Usted está aquí: jueves 7 de abril de 2005 Cultura Publican libro que descifra más interrogantes de la civilización maya

Los cautivos de Dzibanché, editado por Enrique Nalda, documenta nuevos hallazgos

Publican libro que descifra más interrogantes de la civilización maya

Bloques de piedra hallados hace 11 años narran historias de vencedores y vencidos

Debe incluirse la mayor información sobre guerra, despojo y barbarie en esa cultura

ARTURO JIMENEZ

Ampliar la imagen Monumento 3 de la zona maya de Dzinbanch�cuyo bloque de piedra representa a un cautivo en el momento previo al sacrificio FOTO Jorge P�z de Lara

Una década después de su hallazgo en Dzibanché, al sur de Quintana Roo, y de una amplia investigación arqueológica, epigráfica, iconográfica, histórica y paleográfica, se ha comenzado a descifrar la información de una serie de bloques de piedra con inscripciones y grabados de hombres semidesnudos y postrados, en estado de humillación extrema. Era el momento previo a su sacrificio en los altares mayas.

Esos bloques, hallados durante el periodo de excavaciones 1993-94 por un equipo de investigación encabezado por Enrique Nalda, director del Proyecto Arqueológico Sur de Quintana Roo, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), fueron llamados Los cautivos de Dzibanché y no sólo narran la historia de los guerreros vencidos, sino de la dinastía Kaan, soberanos poderosos o ''señores divinos".

Pero además, esas piedras grabadas, que conformaban una escalera jeroglífica perteneciente al Edificio de los Cautivos, con una antigüedad de unos mil 500 años, ofrecen información acerca de cómo los mayas resolvían sus conflictos políticos y cómo la sociedad estaba íntimamente vinculada con la guerra y, sobre todo, con la victoria.

Así, según información del INAH, al concepto de ''civilización maya", que por lo general se refiere a sus observaciones astronómicas precisas o su riqueza arquitectónica, artística y literaria, ahora debe incluirse la mayor información que cada vez se tiene sobre el aspecto de la guerra, el despojo y la barbarie.

La importancia de ese hallazgo arqueológico destaca porque, aparte de las escenas de cautivos, que ya se conocían en otras ciudades de la zona maya, en los bloques de piedra aparecen glifos que dan cuenta de fechas de captura y que todavía podrían aportar más datos sobre esa cultura.

De hecho, se trata de la escritura más antigua del área maya relacionada con cautivos y su información ayudará a reconstruir momentos de la historia antigua de esa ciudad, como el paso de un periodo bajo la influencia cultural de El Petén a otro de corte local.

Toda la historia recabada hasta ahora sobre ese tema y su contexto en dicha ciudad, una de las más antiguas de la cultura maya y conformada por cuatro conjuntos arquitectónicos unidos por sacbés (caminos), aparece ahora para un público general en el libro Los cautivos de Dzibanché (INAH), con Enrique Nalda como editor.

Los cautivos de Dzibanché, libro bello pero que por el rigor de sus contenidos se aleja de los volúmenes que suelen regalarse durante el fin de año, como se dijo en la presentación, aborda cómo se constituyeron diversos centros poderosos de la civilización maya, como Dzibanché o Yaxchilán.

En el libro, que fue presentado el martes en el Museo Nacional de Antropología, aparecen textos del mismo Nalda y de otros especialistas: Claude-Francois Baudez, Erik Velásquez, Nikolai Grube, Simon Martin y David Stuart.

En la presentación participaron el autor y Baudez y Velásquez, así como la maestra de epigrafistas Maricela Ayala.

Ciudad de signos

Nalda recuerda en el libro que la historia ocupacional de Dzibanché comenzó en el preclásico medio y terminó en el posclásico tardío, ''un largo periodo en el que se produjeron múltiples cambios que afectaron su vida política y social".

La historia de esta ciudad maya es compleja y enigmática y la zona que ocupa es muy extensa, pues consta de varios conjuntos arquitectónicos, como Tutil y Kinichná.

Localizada en 1927 por el inglés Thomas Gann, quien bautizó el sitio como Dzibanché, que significa ''escritura en madera", por el hallazgo que él mismo hizo de un dintel de madera con jeroglíficos. A partir de ahí el sitio se ha convertido en pieza clave para descifrar algunas de las muchas interrogantes de la civilización maya.

Destaca Nalda: ''Dzibanché es una urbe poblada de signos cuyos códigos apenas empiezan a descifrarse, una ciudad dedicada a relatar y guardar la memoria de linajes de origen celeste y acontecimientos fundacionales.

''Como sucedió con otras ciudades de la misma región maya, la historia y la fuerza de sus gobernantes se agotaron, y por más de un milenio mantuvieron escondidos los significados de sus mensajes escritos en los elementos de su arquitectura."

 
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