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El encanto de tus manos
Durante
largo tiempo se condenó a la masturbación como una práctica perniciosa, origen
de supuestos males y enfermedades. La cultura de la culpa, alimentada por
la moral judeocristiana, cultivó todo tipo de mitos en torno al autoerotismo,
sobre todo en las mujeres, a las que se les negó toda posibilidad de placer.
En este texto se presentan las diversas posibilidades del autoerotismo femenino,
primer paso en el conocimiento del propio cuerpo.
Por Lindsay Hernández
"Para
mí es súper chido acariciarme después de bañarme, porque tengo la piel más
sensible. Un simple roce con la punta de los dedos en mis pechos y... es
bien rico", Magali, de 19 años, sonríe al decir la última frase, al tiempo
que sus manos repasan en el aire la acción que le proporciona placer.
Por
su parte, Guadalupe, estudiante universitaria, quita el mechón de cabellos
que, una y otra vez, se empeña en cubrirle el rostro y confiesa que le excita
dormir desnuda. "Más cuando hay luna llena, porque me siento como muy femenina:
desnuda, en mi cama, con la luna y a oscuras. Cuando quiero dormir a gusto,
una chaquetita y vámonos..."
El autoerotismo
es la actividad sexual mediante la cual se estimulan los genitales u otras
zonas erógenas, con la mano o algún objeto, con la intención de sentir placer,
alcanzando o no el orgasmo. La actividad, tan común al pensar en la sexualidad
masculina, comienza a visibilizarse en el caso de las mujeres como una forma
de conocer el cuerpo, sus reacciones, deseos y sensaciones placenteras.
Para la psicóloga Vivianne Hiriart, entrevistada por Letra S,
los términos "masturbación", "autoplacer" y "autoerotismo" remiten al mismo
acto: "Masturbación se dejó de usar por el tono despectivo que puede tener.
Hablar de autoerotismo tiene una visión más amplia y libre".
Pero
más allá del cómo le quieras llamar: masturbación, autoplacer, chaqueta o
manuela, de lo que se trata es de sentirte completa en todos los sentidos,
pues eres capaz de amarte y hacerte sentir. No se trata de reemplazar a la
pareja, sino de relacionarte contigo misma, sin culpas.
Esto
de masturbarse es tan común en las mujeres como en los hombres, pero con
eso de que por siglos nos han negado el derecho a sentir deseo y placer,
el autoerotismo femenino muchas veces se ha visto como cosa de "ninfómanas"
o "histéricas". El mito no existe ya: tan sólo a mediados del siglo pasado
la investigación de Alfred Kinsey, Comportamiento sexual en la mujer, reveló que 62 por ciento de las mujeres entre 18 y 39 años, en Estados Unidos, se masturbaba.
Las damas decentes no sienten placer
De
acuerdo con la Declaración Universal de los Derechos Sexuales, aprobada en
1999 en el XIV Congreso Mundial de Sexología, el autoerotismo es un derecho
sexual y el placer es considerado como "fuente de bienestar físico, psicológico,
intelectual y espiritual".
Pero no siempre fue
así. Tan sólo en el siglo XIX, la masturbación era considerada como una causa
de enfermedades físicas y mentales, asociada a la histeria y la epilepsia,
que era necesario prevenir, incluso a través de métodos quirúrgicos. Como
las damas "decentes" no debían experimentar placer, médicos ingleses, al
igual que algunos pueblos islámicos, ya en el siglo XX, llegaban a practicar
clitoridectomías (eliminación del clítoris) a la que llamaban "circuncisión
femenina"; su argumento era que la falta de estimulación del clítoris curaba
enfermedades, incluyendo la histeria, considerada como una enfermedad femenina
originada en los genitales.
Ha pasado más de
un siglo, y a pesar de que se ha comprobado que la autoestimulación es benéfica
y saludable, las condenas sociales, morales y religiosas persisten. La cultura
de la culpa y el pecado, la cual impide una educación sexual abierta, impide
a las personas una libre exploración de sus cuerpos.
Guadalupe
escuchó sobre la masturbación después que cumplió 18 años. "Todo lo referente
al cuerpo lo tenía muy guardado, muy secreto, íntimo, y pensaba que era malo,
me sentía mal cuando me tocaba, sentía culpa. Yo no pensé que una mujer pudiera
masturbarse".
El miedo sigue flotando alrededor
de la posibilidad de conocerse y sentir placer, sobre todo en el caso de
las mujeres. "Hay una distancia hacia tu propio cuerpo, miedo a tocarte,
a verte, a hacer algo que quizá te han enseñado que no debes hacer. Es romper
con esa idea que has tenido durante mucho tiempo y sentir miedo de que lo
sepa la gente, a que alguien se dé cuenta o a que no puedas dejar de hacerlo",
señala Vivianne Hiriart, autora del libro Yo sexo, tú sexo, nosotros... Una guía para vivir plenamente tu sexualidad.
¿Almas corrompidas?
Para
el Vaticano, "masturbarse corrompe el espíritu, pervierte y es vergonzoso",
a lo que responde Hiriart: "Existe un miedo a que el autoerotismo desencadene
el gusto por el placer sexual, pero no provoca adicción ni compulsión", por
el contrario, nos puede ayudar a mejorar la comunicación con nuestras parejas
a la hora de tener relaciones sexuales. Como Guadalupe, que comenta: "Yo
ya había experimentado a solas y así fue como él logró excitarme. Yo le enseñé
a tocar a una mujer".
Otros mitos arraigados
dicen que la masturbación provoca infertilidad, frigidez y deformación de
los genitales, además, se señala que la única forma de excitar a una mujer
es a través de la penetración vaginal, pese a que muchas mujeres refieren
que se alcanza mejor el orgasmo a través de la estimulación del clítoris.
Pero el hecho de disfrutar una penetración
vaginal también se vale cuando de autoplacer se trata. De nuevo citando
Comportamiento sexual en la mujer,
mientras 84 por ciento de las estadounidenses se masturbaba estimulando el
clítoris, 20 por ciento gustaba de introducirse algo en la vagina. El uso
de juguetes es otra opción para disfrutarte; Guadalupe, por ejemplo, dice
que cuando trabaje se va a comprar un juguete sexual.
Contra
cualquier mito, una verdad irrefutable: sola o acompañada, la masturbación
te garantiza todo el placer sin los riesgos de un embarazo no deseado o la
posibilidad de contraer alguna infección de transmisión sexual, el VIH incluido.
Además te ayuda a conocer tu cuerpo y detectar cualquier anormalidad que
pudiera presentar, por ejemplo, los posibles síntomas de una enfermedad o
infección, como los condilomas que aparecen en la vulva por el virus del
papiloma humano o las protuberancias en el pecho que pueden indicar cáncer.
El
autoerotismo implica dedicar tiempo y espacio para tu deleite. Acércate a
tu cuerpo con confianza, sin prisas. Explora tus sensaciones y disfrútalas,
pero ojo, si no te sientes a gusto y prefieres buscar otras opciones para
conocer tu cuerpo y tus deseos, también se vale, como todo en la vida, eso
depende de ti.
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