Presentaron en Bellas Artes un volumen sobre su quehacer fotográfico
Héctor García dirige su mirada a ''los mexicanos más olvidados''
Su obra tiene un denominador común con el trabajo de López Obrador: la preocupación social, dijo Poniatowska
Es capaz de extraer humanidad donde la encuentre, señaló Monsiváis
Ampliar la imagen Sus caracolitos, 1965, Candelaria de los Patos, ciudad de M�co, y una imagen del reportaje Semana ardiente, de 1958, captadas por la c�ra de H�or Garc�e incluidas en el libro que fue presentado en el Palacio de Bellas Artes
Las fotografías de Héctor García son testimonio de la segunda mitad del siglo XX. Retrató a México y a sus habitantes. Sus imágenes son una gran aportación a la historia del país.
Coincidieron en lo anterior los escritores Elena Poniatowska, Carlos Monsiváis y Humberto Musacchio, quienes participaron este jueves en la presentación del libro Héctor García, coedición de Turner Publicaciones, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y DGE/Equilibrista.
Durante su intervención en el Palacio de Bellas Artes, Poniatowska expresó que a Héctor García lo que más le llama la atención es la calle y los de a pie. ''Su obra fotográfica tiene un común denominador con la de Andrés Manuel López Obrador; la preocupación social que jamás lo abandona y le da un sello inconfundible".
El niño en el vientre de concreto, los mecapaleros de La Merced, el hacinamiento en Ciudad Nezahualcóyotl, el rostro desolado de un zapatista al que le puso Cartucho quemado, el niño del machete tomada en Atencingo, Puebla, en 1960, los huicholes y los coras en plena Semana Santa para la serie de libros de Fernando Benítez, Los indios de México, son algunas de las imágenes que la mirada de Héctor capturó.
La autora de Tinísima relató cómo García ha vivido intensamente toda una etapa de México, la de la construcción de un país que ha ido encontrando su camino. ''Tuvo la posibilidad de trabajar de achichincle en las locaciones de cine de Churubusco y descubrir lo que significa la fotografía".
Mencionó que ''las escenas en el celuloide fueron parte de su escuela, su universidad de la vida, su prodigiosa vida de mentiras, su mentirosa vida de verdades."
Muchos años de calle
Poniatowska recordó la fotografía tomada en 1947, de una mujer de entallado vestido strapless a quien el secretario Manuel M. Tello está a punto de pisarle la cola, en la antigua sede de Relaciones Exteriores, en la avenida Juárez, que lleva por título Nuestra señora sociedad.
Asimismo, confirmó la fascinación que tuvo el fotógrafo por las coristas del teatro Blanquita. ''Héctor García fotografió a las que fuman en los camerinos y tardan mucho en colocarse las pestañas postizas, las que hablan por teléfono durante horas con su amorcito corazón".
En opinión de la periodista y escritora, las imágenes de García dan un sentido social a la historia del país como lo hicieron en su época Tina Modotti, Hugo Brehme y Manuel Alvarez Bravo.
Poniatowska enfatizó que las fotos de Héctor García son el resultado de ''muchos años de calle, muchas horas en el cuarto oscuro con la ayuda de María, muchos momentos de tensión, una vida entera con el ojo atento, el corazón y el cerebro enfocados en una dirección, el camino por el que ascienden los mexicanos más olvidados, los más humillados".
Las palabras de la escritora conmovieron al fotógrafo, que inmediatamente se puso de pie y se dirigió hacia ella, para darle un abrazo.
En su momento, García comentó: ''Me ha conmovido de una manera extraordinaria, porque todo eso lo vivimos juntos. Ay de aquellos políticos que caían en sus redes, porque ahí les hacía ver su suerte".
Con nostalgia, evocó los años en que trabajaron para el diario Novedades, en el que Elena Poniatowska publicaba sus entrevistas, y expresó que la periodista es una mujer maravillosa.
Constructor del azar
En su turno, Carlos Monsiváis indicó que Héctor García es un gran constructor del azar, un especialista en determinar las circunstancias imprevistas de las imágenes, un autor de sorpresas.
''El azar en la obra gráfica de García es el resultado de ir por la calle o por el campo seleccionando o coleccionando imágenes; dejando que de los momentos natos se haga cargo la realidad, no la mirada."
De acuerdo con el escritor, La Candelaria de los Patos, lugar donde nació y creció el maestro de la lente, marcó su formación, pues le otorgó conocimientos sobre las trampas urbanas, el alma de las broncas y de los cachondeos.
''El modo de mirar desde la infancia el destino. El modo de mirar desde la formación vagabunda el destino, y el destino en este caso lo lleva al análisis de la belleza que a nadie que se considera hábil le interesa, la capacidad de extraer humanidad en donde la encuentre."
La primera parte del libro logra desplegar a Héctor García, que presenta no personajes pintorescos, sino de una potencia desconocida, de belleza.
''Nos enseña a mirar a los seres marginales."
Y al igual que su maestro Manuel Alvarez Bravo, nunca jerarquiza y nunca se siente superior al objeto de su fotografía. ''García se inicia en el fotoperiodismo y ahí afina su voluntad estética. A diferencia de Nacho López, usa la carrera periodística para viajar y estar presente en diversos escenarios específicos para determinar algo que vemos con naturalidad y en otros momentos es todo un acontecimiento".
Monsiváis precisó que García no guarda el instante poético, ''no es cazador de atardeceres o de estatuas, sino de imágenes inesperadas o esperadas que ubica y captura sobre la marcha. Tiene una mirada entrenadísima".
En el conjunto de su obra lo primordial es el descubrimiento de lo que no se quiere ver o no se sabe que no se quiere ver. Eso, traducido siempre en términos estéticos. Nunca he visto fotos de Héctor que prediquen, agregó el escritor.
Carlos Monsiváis concluyó: ''En la calle, su territorio idóneo, Héctor García se desenvuelve con imaginación y rigor; la selva de asfalto está a su disposición y él se adentra en sus enigmas".