Deben ponerse a trabajar por la nación, señala obispo
Pide la Iglesia a políticos dejar a un lado intereses particulares
Preocupado por el riesgo de un clima de enfrentamiento y polarización en la sociedad, el obispo auxiliar de la arquidiócesis de México, Guillermo Ortiz Mondragón, exhortó a los partidos políticos y a sus dirigentes a dejar de lado los intereses particulares y de grupo y trabajar por los de la nación, y responder de esta forma a la actitud serena, madura y civilizada que ha mostrado la ciudadanía desde hace tiempo.
Entrevistado luego de oficiar la misa de mediodía en la Catedral Metropolitana, en lugar del cardenal Norberto Rivera Carrera, quien desde hace una semana viajó a Roma para asistir al funeral del papa Juan Pablo II y participar en el cónclave en el que se elegirá a un nuevo pontífice, el obispo Ortiz insistió en que la población, de manera reiterada, se ha expresado porque quiere vivir en paz y en una democracia.
Confió en que las manifestaciones de protesta y de "resistencia pacífica" contra el desafuero de Andrés Manuel López Obrador, jefe de Gobierno del Distrito Federal, se lleven a cabo realmente sin violencia, con estricto apego a la ley y respetando los derechos de todos, tal como se han efectuado hasta ahora. Sin duda, manifestó, los actores políticos y sociales de México están obligados a ver más allá del propio partido y a trabajar por el bien común, así como a actuar con responsabilidad en sus tareas.
Ortiz Mondragón, quien también es presidente de la Comisión de Comunicación Social del Episcopado Mexicano, señaló que cada uno de los actores sociales tiene una responsabilidad y una tarea específica en el desarrollo del país, por lo que partidos y gobierno están obligados a trabajar por el bien común. Y dentro de este terreno, añadió, obispos y religiosos deben exhortar a toda la población para actuar con bien y responsabilidad.
En la misa, el obispo destacó las enseñanzas que dejó Juan Pablo II no sólo en los más de 26 años de pontificado, sino en el desarrollo de su vida, en la que trabajó siempre en favor de la paz y la libertad de los pueblos y el hombre, oponiéndose a la tragedia de la guerra y a la violación de los derechos humanos.
Todo ello, agregó, con las enseñanzas del evangelio. De manera especial, subrayó la declaratoria de Juan Pablo II para decretar 2005 Año Internacional de la Eucaristía, para que las comunidades diocesanas y parroquiales se comprometan a afrontar con generosidad el hambre que padecen cientos de millones de personas alrededor del mundo, además de que muchos de ellos, sobre todos niños, mueren por enfermedades prevenibles.
De igual forma el obispo, a quien tocó ayer sustituir al cardenal Rivera, llamó a enfrentar las enfermedades que sufren los habitantes de países pobres y en desarrollo, a la soledad en que viven los ancianos y las necesidades de los trabajadores desempleados y familias de migrantes.
En la parte final de la misa, durante las solicitudes que regularmente hace la comunidad católica, se pidió por el descanso de Juan Pablo II y por que el colegio cardenalicio "sea iluminado" para elegir en los próximas días al nuevo pontífice.