Amores serodiscordantes
¿Qué
sucede en una relación de pareja cuando uno de los involucrados es positivo
al VIH? La infección interfiere con el amor como factor de protección, pero
la percepción se transforma y se relaja conforme la confianza, la sensación
de cercanía y el conocimiento de la otra persona se acentúan. Alex Carballo-Diéguez,
investigador del Centro de Estudios Clínicos y del Comportamiento en VIH
del Instituto de Psiquiatría del Estado de Nueva York habla con Letra S sobre una de sus investigaciones centrada en las relaciones amorosas serodiscordantes.
Por Óscar Salvador
El
amor, la familiaridad y la confianza afectiva que se logran en las relaciones
de pareja no son la mejor protección contra la infección por VIH/sida, por
el contrario y por muy paradójico que resulte pueden favorecer la transmisión
del virus. A esta conclusión llega Alex Carballo-Diéguez y otros autores
en la investigación "Niveles y correlaciones de angustia psicológica en parejas
de varones serodiscordantes", publicada por la revista AIDS CARE (No. 4, agosto 2003).
Psicólogo
"abiertamente gay", como él mismo se define en otro de sus trabajos ("VIH,
'sexo a pelo' y sexualidad gay masculina", de 2001), Carballo-Diéguez comenta
a Letra S los hallazgos de su trabajo, resultado de numerosas entrevistas
realizadas a parejas masculinas serodiscordantes, es decir, cuando uno de
sus miembros vive con VIH.
"Primero sólo tratábamos
de entender cómo eran las perspectivas de una persona seropositiva y de una
seronegativa. Entonces entrevistamos a la pareja en conjunto y después por
separado.
"Uno de los aspectos que descubrimos
es que los compañeros no infectados estaban mucho más deprimidos y afectados
que quienes sí lo estaban. Esto se debe a que los seronegativos estaban muy
preocupados por sus parejas, de que enfermaran o murieran; en cambio, los
VIH positivos se empeñan en vivir la vida día con día.
Relaciones arriesgadas
El
investigador, quien ha alertado sobre una tendencia a la relajación en el
uso del condón entre la población gay norteamericana, revela que el conocimiento
de la condición serológica en la pareja no abona a favor del uso del condón.
"Lo interesante es que cuando hacemos campañas de prevención pensando en
una situación anónima ('todos los seronegativos podrían tener relaciones
sexuales con alguien infectado, así que van a cuidarse'), las personas no
se cuidan; y esto también pasa en las parejas serodiscordantes, aun cuando
ambos saben el riesgo que corren.
"Estas conductas
tratan de ser justificadas. Quien era seronegativo asumía un rol activo en
la relación sexual, creyendo que hay un menor riesgo. En uno de mis artículos
hay un testimonio que dice 'es como las parejas heterosexuales: al principio
se cuidan para no tener hijos, después se olvidan de ello, porque están muy
compenetrados el uno con el otro'. A medida que crece la intimidad, disminuye
el nivel de protección o la preocupación respecto a la protección.
"Protegerse
uno mismo deriva de un sentimiento de que hay un riesgo que puede venir de
otra persona, o a la inversa, el riesgo de que yo pueda lastimar al otro
individuo si estoy infectado. Pero en una pareja donde ambos tratan de consolidar
el amor o la intimidad, se pierde la perspectiva del daño. El virus no tiene
nada que ver con si se ama o no a una persona, sin embargo, debido al grado
de sexo-afectividad que se pueda tener, se empieza a relajar un poco el cuidado".
El juego de las apariencias
Para
Carballo-Diéguez, más allá del amor, es el sentido de familiaridad el que
borra la sensación de riesgo, pues la pareja comienza a verse como complemento,
dejando atrás la percepción sobre su estado de salud. Más aún, cuando se
trata de conquistar a alguien, el tema del VIH suele estar fuera de la conversación.
"Es
difícil hablar de la infección en una relación de pareja serodiscordante.
La gente que es VIH positiva te dice que no quiere ir por el mundo publicitando
su seropositividad, porque teme el rechazo de la persona a la que están tratando
de seducir", afirma.
Durante la conquista se
pueden manifestar inquietudes sobre el estado serológico de la pareja, pero
con frecuencia se expresan de manera poco clara. "Puede ser que las preguntas
sean indirectas: 'tú eres saludable, ¿no?' o '¿estás bien?'. Se está preguntando
si se es VIH positivo o no, pero nunca se hace directamente. Hemos tenido
en las entrevistas hombres seropositivos que dicen 'cuando me preguntan qué
tal está tu salud, yo digo: claro que no estoy saludable, porque tengo una
infección, mas no estoy enfermo constantemente'. Los positivos saben que
les están preguntando acerca del VIH, pero prefieren esperar antes de contestar".
Este
proceso se explica en la fantasía que envuelve a todo el proceso romántico:
"En el comienzo de una relación sexual, amorosa, creamos escenarios: bajas
la luz, pones música, un escenario diferente a la cotidianidad. Para conquistar
al otro no tomas en cuenta el virus.
"La dificultad
es cómo incluir el tema de la prevención, que tiene que ver con otra agenda,
cuando el asunto en el momento de la conquista es seducir, crear emociones.
El problema es cómo hacer del VIH y su prevención parte de este escenario".
La tendencia a la visibilidad
"En
mis recientes investigaciones de redes sexuales en Internet, he visto que
hay quienes escriben en sus perfiles que son VIH positivos, o incluso utilizan
la palabra VIH como parte de su nickname, al igual que la abreviatura "poz" (del inglés pozitive).
De alguna manera están declarándose como positivos y piensan: 'quien me está
contestando puede ser otro seropositivo', con quien no van a discutir su
infección.
"Creo que una estrategia es ayudar
a las personas que viven con VIH/sida a conocer que hay un mercado para ellos,
que hay gente interesada sexualmente en otros seropositivos, o incluso hay
seronegativos a quienes les basta sentirse atraídos por la apariencia y no
temen a infectarse, pues saben la manera de protegerse. Los seropositivos
tienen que valorar qué influye más, la posibilidad del rechazo o la posibilidad
de vivir con el drama de 'cuándo y cómo se lo digo'".
La
apertura y la visibilidad terminan con el estigma y abren la posibilidad
de relaciones serodiscordantes sin angustia ni riesgos. "En el amor y el
sexo las decisiones no sólo son racionales, hay otros elementos que intervienen
para decidir si te quedas, o tienes sexo o no con una persona.
"Hay
muchos seronegativos a quienes, si les preguntas en frío si tendrían una
relación de pareja con un seropositivo, dirán 'nunca'. De repente, encuentran
a alguien en un bar o en cualquier lugar, les gusta y después descubren que
es seropositivo, y entonces cambian de idea. Aquí entran en juego muchos
sentimientos que no se habían anticipado", remata.
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