CIUDAD PERDIDA
Falló al gobierno federal el designio de la violencia
Otro descalabro al foxismo
Más de cuatro años de resistencia
DONDE DEBE ser, en el corazón de México, y con quien debe ser, con la gente, ayer Andrés Manuel López Obrador dio por concluida, o casi, su etapa como jefe de Gobierno del Distrito Federal, e inició un nuevo reto pleno de audacia y de peligros: su campaña por la Presidencia de la República.
MUY TEMPRANO, cuando el día apenas empezaba a clarear, gente de muchos ayeres y de este hoy ignominioso, comenzó a vestir el Zócalo de amarillo y negro, pero también del color invisible de la indignación, que pintó de gritos la plaza mayor.
EL ANUNCIO de López Obrador, por más utópico que resulte a sus enemigos políticos, infligió ya una nuevo descalabro al gobierno golpista de Fox y al PRIAN, que lo supusieron totalmente derrotado y sin más opción que el silencio y el ostracismo en la cárcel.
NERVIOSOS, EL gobierno de Fox y sus compinches, PAN y PRI, recibieron la noticia de que El Peje seguía en la lucha y que iba por todo, ahora sí, sin frases evasivas, sin metáforas, y les volvió el miedo que los ha llevado al desatino constante, al desgobierno, a la provocación, a la injusticia.
EL TIEMPO se cumplió. El reloj político de López Obrador marcó la hora, esa hora, ese tiempo que en Los Pinos y en el despacho de Carlos Salinas de Gortari se trató de detener de cualquier forma, a cualquier precio.
Y AHORA los escenarios cambian. López Obrador resistió más de cuatro años de ataques constantes, de un cerco político en el que intervino la Secretaría de Gobernación, la de Educación, la Procuraduría General de la República, la Secretaría de Hacienda, la de Seguridad Pública y, desde luego, Vicente Fox y su ambiciosa esposa.
ESO EN cuanto al poder formal, pero además encabezados por Carlos Salinas, Diego Fernández, José Luis Barraza -del Consejo Coordinador Empresarial- y Claudio X. González -del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado y uno de los soldados del salinismo-, quienes también cargaron para que se cumpliera la canallada.
PERO DECIAMOS que los escenarios cambian y después de cuatro años de recibir metralla, ahora sí, en serio, viene el contrataque, quizá feroz, no sólo por parte de López Obrador, sino de la gente que ha sido ultrajada en sus convicciones políticas y hasta en sus anhelos por conseguir para México un ámbito democrático.
DE CUALQUIER forma, el camino es largo. La resistencia civil, según se advierte, deberá mantenerse, cuando menos, de hoy y hasta diciembre, en esta etapa que promete ser la campaña abierta por la Presidencia de la República.
PERO SUS enemigos seguirán tratando de aplastarlo. Desde hace buen rato en Los Pinos, con la complicidad del PRIAN, se prepararon otras acusaciones, tan falaces como la que pretende sacarlo del juego político.
Y ESAS son, nada más, producto del miedo, del terror que sienten los enemigos del cambio real que desean destruir, también, las aspiraciones de transformación cierta de México.
LA DESESPERACION está llegando a su más alto nivel. Ayer la gente mostró una civilidad acorde, nada más, con un López Obrador que halló lugar de estadista frente a sus enemigos en la Cámara de Diputados. Falló otra vez el designio negro de la violencia que pretendió el gobierno panista.
YA HEMOS hablado en este espacio de lo peligroso que se ha convertido el gobierno después de fracasar, una y otra vez, en su intento de destruir a López Obrador. Hoy más que nunca son peligrosos. Hoy más que nunca les tienta el ejercicio de la violencia.
TAL VEZ por eso, aunque parezca un sinsentido, la cárcel, el único lugar a donde nadie quiere llegar, y menos aún quien no es culpable, sea el sitio más seguro para esta primera etapa de la campaña de Andrés Manuel López Obrador, cuando la rabia de sus enemigos no para en leyes ni en formas éticas o morales. ¡Cuidado! Son capaces de todo.