LETRA S
Abril 7 de 2005
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ls-manos
El encanto de tus manos

Durante largo tiempo se condenó a la masturbación como una práctica perniciosa, origen de supuestos males y enfermedades. La cultura de la culpa, alimentada por la moral judeocristiana, cultivó todo tipo de mitos en torno al autoerotismo, sobre todo en las mujeres, a las que se les negó toda posibilidad de placer. En este texto se presentan las diversas posibilidades del autoerotismo femenino, primer paso en el conocimiento del propio cuerpo.

Por Lindsay Hernández

"Para mí es súper chido acariciarme después de bañarme, porque tengo la piel más sensible. Un simple roce con la punta de los dedos en mis pechos y... es bien rico", Magali, de 19 años, sonríe al decir la última frase, al tiempo que sus manos repasan en el aire la acción que le proporciona placer.

Por su parte, Guadalupe, estudiante universitaria, quita el mechón de cabellos que, una y otra vez, se empeña en cubrirle el rostro y confiesa que le excita dormir desnuda. "Más cuando hay luna llena, porque me siento como muy femenina: desnuda, en mi cama, con la luna y a oscuras. Cuando quiero dormir a gusto, una chaquetita y vámonos..."

El autoerotismo es la actividad sexual mediante la cual se estimulan los genitales u otras zonas erógenas, con la mano o algún objeto, con la intención de sentir placer, alcanzando o no el orgasmo. La actividad, tan común al pensar en la sexualidad masculina, comienza a visibilizarse en el caso de las mujeres como una forma de conocer el cuerpo, sus reacciones, deseos y sensaciones placenteras.

Para la psicóloga Vivianne Hiriart, entrevistada por Letra S, los términos "masturbación", "autoplacer" y "autoerotismo" remiten al mismo acto: "Masturbación se dejó de usar por el tono despectivo que puede tener. Hablar de autoerotismo tiene una visión más amplia y libre".

Pero más allá del cómo le quieras llamar: masturbación, autoplacer, chaqueta o manuela, de lo que se trata es de sentirte completa en todos los sentidos, pues eres capaz de amarte y hacerte sentir. No se trata de reemplazar a la pareja, sino de relacionarte contigo misma, sin culpas.

Esto de masturbarse es tan común en las mujeres como en los hombres, pero con eso de que por siglos nos han negado el derecho a sentir deseo y placer, el autoerotismo femenino muchas veces se ha visto como cosa de "ninfómanas" o "histéricas". El mito no existe ya: tan sólo a mediados del siglo pasado la investigación de Alfred Kinsey, Comportamiento sexual en la mujer, reveló que 62 por ciento de las mujeres entre 18 y 39 años, en Estados Unidos, se masturbaba.

Las damas decentes no sienten placer

De acuerdo con la Declaración Universal de los Derechos Sexuales, aprobada en 1999 en el XIV Congreso Mundial de Sexología, el autoerotismo es un derecho sexual y el placer es considerado como "fuente de bienestar físico, psicológico, intelectual y espiritual".

Pero no siempre fue así. Tan sólo en el siglo XIX, la masturbación era considerada como una causa de enfermedades físicas y mentales, asociada a la histeria y la epilepsia, que era necesario prevenir, incluso a través de métodos quirúrgicos. Como las damas "decentes" no debían experimentar placer, médicos ingleses, al igual que algunos pueblos islámicos, ya en el siglo XX, llegaban a practicar clitoridectomías (eliminación del clítoris) a la que llamaban "circuncisión femenina"; su argumento era que la falta de estimulación del clítoris curaba enfermedades, incluyendo la histeria, considerada como una enfermedad femenina originada en los genitales.

Ha pasado más de un siglo, y a pesar de que se ha comprobado que la autoestimulación es benéfica y saludable, las condenas sociales, morales y religiosas persisten. La cultura de la culpa y el pecado, la cual impide una educación sexual abierta, impide a las personas una libre exploración de sus cuerpos.

Guadalupe escuchó sobre la masturbación después que cumplió 18 años. "Todo lo referente al cuerpo lo tenía muy guardado, muy secreto, íntimo, y pensaba que era malo, me sentía mal cuando me tocaba, sentía culpa. Yo no pensé que una mujer pudiera masturbarse".

El miedo sigue flotando alrededor de la posibilidad de conocerse y sentir placer, sobre todo en el caso de las mujeres. "Hay una distancia hacia tu propio cuerpo, miedo a tocarte, a verte, a hacer algo que quizá te han enseñado que no debes hacer. Es romper con esa idea que has tenido durante mucho tiempo y sentir miedo de que lo sepa la gente, a que alguien se dé cuenta o a que no puedas dejar de hacerlo", señala Vivianne Hiriart, autora del libro Yo sexo, tú sexo, nosotros... Una guía para vivir plenamente tu sexualidad.

 

¿Almas corrompidas?

Para el Vaticano, "masturbarse corrompe el espíritu, pervierte y es vergonzoso", a lo que responde Hiriart: "Existe un miedo a que el autoerotismo desencadene el gusto por el placer sexual, pero no provoca adicción ni compulsión", por el contrario, nos puede ayudar a mejorar la comunicación con nuestras parejas a la hora de tener relaciones sexuales. Como Guadalupe, que comenta: "Yo ya había experimentado a solas y así fue como él logró excitarme. Yo le enseñé a tocar a una mujer".

Otros mitos arraigados dicen que la masturbación provoca infertilidad, frigidez y deformación de los genitales, además, se señala que la única forma de excitar a una mujer es a través de la penetración vaginal, pese a que muchas mujeres refieren que se alcanza mejor el orgasmo a través de la estimulación del clítoris.

Pero el hecho de disfrutar una penetración vaginal también se vale cuando de autoplacer se trata. De nuevo citando Comportamiento sexual en la mujer, mientras 84 por ciento de las estadounidenses se masturbaba estimulando el clítoris, 20 por ciento gustaba de introducirse algo en la vagina. El uso de juguetes es otra opción para disfrutarte; Guadalupe, por ejemplo, dice que cuando trabaje se va a comprar un juguete sexual.

Contra cualquier mito, una verdad irrefutable: sola o acompañada, la masturbación te garantiza todo el placer sin los riesgos de un embarazo no deseado o la posibilidad de contraer alguna infección de transmisión sexual, el VIH incluido. Además te ayuda a conocer tu cuerpo y detectar cualquier anormalidad que pudiera presentar, por ejemplo, los posibles síntomas de una enfermedad o infección, como los condilomas que aparecen en la vulva por el virus del papiloma humano o las protuberancias en el pecho que pueden indicar cáncer.

El autoerotismo implica dedicar tiempo y espacio para tu deleite. Acércate a tu cuerpo con confianza, sin prisas. Explora tus sensaciones y disfrútalas, pero ojo, si no te sientes a gusto y prefieres buscar otras opciones para conocer tu cuerpo y tus deseos, también se vale, como todo en la vida, eso depende de ti.





Tips
Tócate, juega y aprende 

Date tu tiempo. No te apresures, procura evitar interrupciones, como la del teléfono, y crear un ambiente agradable, libre de tensiones.

Conócete. Puedes mirar tu vulva recostada en tu cama frente a un espejo. Sube las piernas y obsérvate. Puedes abrir y tocar los pliegues de tus labios vaginales.

Explórate. Recorre tu cuerpo de forma suave con la palma de tu mano, dedos y uñas. Puedes usar aceites o cremas para masaje. Descubre qué partes de tu cuerpo son agradables al contacto y cuáles no.

Crea fantasías. Puedes recordar alguna experiencia sexual o imaginarla. A muchas personas les gusta ver películas eróticas, fotografías o libros.

Usa juguetes. Si prefieres penetrar tu vagina, existe una gran variedad de juguetes, con diferentes materiales, formas, texturas y tamaños. Evita introducir objetos que hagan vacío, como una botella, pues puede ocasionarte una obstrucción por succión.

Cuídate. Tanto tus manos como los juguetes que puedas utilizar deben estar limpios. Evita compartir los objetos sexuales y procura no usarlos en el ano y luego en la vagina, para evitar infecciones.