Este fin de semana será batuta huésped de la Filarmónica de la Ciudad de México
Teresa Rodríguez: ''la música no es una cuestión de género''
Dirigir en el país es difícil por igual para hombres que para mujeres: simplemente no hay orquestas, señala
No se vale que prevalezca una organización decimonónica, subraya
Ampliar la imagen La directora Teresa Rodr�ez durante el ensayo, ayer, con la OFCM FOTO Carlos Cisneros
Ser director de orquesta en México es una actividad difícil no sólo para la mujer, sino ''en general para todos", asegura Teresa Rodríguez, quien este fin de semana ocupará el podio de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM) como batuta huésped.
Hasta donde se tiene noticia, se trata de la primera mexicana en dirigir al conjunto capitalino.
Su actuación se inscribe en el segundo programa de la Temporada de primavera de la filarmónica, diseñado ex profeso para público infantil, con motivo del Día del Niño, en el que se ofrecerá el espectáculo Opera entre hilos y cuerdas.
Es un divertimento para soprano, tenor, barítono, narrador, marionetas y orquesta conformado por fragmentos de óperas de compositores como Mozart, Rossini, Verdi, Donizetti, Offenbach, Delibes y Bizet, diseñado y dirigido escénicamente por César Piña.
Rasgos machistas y anacronismo
Teresa Rodríguez aceptó conversar con La Jornada durante los 20 minutos de receso del primer ensayo que tuvo ayer con la orquesta capitalina.
-¿Qué tan complicado es para una mujer ser directora de orquesta en México?
-En verdad no lo sé. El destino me ha llevado a serlo de manera natural. Aunque creo que ser director de orquesta en el México de hoy resulta difícil para todos, sin importar si se es hombre o mujer. Hay pocas orquestas para el número de directores que existen; entonces las dificultades son iguales para todos.
''Por otra parte, creo que el mundo se está acostumbrado a que las mujeres entremos a formar parte de todo tipo de trabajo. Lo que veo difícil, más como ciudadana que como directora, es que si no promovemos la creación de más orquestas, la situación de los músicos y la música mexicanos será cada vez más embarazosa."
Con estudios en el Conservatorio Nacional, en la Escuela Superior de Música de París y de especialización en conducción de cantantes en Nueva York, Rodríguez considera que la ausencia de mujeres en la titularidad de las orquestas nacionales se debe a ciertos rasgos machistas, pero sobre todo a lineamientos que son anacrónicos.
''Más bien -considera- es una costumbre en el ámbito de la música clásica que los músicos sean sólo varones" y recuerda la polémica suscitada hace algunos años en la Filarmónica de Berlín cuando Herbert von Karajan quiso incluir a una mujer.
''No sé por qué razón se haya creado esa costumbre", señala, ''acaso, como dicen por allí algunos políticos mexicanos, porque se cree que el lugar de la mujer está en la casa. Por supuesto que no creo en eso."
Crisis hasta en el arte
De acuerdo con Teresa Rodríguez, quien tiene 25 años de experiencia y actualmente está al frente de un taller en Sivam, poco a poco esa cerrazón ha comenzado a relajarse en México:
''Estamos ya en 2005, no se vale que en las orquestas prevalezca una organización decimonónica; el director debe ser quien sepa dirigir, así como los atriles principales deben ocuparlos los mejores músicos."
-¿Comparte la idea de que las sinfónicas están en crisis?
-No sólo son las orquestas, el mundo está en crisis. Basta voltear un poco para ver cómo estamos. Es una época muy violenta, de información agresiva. Creo que hay crisis en todos sentidos, y el arte no es la excepción.
-¿Puede hablarse de sensibilidades masculina y femenina en la música?
-No. Quizá tengo mi estilo, mi manera de trabajar, y la orquesta sonará como a mí me gusta. No creo de ninguna manera que exista la música masculina ni la femenina. No es cuestión de género.
-¿Qué opina de la figura omnipotente, inclusive dictatorial, con la que se identificaba hasta hace no mucho al director?
-Hay toda una escuela de temor y miedo en la música, inclusive en la enseñanza.
''No me gusta que me traten con el látigo, ni los tiranos; no me gustan que me lastimen para que me crezca al castigo. Por eso trato de no ser así.''