Por primera vez se presentará en México la versión completa de esa ópera
Ultimos preparativos para el montaje de Sigfrido
Ampliar la imagen Irasema Terrazas, Peter Svenson y Patrick Simper, ayer en Bellas Artes, durante el anuncio del montaje de la �a Sigfrido, tercera parte de la tetralog�de Richard Wagner FOTO Guillermo Sologuren
Los preparativos para el estreno de la ópera Sigfrido, en el Palacio de Bellas Artes, continúan con leves cambios: por cuestiones de salud, la soprano Susan Owen será remplazada por la cantante alemana Ursula Prem en el papel de Brunnhilde, en esta tercera parte de la tetralogía creada por Richard Wagner.
El estreno está previsto para el miércoles 17 de abril, dentro del Festival de México en el Centro Histórico, y la inversión destinada a esta obra es de 5.5 millones de pesos, cifra que está por debajo de lo que se gasta en otros países para esta producción, coincidieron Sergio Vela, responsable de la puesta en escena, y José Areán, director del festival.
Esta es la primera ocasión que se presenta en México la versión completa de esa ópera, toda vez que en 1947 se estrenó una versión corta, mientras que El oro del Rhin y El ocaso de los dioses, primera y última partes de la tetralogía, jamás se habían escenificado en el país. La segunda parte es La Valquiria, que se presentó el año pasado.
Máscaras y ocho personajes en escena
Sigfrido, con ocho personajes en escena, tiene una duración de cuatro horas y 15 minutos, a lo que deben añadirse dos intermedios de 30 minutos.
Así, la duración total es de cinco horas con 15 minutos. Las presentaciones son el 17, 21 y 24 de abril, con Peter Svenson en el papel de Sigfrido, y el 19 de abril con David Kelso, debido a la demanda vocal que implica.
Si bien los simbolismos utilizados por Wagner pueden mezclarse con la actualidad, la intención de esta puesta en escena consiste en ''subrayar el carácter simbólico mediante la abstracción y la intemporalidad'', señaló Vela.
Esta intemporalidad está marcada por el uso de máscaras, cuyo diseño está a cargo de Jorge Ballina García, quien ve en ellas una forma de concentrar la esencia de cada uno de los personajes.
Sergio Vela explicó que la idea de utilizarlas parte del interés del compositor alemán por el teatro clásico; mientras que Ballina García destacó las diferencias entre las máscaras que utilizan los humanos y las de los dioses. Todas, dijo, tienen una base clásica, aunque las de las deidades son más grandes y monocromáticas para dar la sensación de estar más allá de lo cotidiano.