpia y lista, brillo con la grandeza de mi odio súbito aquí abajo, en el agua. Por última vez en tus manos, que me van soltando y me condenan a la mala y definitivamente.
Así me liberas. Fluyo en una dirección desconocida y eres tú en el aire quien se hunde en la nada, en el silencio.
(Este monólogo se basa en Little Water Song, compuesta por Nick Cave para el repertorio de la diva alemana Ute Lemper. Ella misma explica en las notas de mano que la pieza se "canta" bajo el agua. "La mujer está siendo ahogada por su amante, y ella contempla su enojo desvanecerse, como ella misma, con serenidad". Todo esto en Punishing Kiss, o Beso castigador, el notable cancionero pop de Lemper, con obras 'para ella' de Nick Cave, Elvis Costello, Tom Waits, The Divine Comedy y otros; Decca Records, Londres, 1999).