Isabel II y Felipe no asistieron a la ceremonia civil
Se casaron el príncipe Carlos y Camilla Parker Bowles
Ampliar la imagen El pr�ipe de Gales y la duquesa de Cornwall, ayer durante la ceremonia realizada en la capilla San Jorge del castillo de Windsor FOTO AFP
Windsor, 9 de abril. Tras un tempestuoso idilio de 34 años y dos meses de caóticos preparativos, Carlos de Inglaterra y Camilla Parker Bowles dijeron "sí quiero" en deslucida ceremonia realizada en el castillo de Windsor, que contrastó con el brillo y glamour de la boda del príncipe con Diana Spencer, en 1981.
El enlace civil no duró ni 20 minutos y asistieron al menos 28 invitados, entre los que no estaban los padres del novio, la reina Isabel II y Felipe, duque de Edimburgo.
Su ausencia fue considerada señal del desagrado de la soberana con la boda, la primera de la monarquía británica en que un heredero del trono se casa por lo civil.
La fecha de la boda tuvo que ser cambiada ya que las exequias del papa Juan Pablo II se realizaron el mismo día en que estaba previsto el enlace.
Camilla, quien hasta hoy usó el apellido de su primer esposo, Andrew Parker Bowles, se convirtió en su alteza real duquesa de Cornwall, la figura femenina de más rango después de la reina Isabel II.
Tras salir del ayuntamiento, Carlos y Camilla se dirigieron al castillo de Windsor, para recibir la bendición religiosa en la capilla San Jorge, en la que pidieron perdón por sus pecados, y para la posterior recepción en los salones reales del castillo.
Para la bendición nupcial, impartida por Rowan Williams, arzobispo de Canterbury y líder de la Iglesia anglicana, asistieron 800 personas, entre ellas pocos representantes de las casas reales de Europea, como las de Noruega y Holanda.
También asistieron a la ceremonia personajes del mundo político, como el primer ministro británico, Tony Blair, y su esposa Cherie, así como líderes de la oposición.
Camilla, de 57 años, lució para la boda civil un traje color marfil, debajo de la rodilla, con una ancha y vistosa pamela del mismo color, adornada con plumas.
Para la ceremonia religiosa, la también condesa de Cornwall cambió de vestuario y lució un vestido largo de color gris y un exótico tocado de plumas.
El príncipe, de 56 años de edad, vistió un chaqué en ambas ceremonias.
Después de la recepción, el príncipe de Gales y la flamante duquesa de Cornwall abandonaron el castillo para pasar su luna de miel en Aberdeen, Escocia, donde fueron recibidos con música de gaitas.